A esta altura de las cosas, la disponibilidad de carne vacuna para el mercado interno debería dejar de ser una chicana de las tantas que utilizan macristas y kirchneristas para denostarse entre ellos y menoscabarnos al resto. A estar altura, debería ser motivo de fuerte preocupación la caída de la oferta y demanda de ese alimento por parte de los propios argentinos. Un informe mostró que se redujo más del 20% desde fines de 2017.
Es decir, entre las gestiones de Mauricio y Alberto se perdió una quinta parte del volumen de carne que iba destinado al mercado interno. Por suerte en ese mismo lapso se recuperaron con mucha fuerza las exportaciones, porque si no estaríamos hablando de una catástrofe en materia de precios ganaderos.
Último trimestre de 2017. El macrismo había ganado las elecciones de medio término y agrandaba porque la economía todavía no había ingresado en el espiral de crisis que arrancaría un año después. En ese momento, según destacó el último informe de CICCRA (Cámara de la Industria de la Carne), “se volcaron al mercado interno 222.000 toneladas de res con hueso en el promedio mensual”. Fue el último pico en el consumo.
Primer trimestre de 2021. Alberto cumplió su primer año de mandato y el kirchnersmo más duro se apodera de los principales resortes del poder, pensando en la elección de medio término de octubre. Esta vez la provisión de carne al mercado interno muestra un promedio de solo 175.800 toneladas res con hueso. El alimento viene de subir más del 80% en los últimos doce meses.
Son casi 50 mil toneladas de carne menos por mes para repartirnos entre nosotros, los consumidores locales. Quizás sea esta la mejor explicación para la suba de los precios.
“En los últimos tres años la producción de carne vacuna vendida en el mercado interno se contrajo 21% y llegó a establecer el volumen más bajo de los últimos dieciocho años”, definió CICCRA, la cámara que preside Miguel Schiariti.
En efecto, hay que remontarse hasta 2003 para encontrar una oferta mensual tan pequeña de carne para el mercado doméstico. En ese momento, “la economía argentina comenzaba a recuperarse de la crisis de 2001-2002”. Ahora ni siquiera sabemos si empezó el rebote o todavía no hemos visto la luz al final del túnel de la crisis.
Esta comparación es medio antojadiza, pues contrasta el mejor momento de Macri con el peor momento de Alberto, siempre hablando de la disponibilidad de este alimento. Entre punta y punta se registra esa caída en la oferta de carne de más del 20%. Pero en realidad, la contracción del consumo interno de carne en los últimos cuatro años está más cerca de ser del 10/15%. Cayó de unos 56 kilos anuales por habitante a menos de 50 kilos en la actualidad.
Aquí podríamos sumar al gobierno de Cristina en la comparación histórica. Desde los picos de consumo de este milenio (que se registraron en el periodo de precios planchados por Guillermo Moreno, entre 2008y 2010), la caída en el consumo interno de carne ha sido vergonzante, de más del 25%.
Solo en el último año se registró una décima parte de esa caída. Dice el informe de CICCRA: “En marzo de 2021, tomando el promedio móvil de los últimos doce meses, el consumo (aparente) de carne vacuna por habitante se ubicó en 49,3 kg/año. En relación al promedio alcanzado en marzo de 2020, se registró una disminución de 2,5%”.
Como la producción se han mantenido estable el último año y ha crecido bastante desde 2017, la carne que dejó de consumir el mercado doméstico tiene que haber ido a parar a otro lugar. Bueno, aquí aparece el fuerte incremento de las exportaciones de carne, que han sido una suerte de tabla de salvación para la ganadería, pues de lo contrario se hubieran desplomado los precios por un exceso de oferta y falta de demanda.
Luego del récord de casi 900.000 toneladas exportadas en 2020, este primer trimestre se han vendido ya 196 mil toneladas de cortes vacunos al exterior, la cifra parcial más alta en la estadística más reciente. Es esta demanda nueva (sobre todo desde China) la que permitió que los precios de ganadería y de la carne al consumidor se mantuvieran en alza en los últimos meses.
¿Y por qué cae el consumo interno dejando cada vez más carne disponible para la exportación? ¿Lo hace porque hay menos disponibilidad de bifes para los argentinos? ¿O porque cayó la demanda tras la fuerte suba de los precios? La biblioteca siempre se divide en este punto: algunos analistas dicen que el mercado interno siempre absorbe “toda la carne que se le tira” y que por eso lo que hay es una crisis de oferta. Otros argumentan que esta vez, en el marco de la crisis económica que nació con Mauricio y continúa con Alberto, es la demanda la que va retrocediendo.
En el informe de CICCRA se ensayan explicaciones para todos los gustos para tratar de entender por qué el mercado doméstico está recibiendo el menor volumen de carne desde 2003.
“La continua retracción del poder adquisitivo de las familias y el mayor nivel de desocupación, explican la contracción de la demanda de carne vacuna registrada en los últimos tres años, sumadas a los cambios de hábito de consumo”, define para empezar.
Pero también encuentra razones por el lado de la oferta, especialmente desde el cambio de la política monetaria/cambiaria a partir de las PASO de 2019, cuando Alberto derrotó a Macri. Desde este punto de vista, desde entonces el mercado se inundó de pesos y esto “llevó a los productores ganaderos a refugiarse nuevamente en la cría y engorde de la hacienda vacuna, lo que se tradujo en una menor oferta de corto plazo”.
“A partir de mayo de 2020, con el relajamiento de la ‘cuarentena’, quedó en evidencia el exceso de oferta de pesos en la economía nacional. En ausencia de acceso a financiamiento voluntario, el gobierno nacional contó con la emisión monetaria como herramienta casi exclusiva para asistir a los grupos más afectados por la pandemia/’cuarentena’. Esto llevó a los productores ganaderos a comprar hacienda como forma de proteger el capital de trabajo, provocando que el precio de la invernada subiera a un ritmo elevado a partir de mayo. Combinado esto con el mayor costo del maíz en la segunda parte de 2020, llevó a los productores a realizar recrías largas de la hacienda para consumo sobre pasturas o a campo natural, lo cual extendió el plazo de ‘terminación’ del animal. Nuevamente, ello se tradujo en una menor disponibilidad de hacienda para enviar a faena”, prolongó CICCRA la explicación.
Como sea, aquí estamos con Alberto. Tenemos en el mercado interno un 20% menos de carne que la que llegamos a tener con Mauricio. Y planes para hacer crecer la producción no aparecieron jamás, ni con Cristina, ni con Mauricio, ni con Alberto.