Hay cientos y hasta miles de productores agropecuarios al borde de un ataque de nervios frente a las crisis declaradas por algunas grandes empresas del agro, en especial tras los casos de Vicentín y BLD. Muchos chacareros son acreedores directos o involuntarios de ambas compañías, ya que les entregaron sus granos ‘a fijar’. En el caso más reciente, el de la aceitera Vicentín, hay más de 1.000 millones de dólares de deudas que no se sabe todavía como se van a enfrentar. Eso es mucho dinero en un país que exporta productos agrícolas por 40 mil millones de dólares.
“Creo que la atomización que tienen los productores es gran responsable de los hechos que se dan hoy en día y que castigan a montones de productores. Hay una gran fragmentación, de acuerdo a los intereses de cada uno. En el último tractorazo de Pergamino, por ejemplo, Federación Agraria no participó y las demás entidades si. Eso me parece grave. Hay una atomización de intereses que provoca una atomización de ideas”, advirtió a Bichos de Campo José María Panero, un veterano operador del mercado de granos.
Panero, que lleva 35 años como corredor de granos en Bahía Blanca y su zona de influencia, y que participó de bolsas, cámaras y centros de corredores, usualmente ha mostrado un espíritu crítico respecto del funcionamiento del mercado de granos, basado en el libre mercado. “A finales de 2006 intenté presentar un proyecto de cambio de la comercialización granaria, con la idea de que todos los actores se sentaran y discutieran. Pero siempre las urgencias dejaban atrás lo importante”, se lamentó.
–¿Y por qué habría que revisar cómo funciona el mercado de granos?
Panero contestó que “toda esta caída de los corre-acopios y de Vicentín ha sido con mercadería a fijar, la cual fue a los acopios o a las cooperativas, o a Vicentín directamente. Es decir, a todo un sistema que terminó financiando a Vicentín” y al resto de los compradores. Esto es así porque el productor cede su mercadería, que es la moneda fuerte del negocio agrícola. Y muchas veces esa mercadería cambia de manos (y moviliza recursos financieros millonarios) sin que él esté enterado ni siquiera.
Frente a crisis como las actuales, el mercado suele repetir que “si el productor decidió vender a fijar, se tiene que bancar la situación”. También se escucha que “si Vicentín o cualquier correacopio no paga, que el productor vaya a la Justicia”.
“¿Justo a la Justicia los mandan, donde nadie quiere ir a reclamar? Deberíamos ser conscientes de que entregar a fijar no puede ser en las condiciones que pone el comprador”, enfatizó el experto.
Escuchá el reportaje completo a José María Panero:
El experto comercial insistió que “hoy se entrega a fijar con un contrato que hace el comprador y eso no puede ser posible. El tomador de crédito te pone las condiciones a fijar. Y si no tiene dinero te dice ‘andá a reclamar a la Justicia’. Los productores son los que tienen que sentarse para evaluar cómo financiar a quien quieran financiar, pero poniendo ellos las condiciones y no siendo tomadores de condiciones cuando son los que bancan el crédito. Si no, andá a decirle a un banco que te preste dinero y que vos les pongas las condiciones al banco. Es un chiste”.
Por eso, según opina José María, “de ninguna manera puede funcionar el comercio de granos en mano de actores que no sean los productores. Es decir, los productores no participan pero son tomadores de todo: de ideas, de conceptos de negocios, y lo peor es que ponen su mercadería para financiar la fiesta”.
Para Panero, “el (producto) físico es la gran defensa que tiene el productor de su capital. De ninguna manera puede entregarlo con un contrato que no le garantiza nada”.
“Una de las cosas que tenía de bueno la Junta Nacional de Granos es que no podía salir mercadería del país a fijar, sin precio. Es decir, no se podía cargar mercadería a un barco sin precio formado. Esta tenía que estar vendida y pagada al productor. Hoy el productor financia exportaciones sin precio, y así, queda una deuda entre el que exportó con el productor y la mercadería puede no estar más en el país”.
–¿Quién instaló este modo de operar en Argentina?– preguntó Bichos de Campo.
-Muchos dicen que esta es la manera de libre mercado que todos queríamos. En Argentina somos drásticos: o somos totalmente interventores y reguladores del mercado, o no hacemos nada. Nunca hay posición intermedia como sí hay en Estados Unidos. Allá, quienes estafan por vender la mercadería al productor son denominados Bernie Madoff y se llevan 150 años de cárcel, por vender cosas que no son de ellos”.
Vicentín es solo una empresa más de una larga lista de firmas endeudadas y con malos negocios. Según Panero, “finalmente el mercado absorbe el problema. Molinos Cañuelas, por ejemplo, sigue comprando y pagando mercadería, pero continúa con una deuda grande de 1.400 millones de dólares, y los activos que tiene no le alcanzan para saldar toda su deuda. Pero sigue funcionando a la espera de que alguien se haga cargo del problema”.
“Una cosa es que las empresas se absorban, otra es que quiebren, y otra es que dejen de pagar. Y así la Justicia recurre a las cámaras arbitrales para fallar en primera instancia, porque no tiene dominio o jurisprudencia para manejar estos temas. En el caso de Vicentín, la Cámara Arbitral de Rosario, espera y le da tiempo a Vicentín para que presente alguna propuesta”, declaró Panero.
“Si llega una propuesta de salvataje de Vicentín, bienvenida sea. Las cooperativas y acopios no pueden saldar esta deuda gigante porque le entregaron la mercadería a Vicentín. Muchos de los contratos de acopio son de mercadería en consignación, que operan prácticamente como si fuesen un corredor, y los corredores tampoco se pueden hacer cargo porque son mandatarios de un negocio”, explicó Panero.
E insistió: “Por eso es una barbaridad que salgan los granos del país sin estar pagos. Si esto se evitara, no ocurriría lo que ocurrió. Tiene que haber controles para ver qué se hace con la mercadería de los productores”.
Los silobolsas morigeraron algo la dependencia de los productores con el sistema comercial, pero tampoco permiten almacenar la mercadería física por un largo tiempo. Por eso, según Panero, una opción sería que se rearme “el sistema de acopios con desvíos ferroviarios como una muy buena idea, porque era un funcionamiento práctico”.
“Hoy se carga la cosecha desesperadamente, se abarrotan los puertos y las descargas, cuando debería haber una pausa en medio de una producción esperada en más de 100 millones de toneladas. No se puede moler todo de golpe. Se pueden utilizar los mercados de futuros como cobertura. Hay muchos esquemas para armar, sin necesidad de tener que sacarse toda la mercadería de encima como si fuese un problema, cuando luego sí se vuelve un problema por no tener las garantías necesarias”, razonó el corredor.
Mas claro echale agua.