De seguro que esta sea la aparición pública menos esperada para Don Celestino. Conocida por su dulce de leche “premium” de vacas suecas, pero además por la rica historia del matrimonio que la impulsó a partir de una investigación propia, esta firma cordobesa hoy no cobra notoriedad por algo intrínsecamente productivo, sino por una estafa de la que fueron víctimas.
Así lo relató Mónica Piccardi, que junto a Gerardo Villosio, su marido, sostiene esa pequeña empresa de Las Varillas donde la ciencia es rectora y la única gran preocupación hasta el momento era cómo mejorar su producto. Hasta el momento, claro, porque recientemente fueron víctimas de lo que calificó como un “fuerte golpe económico y emocional”.
Según relató la dueña de la firma en un video publicado en redes sociales, la estafa se originó desde un local comercial llamado “La Tranquera”, a quien solían abastecer con su dulce de leche y que, de un día para el otro, dejó de pagarles y cerró sin dejar rastros.
Pero, al contactarse con el dueño anterior de ese negocio -cuya conversación telefónica grabaron y compartieron también- descubrieron que, en realidad, la maniobra había sido mucho más grande, que ascendía a cifras multimillonarias y habría dejado a decenas de damnificados. Ellos son sólo uno de los tantos proveedores a quienes adeudan esos “nuevos dueños” del negocio, que ni siquiera habían pagado el fondo de comercio al dueño original y desaparecieron sin dejar rastros.
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“Vendí el fondo de comercio a una gente que estafó a todo el mundo, dejó el local vacío y se fue”, relata el dueño original en la conversación que mantuvo junto a Mónica, explicando que en su caso él perdió “un local entero”, que no fue pagado y ahora ya no cuenta ni con mercadería ni mobiliario.
“Es incobrable, ninguno vive en las direcciones que pasaron, ninguno se llama como dijeron. Eran testaferros con nombres falsos y entonces no se le puede reclamar a nadie. Se perdió todo, nos embocaron a todos”, agrega, visiblemente conmocionado por la situación.
Fue así como los dueños de Don Celestino se percataron de que su caso es uno de tantos, porque, así como su dulce de leche, hay proveedores de otros alimentos y herramientas de trabajo que reportan deudas individuales por hasta 40.000 dólares. Se habrían expedido unos 80 cheques en total en las últimas seis semanas.
Hasta el momento, no han podido rastrear ni sus cuentas bancarias, ni redes sociales ni sus teléfonos. “Cerraron todo, como en una película. Quedé admirado con el trabajo que hicieron en sólo un mes y medio”, alcanza a decir el anterior dueño del comercio en la llamada que compartieron.

Según explicó Mónica en el descargo que hizo público días atrás, ellos cuentan con información personal del supuesto autor del hecho, que hasta ahora no pudieron contrastar para saber si a ciencia cierta pueden iniciar acciones legales. “Aparentemente todo es falso”, comentó, aunque ofreció entregársela a otros proveedores o comerciantes damnificados si lo solicitan.
En el fondo, explicó la ingeniera agrónoma, el sentido último de dar a conocer su caso, más que compartir el enojo o revictimizarse, fue invitar a la reflexión y alertar a otros emprendedores. “Confiamos, como siempre lo hacemos, desde la buena fe”, expresó, y aseguró que, a pesar de todo, Don Celestino continuará operando con normalidad.
“Vamos a seguir de pie con nuestros valores, esfuerzo y con nuestra pasión, convencidos de que la honestidad es el único camino que vale la pena”, concluyó.




