Para muchas personas que les gusta viajar por el país y tienen la fortuna de poder hacerlo, un destino obligado es la Quebrada del Toro, en la provincia de Salta. El tren de las Nubes es sólo uno de los atractivos turísticos dentro de una geografía de impactantes colores, acompañada por el río homónimo, que baja hasta el sudeste, atravesando diversas formaciones geológicas, antigales y otros sitios arqueológicos, para llevar sus aguas hasta el Valle de Lerma.
Hay a quienes les gusta conocer de otra manera los territorios, conversar con los pobladores, contemplar una casa rodeada de un manto verde, tres o cuatro árboles, una majada paladeando lo que ofrece el cerro, preguntarse “¿cómo será vivir allí?”.
Hay a quienes les gusta mirar más allá de lo que ofrece el paisaje, o más acá, si utilizamos las palabras de Alicia Gerónimo que, al presentarse, nos dice: “Soy productora de acá, de La Quebrada del Toro”. A esas personas les gustará conocer a Alicia y, a través de ella, acercarse a un paisaje vivo, diverso, culturalmente arraigado al contacto con la tierra, pero también, lleno de problemas, de abandonos, de búsqueda de soluciones, intentando concretar los proyectos.
“Yo soy una productora caprina, mayormente, es lo que hago. Hago un poco de siembra a muy baja escala, pero no es mi fuerte, es un paliativo en la temporada de siembra. Mi fuerte es la producción caprina y me dedico a hacer queso de cabra. Somos la cuarta generación con esta actividad”, continúa presentándose Gerónimo. “Donde vivo se llama El Gólgota, y tiene una comunidad originaria con el mismo nombre”.
Es El Gólgota un punto de inflexión para la geografía y el ambiente de la quebrada, donde se ensancha el horizonte, y la merma de la vegetación deja entrever los suelos amarillos y arenosos de la Formación Yacoraite. “Tenemos un paisaje muy variado que empieza con un alisal, a la salida de Quijano y, a medida que va subiendo, esa vegetación va disminuyendo y se deja ver la piel de las montañas y sus colores que va cambiando constantemente. Todo se va matizando con sus distintos paisajes de potrero y de cerros pintados, cerros áridos, zonas de muchos cardones”, ilustra Alicia.
En la quebrada se hacen tres grandes festivales. Uno es el Festival de la Haba, en Santa Rosa de Tastil, en el mes de marzo. Otro, es el Festival del Choclo Capia, que se hace en Gobernador Solá, y también sucede en el mes de marzo. Por último, se realiza el Festival de la Papa, que tiene lugar en el mes de julio, y la sede es la comunidad de Alfarcito.
-¿Qué tipo de cabras tiene?
-Tengo cabra Saanen, hace muchos años que ya tengo animales de esa raza. Es la que a mí más me gustó. Pasé por otras razas, probé Anglo Nubian, mezclé con Boer hace poco, pero me quedo con la Saanen ya que es una raza muy dócil, muy productiva, muy resistente, muy adaptada a esta zona. Cuento con un rodeo de 55 madres que, a esta altura de fines de septiembre, están terminando de dar cría. Yo trato de que den cría cuando tengo pasturas verdes, cuando puedo tener alimentación para las cabras. Aquí, el invierno es muy crudo, no llueve o llueve muy poco y no hay pastura en los cerros. Completamos con alfares verdes en verano y alfalfa seca en invierno, como forraje.
-¿Cómo son los productores de la zona? ¿Todos se dedican a la cría caprina?
-Entre los productores del Toro hay diversidad. Tenés artesanos de madera, de arcilla, de cuero, de tejido de lana. Hay algunos que nos dedicamos a los caprinos, otros a las ovejas, algunos a los vacunos, pero no hay en gran escala porque la tierra que tiene cada uno no es grande. Entonces tienen pequeños rodeos, cada uno maneja un rodeo y, por lo general, siempre la acompaña con la producción de siembra de maíz, papa, haba, arveja y después todo tipo de verdura de huerta. También tenemos muchos frutales de uva, manzana, durazno, peras y nogales.
Cabe aclarar que son productos muy ricos, muy sanos, muy naturales y, por lo general, se fertiliza la tierra con abono de las cabras, sin agregado químico. Se trata de mantener esa costumbre. Es una zona diversa que tiene partes altas y bajas y se va organizando según eso. Siempre trabaja duro la mujer del campo y el hombre de esta quebrada, algunos se dedican al hilado a trabajar la lana de llama o de oveja, a los tejidos, al hilado, a hacer tapices, por lo general cada hogar siempre combina la producción ganadera con un poco de siembra, un poco de artesanía, va mezclando y va viendo cómo subsistir.
-¿Cuáles son los mayores problemas por los que atraviesan aquí?
-En la zona tenemos problemas, sobre todo, con el abasteciendo de agua para producir y de agua potable. Creo que para mí es lo básico. En el verano se corta el riego, entonces es medio complicado, pero la gente siempre se da maña. A esto hay que sumar el tema sanitario, necesitamos tener más y mejor acceso a la salud. También es necesario contar con mayor energía eléctrica, cierto es que en la zona se pudo poner paneles solares, pero a veces no es suficiente la capacidad de energía como para satisfacer las necesidades de las familias del campo, no es suficiente para ayudar a producir, a apoyar la infraestructura de lo que cada uno desarrolla. Si uno tuviera agua, energía, luz, mejoraría mucho el desarrollo de la zona.
-El verano pasado sufrieron el deslizamiento de tierras que profundizó más el problema del agua, ¿Qué pasó entonces y cómo están ahora?
-Sí, en el verano pasado hubo una problemática muy grande con el agua. La última lluvia trajo barro y se dañó la red de agua y los canales. Lamentablemente las autoridades no respondieron como la gente se merecía, acá la gente no necesita un bolsón, en ese momento se necesitaban máquinas para sacar el lodo de las casas, se necesitaba que se encauce del río, y aún se necesita. Muchas familias se quedaron sin agua y sus animales estuvieron un tiempo largo sin pasturas porque se llenaron de lama los rastrojos. Yo hablé con la gente y se sintió el abandono de las autoridades a nivel nacional, provincial y local y se sigue sintiendo.
“No somos la cantidad de masa de una población grande, pero existe un pueblo donde hay mujeres que trabajan, hay hombres que labran la tierra, mujeres que en una mano cargan sus hijos y con la otra van hilando. Somos de una cultura muy trabajadora, muchos artesanos, productores caprinos y bovinos. Si no hay un hombre en casa las mujeres agarran la pala y salen”, nos dice la productora.
Y añade: “Acá no se mide el trabajo por género, acá las mujeres hacen de todo, acá salís casa por casa y hay varias mujeres solas poniendo el pecho, madres solteras que hacen el trabajo duro del campo y del hogar y crían a sus hijos. Entonces acá no se pide limosna, no se pide plan, acá se necesitan herramientas de trabajo para mejorar y para progresar, porque cada uno quiere progresar, tener una mejor vida, nada más”.
-¿Cómo te gustaría que sea esta zona de aquí a un tiempo?
-Sueño una quebrada con agua potable. Sueño una quebrada que tenga tendido eléctrico, una quebrada donde se respete la naturaleza, una quebrada que no siga invadida por la suciedad a partir de la ruta 51, ya sea por las mineras, llámele peregrinos, o lo que sea, pero cada día se ven más residuos que no se desintegran, botellas, plástico, basura que se puede encontrar a lo largo y ancho de la quebrada. Ojalá se siga preservando el medio ambiente de esta zona, se siga viendo bonito y lindo.
Medita y continúa la entrevistada: “Sueño con que la juventud se quede, que la juventud aprenda y siga las costumbres de trabajo, de la siembra, del ganado, de las artesanías que cada uno hace, y que esos valores, esos conocimientos, que se transmiten de generación en generación, se mantengan y que la vez permitan subsistir las familias, que sean redituables los trabajos de esta zona”.
“Sueño con una quebrada que se explote, pero cuidándola, cuidando el ambiente, que se respete la naturaleza, se cuide. La gente que se queda acá es la que ama su trabajo, se siente cómoda y aprendió a amar esta tierra donde está. Por eso se queda, porque en esta tierra, más allá de que es una tierra dura, una tierra agreste, que tiene un invierno crudo, muy pesado y los veranos también. La gente que se queda es porque le gusta esta zona, disfruta de esta paz, de esta tranquilidad, de la naturaleza y disfruta comer sano, comer de lo que trabaja, producir para alimentarse”.