La bonanza del sector ganadero arranca en el consumo interno, que está absorbiendo volúmenes más altos y aún así convalida precios que superan por mucho a la inflación promedio.
De acuerdo con las estadísticas de la Secretaría de Agricultura, el consumo total de carnes alcanzó los 114 kilos. En un reciente comunicado, los funcionarios detallaron cómo se dio ese incremento: “carne vacuna 50,24 kg por habitante (+5,6%); carne porcina 17,92 kg por habitante (+7,7%), y carne aviar 45,90 kg por habitante (+2,4%)”.
Esto tiene que ver, en parte, con la mejora del poder de compra del salario, pero sobre todo con las preferencias de los argentinos, que cuando tienen un peso más en el bolsillo lo cambian primero por carne y luego por otros alimentos o bienes.
La vaca no tiene techo: En un mes su cotización aumentó hasta 59% y se esperan más incrementos
Según el INDEC, el salario se incrementó 52% en el último año, tomando como promedio a los trabajadores del sector público y privado.
Otro indicador que se está usando para medir el poder de compra de la población es el RIPTE, es decir, la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables que publica el Ministerio de Capital Humano, y cuya última medición, que corresponde a mayo, tuvo un incremento interanual de 60%.
Este mayor poder de compra del salario se tradujo en más demanda de lo que los argentinos consideran el alimento por excelencia: las carnes y, en particular, de la vacuna.
Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), la carne de vaca y la de cerdo aumentaron 58% en el último año, mientras que la de pollo lo hizo en un 52%. Aún así, esta última viene recuperando posiciones ya que en julio su valor se incrementó 4%.
Estos incrementos fueron trasladados al valor de la hacienda. El precio promedio de los novillos y novillitos registraron en julio una suba interanual del 50%, mientras que las cotizaciones de las vaquillonas se incrementaron en 56%, y las de vacas, que tienen como destino la exportación a China, en 54%.