Pocos saben que al momento de cagar cargar nafta en una estación de servicio están contribuyendo con una alícuota del 5% sobre el valor del combustible que se destina al Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica. En el caso del gas natural comprimido (GNC), el aporte es del 9%.
Creado en 2001 por el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo, lo recaudado por el instrumento fiduciario se destinó a la financiación de obras de infraestructura diseñadas para mitigar los desastres generados por la gran inundación registrada ese año en vastas regiones productivas de la provincia de Buenos Aires.
Lo que comenzó como una iniciativa para mitigar los excesos hídricos en una de las regiones agrícolas más productivas del país terminó en gran medida desvirtuándose durante el kirchnerismo, ya que, por ejemplo, buena parte de los fondos se derivaron a la construcción de represas en la provincia de Santa Cruz.
A partir de 2017 el gobierno macrista impulsó, con aportes de ese instrumento fiduciario, avances en el Plan Maestro de la Cuenca del Salado y el reacondicionamiento del Canal San Antonio-Arroyo de las Tortugas en el límite entre Córdoba y Santa Fe. Esas obras, con algunos altibajos, fueron continuadas durante la gestión de Alberto Fernández.
Pero durante la gestión de Javier Milei la “canilla” del fideicomiso fue prácticamente cerrada, lo que paralizó gran parte de las obras hídricas realizadas en la zona pampeana. Sin embargo, el flujo de ingresos del fondo jamás se detuvo.
Un documento oficial señala que el Fondo de Infraestructura Hídrica registró en el primer trimestre de 2025 ingresos por 41.201 millones de pesos, la mayor parte de los cuales se explican por los aportes forzosos realizados por propietarios de vehículos particulares y transportistas.
En términos reales, considerando el ajuste por inflación, se trata de un incremento del 304%, lo que se explica tanto por la recuperación del consumo de nafta como por la liberalización del precio del combustible instrumentado por el gobierno de Milei.
Sin embargo, el uso de los recursos del fideicomiso fue insignificante, razón por la cual el resultado del instrumento generó una “ganancia” de 37.948 millones de pesos al cierre del primer trimestre del año.
Vale recordar que esos fondos, por la característica del instrumento en cuestión, no están auditados, lo que implica que el gobierno puede hacer con esos recursos lo que mejor le parezca sin experimentar inconvenientes.
La mala noticia es que mientras que el gobierno se “encanuta” –sin ofrecer explicaciones al respecto– los fondos destinados a financiar obras de infraestructura hídrica, gran parte de la región pampeana experimenta excesos hídricos y la perspectiva climática indica que las lluvias abundantes seguirán presentes.