En los últimos años, el veterano empresario Tito Lowenstein, el inventor de las hamburguesas Paty, el fundador del complejo Las Leñas y quien domina históricamente el negocio de la carne equina desde Argentina, está empeñado en que algo se mueva en sentido positivo en el negocio ganadero local, que está estancado desde hace décadas. Es como si quisiera dejar algo más de todo lo que ya hizo ahora que tiene 86 años. Es evidente que el estado actual de cosas lo incomodan. Es una sensación habitual entre los empresarios argentinos, que no terminan de disfrutar de su éxito individual en un visible marco de fracaso colectivo.
En 2022, Tito se esforzó en que la alicaída Mesa de las Carnes coordinada por Dardo Chiesa, el ex presidente de CRA, renaciera de las cenizas luego de que el gobierno de Alberto y Cristina volviera a poner cupos y permisos sobre las exportaciones de carne vacuna. Desde UNICA, la cámara frigorífica que integra, financió la redacción de un plan llamado “Lineamientos estratégicos para la cadena de la carne bovina 2022-2032”. Luego acompañó a la Mesa al Congreso Nacional para presentarlo, ilusionado vanamente con que alguien pudiera discutirlo con seriedad. Un año más tarde presentó un documento sobre la importancia del asado en la economía local. Respira ganas de que las cosas cambien.
Lowenstein volvió a vestirse de nuevo con el traje de la ilusión este martes, en una nueva reunión de la Mesa de las Carnes, que tuvo a Miguel Jairala por los frigoríficos exportadores (Consorcio Abc), a Sebastián Bendayán por los frigoríficos de consumo (FIFRA), a Carlos Sinesi por los productores de pollos (CEPA), a Daniel Fenoglio y Francisco Do Pico por los productores de cerdos y chacinados, y al propio Tito en representación de la cadena equina. Chiesa coordinaba una Mesa que una vez más lucía renga por la falta de apoyo de las entidades de la Mesa de Enlace.
Tito, en este marco, volvió a mostrar el motivo de su íntima angustia: En un momento deslizó que en pocos años más la Argentina no tendrá carne suficiente para atender a sus clientes (léase los argentinos más los mercados del exterior) si no define seriamente un rumbo en materia de política productiva. Y para eso, debe haber un proyecto rector pero especialmente convicción.
¡Vaya predicción! ¿La Argentina sin carne suficiente? Parece increíble, pero no sería la primera vez. Y no suena descabellado si pensamos que ya muchas veces se impusieron restricciones a la exportación, que el stock bovino está estancado y en retroceso desde hace cuatro décadas, que el pollo y el cerdo ocuparon parte del consumo de carne vacuna que resignaron los argentinos, pero que no podrán seguir creciendo si no logran hace pie más firme en el mercado internacional, y muchos otros etcéteras.
Definitivamente la angustia de Tito tiene cierta justificación. Y nace en el punto en que la Argentina no parece estar haciendo nada diferente para evitar tropezarse con las mismas piedras, a pesar del drástico cambio de rumbo que parece haber tomado su economía a partir de la asunción al gobierno del libertario Javier Milei. Este gobierno, vale decirlo, levantó de inmediato las restricciones a las exportaciones de carne vacuna que habían regresado en 2021. Y bajó unos puntos las retenciones a las exportaciones de ese producto, especialmente para los envíos de vaca para China. Pero lejos están esas decisiones e haber provocado un quiebre del estancamiento histórico. Por el contrario, hoy el negocio sigue atado con hilos.
Es lo que describieron los sectores reunidos por la Mesa de las Carnes, todos ellos muy cuidadosas de usar palabras altisonantes para definir el actual escenario. Por ejemplo, nadie habló de la necesidad de una corrección cambiaria, pese a que el deterioro por el atraso cambiario afecta a todos por igual, ya que les resta competitividad en el mercado internacional.
Jairala, por los frigoríficos exportadores, fue quien expuso con más crudeza esta situación, al referir que el sector está jaqueado por altísimos costos en dólares (especialmente por el histórico valor de la hacienda) y precios internacionales de la carne que también son elevados, pero no alcanzan a compensar los costos una vez que se transforman a pesos a este tipo de cambio. Habló de grupos frigoríficos que están perdiendo plata y de algunos otros que ya sufren pérdidas por debajo de la línea de flotación.
La sensación, en el negocio vacuno de exportación, es que se acabó la nafta (porque comienza a escasear la oferta de hacienda) luego del récord de 930 mil toneladas exportadas en 2024, mientras que el mercado interno sigue planchado en niveles históricamente mínimos “por la baja capacidad de consumo de la gente”, según estableció Bendayán.
En pollos y cerdos, las carnes sustitutas que hasta aquí han disimulado esa caída del consumo de vacuno, los problemas son parecidos en cierto aspecto: en su hija de ruta, ambos sectores tienen claro que necesitan producir más para consolidar su posición en el mercado local pero sobre todo poner un pie firme en el mercado internacional, que en ambos casos es marginal. Pero para crecer necesitan invertir, y para invertir necesitan condiciones políticas, crediticias y sobre todo impositivas, para que las distorsiones en el IVA (donde no se pueden recuperar saldos técnicos) terminen perjudicando a quienes ponen dinero para producir.
En el caso de la carne porcina, además hay una avalancha de importaciones desde Brasil que ya causa escozor entre los productores locales. Fenoglio dijo que en estor primeros meses de 2025 el ritmo de ingreso de carne brasileña es semejante al de los años 90 y otra vez el fantasma del atraso cambiario se puso a sobrevolar por la reunión.
Pero nadie -y mucho menos Tito- quisieron hablar en términos de reclamo al gobierno sino que los diferentes representantes sectoriales se acoplaron al discurso de que es necesario ganar eficiencia a nivel de cada empresa, reduciendo costos para recuperar una competitividad que ahora se extraña. También hay consenso en la necesidad de seguir adelante con la desburocratización; en lanzarse a la búsqueda de nuevos mercados, e incluso en soñar con una reforma fiscal que les alivie la presión.
“Toda la industria cárnica está en un proceso complicado, esperando desregulaciones y medidas de importancia”, sintetizó Chiesa, luego de las presentaciones de cada rama de la actividad. Luego ironizó que “ningún empresario va a invertir para perder plata”, como suele suceder muchas veces en la Argentina. Y enfatizó en que a pesar de algunas medidas fueron bien recibidas por los productores, “hace falta que el gobierno de más señales” que regeneren la confianza tantas veces lesionada del productor agropecuario..
¿Qué señales? En este punto fue destacable la presencia del David Miazzo, el economista especializado en agro que redactó buena parte del plan estratégico para la carne vacuna lanzado en 2022, y que esta vez presento una revisión de los avances logrados en los tres años que van desde entonces, y que transcurrieron la mitad en un gobierno de signo peronista y en otro de signo libertario. En medio, aclaró el experto, hubo una fuerte sequía en 2023, seguida de un desplome del consumo de carne vacuna por la crisis económica en 2024.
Miazzo recordó que el plan trazado desde la Mesa de las Carnes con gran impulso de Lowenstein tenía un total de 58 acciones o recomendaciones de políticas que debían llevarse adelante para alcanzar metas ambiciosas para 2032, como que el stock bovino creciera 23% en ese decenio, que la faena lo hiciera un 14%, o que la exportación de carne se duplicara hasta 1,8 millones de toneladas.,
Y precisó que de esos 58 puntos hubo solo siete que se cumplieron, que existen 5 que están por salir, que hay 9 con avance “medio” y que la inmensa mayoría, 37 recomendaciones, han tenido un muy bajo grade de avance.
Entre los cumplidos están la eliminación de trabas a la exportación de carne, la baja de retenciones, la desregulación del mercado de los cueros, el lanzamiento de la trazabilidad electrónica, y la nueva estrategia de tipificación. La digitalización de trámites, la búsqueda de nuevos mercados, la eliminación de Ganancias por tenencia de hacienda son puntos con algunos grados de avance.
Pero lo que falta, de nuevo, es apabullante. “Entre lo pendiente de avance son medias prioritarias la simplificación tributaria y un alivio de la carga fiscal (como las guías de carga o marcas y señales, que es un sistema obsoleto e injustificado), la eliminación de tributos distorsivos, como ingresos brutos e IVA, la reglamentación de Ganancias por tenencia, la amortización acelerada de inversiones en genética o la implantación de pasturas, el estandar sanitario único para la industria frigorífica, y el urgente fortalecimiento del Senasa como organismo clave porque certifica todas las exportaciones del sector.
Este es el documento de avance presentado por Miazzo:
Cuando Bichos de Campo recordó que muchos de estos temas pendientes habían sido anunciados un año atrás por el presidente Milei en el acto central de la Rural de Palermo, Chiesa reconoció que no saben por qué motivo el gobierno no avanzó finalmente en medidas prometidas, o por qué se quedó a mitad ve camino en la rebaja de las retenciones. “Estas cadenas estamos produciendo 115 kilos por habitante por año de proteínas animales, Proteínas hay, pero el sector tiene el desafío de crecer si no vamos a tener muchos problemas para delante”, sostuvo el ex ruralista.
Y el empresario Tito Lowestein, sin ninguna necesidad personal de estar allí perdiendo el tiempo en una charla con periodistas, se veía cada vez más ansioso y angustiando a medida que transcurrían los minutos de la conferencia y parecía diluirse, entre muchas preguntas sin tantas respuestas, la posibilidad de que las cadenas ganaderas finalmente lograsen convencer a los funcionarios de turno de la necesidad de sentarse a trabajar con mayor énfasis para lograr trazar planes conjuntos de desarrollo.
“Se los digo por experiencias. Para poder tener un animal vacuno son necesarios treinta meses de trabajo. Tenemos un problema de fondo bastante interesante en las prioridades de nuestro país. Hoy es Vaca Muerta, pero debería serlo también Vaca Viva, hablando de todos estos sectores. Se habla mucho pero es hora de que vayamos previniendo. No se toca un botón y aparece un novillo, hace falta mucho más. Ocupémonos de las cosas que van a venir, porque si seguimos así en los próximo 5 a 10 años nos va a hacer falta carne. Demoslé un poco de bolilla a eso”, reclamaba Tito.
Viejo sor…negrero como ninguno y mala persona
Matias, hasta que no tengamos un plan de UNIFICACION DEL STANDARD SANITARIO y descuento de impuestos o amortización acelerada de los establecimientos faenadores, donde además haya participación de los productores en ese “eslabon”. No tendremos jamás un plan de desarrollo de mercados externos, que solventen y sostengan al mercado interno. (Parecido al Uruguay).
Los fríos actuales habilitados para exportar, están 7 puntos apenas y los “consumeros” DAN ASCO. Y eso es lo que comemos. Menos mal que son “mamones”….
El Sr Tito Lowenstein es dueño de Frigorífico Pico y Trenel. Se caracteriza por ser una empresa incumplidora en los pagos, en especial en las fechas acordadas. Es por ello que la mayoría de los productores locales no le venden. No dudo que el hombre tendrá su historia y virtudes como relata Bichos. Pero para los productores ganaderos empresarios como él son parte del problema no de las soluciones.