Todos los planetas se alinearon: el clima y el mercado juegan a favor de la actividad y las perspectivas son positivas.
En la primavera pasada comenzó a cortarse una sequía larga y dura, y en el otoño las lluvias vienen siendo más que abundantes. Es cierto que en muchas regiones hay excesos de agua que están causando inconvenientes, pero por otra parte siempre son bienvenidas, ya que promueven la producción de forraje en el invierno y la regeneración del suelo.
La relación insumo-producto para la cría es positiva. Según análisis de consultores, con el valor de la hacienda en estos meses, se pueden comprar más insumos que en el promedio de los últimos años.
El ternero de cría vale. La semana pasada la invernada se afirmó nuevamente. Los precios promedio se acercan más a los 4.000 pesos por kilo vivo, lo que significa que cada uno de ellos ronda los 750 a 800 mil pesos. Son precios que superan a los de Uruguay, donde esa categoría promedia los 3 dólares.
Respecto de las vacas de cría, la relación de precios también es buena. Para hacerse de un vientre preñado, que vale entre 1 millón doscientos y 1 millón trescientos mil pesos, se necesita 1 ternero y medio. Históricamente esa relación era de 2 a 1.
En el caso de la recría, el analista Víctor Tonelli indicó que “el costo de producción de un kilo a campo, calculando el costo de oportunidad de la tierra, es el 50% de lo que requiere hacer un kilo en los corrales”.
En el engorde a corral, generar un kilo ronda los 220 a 230 mil pesos. En la recría, siguiendo el cálculo de Tonelli, el valor es de 1.200 pesos.
En los dos eslabones se gana plata. El valor de venta del animal que se destina a faena, si es novillito o vaquillona liviana, ronda los 3.300 a 3.500 pesos. Si bien está por debajo del precio de compra, está muy por encima de lo que cuesta la recría y la terminación a corral.
Con respecto al precio de las vacas, Tonelli consideró que tanto el vientre como la que va a faena están en niveles bajos. En el caso de los vientres que siguen en campos de cría, su precio debería ser de al menos dos terneros.
En el caso de las vacas que van a faena, habitualmente “costaron el 80/85% de un novillo que vale 3.100 pesos, pero por esa vaca se paga 2.000 pesos en el mejor de los casos. Es decir, el 55/60% del valor del kilo de novillo”, explicó el analista.
Según Tonelli eso es consecuencia de la alta oferta estacional. En los campos de cría se está haciendo el descarte de lo que no quedó preñado, y por lo tanto en uno o dos meses más esa disponibilidad de hacienda se reducirá, lo que conduciría a una mejora en los valores.
Lo mismo debería suceder con los vientres, una vez superado el descarte el muy probable que haya más interés de los criadores en reponer rodeos de cría y eso podría apuntalar los valores de la cría.