Los autoridades de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) se manifestaron en contra de la decisión del presidente Javier Milei de nombrar a dos jueves de la Corte Suprema de Justicia –Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla– por decreto.
Sin embargo, el comunicado que emitió la entidad ruralista para manifestar su opinión en la materia está muy lejos de tratarse sólo de una declamación, ya que contiene un fundamento sólido que, nunca se sabe, hasta puede resultar didáctico e ilustrativo para el presidente.
“Cualquier maniobra que tensione las garantías constitucionales, impedirá en el mediano y largo plazo conseguir la credibilidad y confianza en el país y sus gobernantes, que se presupone indispensable para la llegada de inversiones que impulsen el crecimiento y desarrollo de nuestro país y de quienes habitamos su suelo. Los nombramientos amañados y forzados solo se traducen en una pérdida de confianza y legitimidad para la Corte Suprema de Justicia de la Nación en su conjunto”, señala el comunicado de Carbap.
“Recientemente, los Premios Nobeles de Economía 2024 Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson destacaron la importancia de las instituciones en la prosperidad de los países en su investigación premiada. Quedo demostrado que la institucionalidad es clave para la prosperidad y bienestar de las naciones, colocando en el centro del análisis del desarrollo económico a las mismas”, sostiene.
“Es por ello que desde Carbap, que representa a decenas de miles de productores bonaerenses y pampeanos que invierten día a día en nuestro país, instamos a resguardar a nuestras instituciones, utilizando los canales adecuados para la postulación de los jueces de la Corte, lo cual aportara a sostener una justicia lo más independiente posible”, afirma la entidad.
Acemoglu, académico estadounidense de origen turco, y Johnson, de origen británico, trabajan en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Cambridge), mientras que Robinson, también británico nacionalizado estadounidense, es profesor de la Universidad de Chicago. Los tres dedicaron sus carreras a estudiar el origen de la riqueza y la pobreza de los países.
De los muchos artículos científicos y libros escritos por los tres economistas, quizás el más importante es el documento “El revés de la fortuna: geografía e instituciones en la generación de la actual distribución del ingreso” (2001), cuya autoría corresponde a los tres especialistas.
En el trabajo los economistas se preguntan porqué entre las áreas colonizadas por las potencias europeas durante los últimos 500 años, algunas, que eran relativamente ricas en 1500, son ahora mayormente pobres.
Utilizando la densidad de población y la urbanización como indicadores de la prosperidad económica, detectaron una sólida pauperización de los ingresos relativos en algunas colonias en los últimos siglos, mientras que en otras descubrieron el efecto inverso. ¿Por qué?
w8460La principal hipótesis al respecto solía (y suele ser) la geográfico al determinar que en las zonas templadas y frías el desarrollo encuentra terreno más propicia que en las regiones cálidas del planeta. Pero los tres autores creen que esa explicación es demasiado simplista.
“En áreas prósperas y densamente pobladas, los europeos introdujeron o mantuvieron instituciones extractivas ya existentes para obligar a la gran población y a los esclavos importados de África a trabajar en minas y plantaciones, y se hicieron cargo de los sistemas impositivos y tributarios existentes”, apunta el trabajo.
“En cambio, en áreas que antes estaban escasamente pobladas, los europeos se asentaron en grandes cantidades y crearon instituciones de propiedad privada, fomentando el comercio y la industria. Este cambio institucional sentó las bases para el cambio de los ingresos relativos. Pero lo más probable es que la escala del cambio y la subsiguiente divergencia de los ingresos se deban a la llegada de oportunidades de industrialización durante el siglo XIX”, remarca.
“Si bien las sociedades con instituciones extractivas podían explotar la tecnología agrícola con relativa eficacia, la difusión de la tecnología industrial requería la participación de un amplio sector de la sociedad: los pequeños agricultores, la clase media y los empresarios. La era industrial creó una ventaja considerable para las sociedades con instituciones de propiedad privada. En consonancia con esta visión, documentamos que estas sociedades aprovecharon mucho mejor las oportunidades de industrializarse”, explica el trabajo.
Es decir: no fue la geografía el factor determinante, sino el hecho de que en aquellas regiones más despobladas hubo que crear instituciones sólidas que fomentaran la llegada de europeos y posteriormente criollos con el propósito de generar una “masa crítica” poblacional.
Esa premisa, precisamente, se cumplió en regiones tales como Australia, Nueva Zelanda y Argentina, donde los países colonialistas tuvieron que crear instituciones que posteriormente hicieron de esas naciones las más prósperas de su región entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. Lo que sucedió después, en el caso de la Argentina, se explica en gran medida por la degradación institucional que rige hasta la fecha.