La oferta de ganado para la faena en octubre siguió siendo alta y eso continúa aplacando los precios de la hacienda que va al consumo interno, donde el consumo ya está condicionado por los incrementos en otros rubros que hacen al costo de vida, como tarifas de servicios públicos.
Los precios de vaquillonas, novillos y novillitos están planchados. En el Mercado de Cañuelas los de mejor rendimiento en gancho se venden en 2.000 pesos por kilo vivo, cuando llegaron a valer 2.500 pesos. Actualmente estas categorías debería negociarse a un 50% más de su valor si se los ajustara por inflación.
Esto está perjudicando a los engordadores que asumen importantes pérdidas, pero también a los criadores, ya que el ternero que venden, a pesar de la escasa oferta, no supera los 2.500 pesos por kilo vivo, el mismo valor que tuvo en la zafra de otoño, cuando su disponibilidad era muy alta.
Los envíos a faena del mes pasado según informa el Senasa en base a los DTE solicitados sumaron 1,24 millones de animales, lo que significó un incremento del 4% con relación al dato de faena de septiembre informado por la Dirección de Control Comercial Agropecuario.
Ese incremento se explica por la mayor oferta de ganado de los feedlots, algo propio de la época ya que se están terminando los procesos iniciados en la zafra de terneros y no se puede seguir reteniendo más a la hacienda dentro de los corrales.
De acuerdo con la información del organismo sanitario, en octubre hubo un aumento en la oferta de vaquillonas del 13% y de novillitos de 5%.
Como contrapartida se produjo una caída en la faena de novillos. Los envíos de esta categoría fueron 280.000 lo que significa una caída intermensual de 5%.
También se desacelera la oferta de vacas, ya que quedó superado el descarte por falta de preñez de los vientres. Los envíos de octubre fueron por 220.000 cabezas lo que indica una baja de 10%.
Con este nivel de oferta y un peso medio por res de 231 kilos la producción de carne el mes pasado habría alcanzado las 286.000 toneladas. Y si se restan unas 90.000 que se podrían haber exportado -teniendo en cuenta el repunte de precios del mercado mundial y la mayor demanda de Estados Unidos y China- al consumo interno le habrían quedado 50 kilos por habitante al año.
Si a eso se agregan los casi 45 kilos de carne de pollo que informa la Secretaría de Agricultura (para los privados es más) y otros 18/20 kilos de carne porcina, la demanda local dispondría entonces de nada menos que 115 kilos de proteína cárnica por habitante al año.