“Tenemos un inconveniente en el mercado agrícola que no se le está dando la importancia necesaria, pero que va a definir los precios: se estancó la demanda mundial. Y eso es un problema porque las posibilidades de recuperaciones de precios pasan a depender de las caídas de oferta”.
Así lo advirtió el analista de mercados y consultor privado, Sebastián Lago, durante una jornada agrícola organizada por la región CREA Sur de Santa Fe en la Sociedad Rural de Venado Tuerto.
El analista explicó, por ejemplo, que el precio del trigo en el CME Group (“Chicago”) se recuperó el pasado mes de mayo a causa de la incertidumbre generada por la sequía presente en las principales regiones cerealeras rusas.
Sin embargo, cuando fue factible cuantificar las pérdidas ocurridas y se evidenció que las mismas no comprometían el balance global de oferta y demanda del cereal, los valores del trigo perdieron en junio todo lo que habían ganado durante el mes de mayo.
“La incertidumbre generada hasta tener la certeza de cuánto termina siendo la oferta ofrece una oportunidad de precios, pero si la caída productiva no resulta finalmente peligrosa para mantener stocks, entonces los precios no aguantan”, explicó en un artículo publicado en Contenidos CREA.
Un evento con una dinámica similar se presentó recientemente con los valores del maíz en el CME Group a partir de dudas relativas a la oferta sudamericana del cereal, las cuales fueron promovidas por el impacto del Spiroplasma en la Argentina, inundaciones en Rio Grande do Sul y complicaciones climáticas en el Cerrado brasileño.
“Las oportunidades de precios apalancadas por una potencial caída de la oferta de granos no resisten porque la demanda mundial se estancó y ese es actualmente el problema más grande que tenemos por delante”, señaló Lago.
En el frente interno, Lago proyectó que el plan de estabilización implementado por el gobierno de Javier Milei se extendería al menos hasta octubre de 2025. En ese marco, es poco probable que el gobierno pueda terminar con el “cepo cambiario”.
“La reforma estructural de la economía, relativa a cuestiones impositivas y laborales, va a depender de cómo resulten las elecciones legislativas de 2025”, anticipó.
El analista recordó que en lo que va de 2024 el peso argentino se apreció de manera notable con un tipo de cambio oficial que apenas se ajustó en un 13% al tiempo que la inflación minorista (IPC-Indec) lo hizo en un 76%.
Lago dijo que, si bien tal apreciación cambiaria real es insostenible en el tiempo, tal proceso resulta indispensable para poder lograr una estabilización de las principales variables macroeconómicas. “Si no se resetea el sistema no existen posibilidades de crear las bases para poder crecer. Tales acciones muestran coherencia entre la meta propuesta y lo que están implementando, pero buena parte del éxito va a depender de la paciencia que tengamos”, graficó.
El programa económico contempla reducción de impuestos –especialmente los distorsivos– para así poder compensar los efectos perniciosos de la apreciación cambiaria que reduce la competitividad de los sectores exportadores. “Sabemos hacia dónde nos quiere llevar el gobierno, la cuestión es saber hasta cuándo podemos aguantar”, comentó.
“El objetivo del programa es que la tasa de inflación mensual siga bajando para ubicarse en el mismo peldaño que la devaluación programada del 2% mensual del tipo de cambio oficial; cuando se logre esa meta, comenzarán a estar dadas las bases para poder implementar reformas estructurales”, añadió el consultor.
Por lo pronto, una salida para que las empresas agrícolas puedan atravesar la actual coyuntura –comentó Lago– es aprovechar las tasas de interés reales negativas presentes tanto en el sector bancario como en el mercado bursátil a través del descuento de cheques avalados.
“El equipo económico del gobierno quiere ir hacia tasas de endeudamiento reales positivas, pero en la actualidad son negativas y eso representa un incentivo para tomar financiamiento sin necesidad de desprenderse del grano”, resumió.
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