Preocupados por el rol determinante que jueguen los futuros agrónomos en el objetivo de la agricultura moderna de lograr una alimentación sana y una producción sostenible, un grupo de docentes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) ha pensado en un curso de Introducción a los Derechos Humanos en las Ciencias Agrarias.
La iniciativa, por cierto bastante inusual dentro de la especialización, comenzará el próximo 30 de abril y se extenderá hasta el mes de junio. Se trata de una convocatoria abierta tanto para estudiantes como la sociedad en general. La propuesta que consta de seis unidades, harán énfasis en el derecho a la alimentación puntualizando los conceptos de soberanía y seguridad alimentaria fundamentalmente.
Según la docente Griselda Muñoz, responsable de la dirección de Género y Derechos Humanos, la iniciativa dentro dela UNR forma parte de un proceso que comenzó en 2023 cuando, crearon en la facultad el Consejo Asesor de Derechos Humanos, formado por docentes de distintos años de las dos carreras de grado: Ingeniería agronómica y Licenciatura en Recursos Naturales.
“Nuestra primera misión es formar profesionales que sean críticos, que sean reflexivos y que sean trasformadores de la realidad para ir a una sociedad más justa, más equitativa y más sostenible. Para que las sociedades puedan elegir cómo y con qué modelo de producción alimentarse. Queremos crear un poco más de conciencia ambiental y brindarle más información a nuestros estudiantes acerca de otros modelos productivos diferente al que hegemoniza nuestra zona núcleo de la región pampeana, que produce comodities con impactos ambientales muy negativos”, dijo Muñoz a Bichos de Campo.
En sentido, la también responsable del equipo docente, señaló que con este curso, pretenden que los participantes, principalmente los estudiantes, “hagan una lectura critica de los discursos que hoy se hacen sobre soberanía alimentaria, que muchas veces persiguen objetivos que no tienen nada que ver con el bien común. Pero que también sean capaces de reconstruir esos conceptos, a la luz de algunos teóricos y referentes que adherimos.”
Si bien una de las fortalezas del módulo, es que cuenta con docentes no exclusivo de las ciencias sociales, sino de otras materias propias de la carrera. Los organizadores destacan la posibilidad que tendrán los participantes de constatar en el terreno, un caso de producción sostenible. Se trata de la comunidad de Zavallas un periurbano agroecológico ubicado a 22 kilómetros al sudoeste de la Ciudad de Rosario, que hace años se rige por una ordenanza municipal que prohíbe la aplicación de productos de síntesis química.
“Lo que tiene de bueno esto es que los estudiantes no van a quedar en un nivel de abstracción o solamente en lo conceptual, sino que vamos recorrer lotes con producción agroecológica, con productores del lugar que tuvieron que deconstruirse y reconstruirse con otro modelo de producción. Zavalla nos ofrece la posibilidad de ver un sistema agroalimentario local”, puntualizó.
-¿Durante el curso se abordarán otras aristas de los derechos humanos ?
-En este curso se irá recorriendo los derechos, que nos parecen más vinculados a las ciencias agrarias. En una primera unidad trataremos las generalidades sobre los derechos humanos. En la segunda unidad trabajaremos los instrumentos internacionales que van abordando las políticas públicas. Y en una tercera unidad abordaremos los derechos a la alimentación, pero en el sentido de cómo recrear nuestras prácticas profesionales en el futuro para que los alimentos sean cada vez más seguro. Después veremos otros derechos, por ejemplo el derecho a una universidad inclusiva, porque desde la UNR, estamos trabajando en cómo incluir en carreras prácticas a una persona con discapacidad. También abordaremos el derecho a la educación y a un ambiente sano.
-Decís que el curso no se quedará en lo abstracto y visitarán una comunidad agroecológica. ¿Qué otras ventajas ofrece este intercambio?
-Poner la mirada en este sistema agroalimentario cambia mucho la perspectiva. Acá aparecen otros actores que son sujetos políticos que tiene poder, los consumidores. Entonces los estudiantes y demás participantes del curso, deben poder ver esa dimisión política y cultural, distinta a la de muchos productores que se muestran fijos en un modelo que vino de la mano de la Revolución Verde.
Al respecto continuó explicando. “También se trata de mostrarle a los consumidores que es lo que están comiendo y que cómo sujetos políticos ellos también pueden ejercer su cuota de poder para cambiar el modelo. La facultad viene muy enfocada en el productor y el profesional que lo asesora, después todo lo demás no tiene importancia y nosotros lo que proponemos con el curso es salirnos de ese lugar, de que en la facultad solo se produce materia prima y lo que pase será problema de otro. Sino visualizarnos como responsables de un sistema agroalimentario, como Zavalla que hasta ahora viene siendo exitoso”.
-¿Crees que el curso es una propuesta atractiva para los estudiantes?
-Mirá no es la primera actividad que hacemos con esto de problematizar la producción de alimentos en nuestra zona, ya hemos hecho otras y a los estuantes les gusta. Pero otra variable que aparece acá es que lo estamos ofreciendo como un curso lectivo y esto compite con los exámenes de una carrera bastante exigente. Pero bueno contamos con un modelo pedagógico distinto. Es un modelo que cambia el objetivo, porque no perseguimos que el estudiante salga con una enciclopedia de derechos humanos en la cabeza, sino que salga con una cabeza abierta, más reflexiva y con mayor capacidad crítica para pensarse como un agente capaz de intervenir y trasformar la actividad agropecuaria.
Que cierren ya esta universidad pública, no gratuita. Sí van a enseñar a ser más zurdos a los estudiantes, en vez de mejorar la producción del país, es derroche de esfuerzos de trabajadores que pierden horas de vida para pagar sueldos a docentes comunistas dentro de entes públicos