El proyecto del presidente Javier Milei de elevar las retenciones a todos los productos del campo (salvo una reducida lista de excepciones que habrá que confirmar cuando se conozca la letra chica) le costará a los productores agropecuarios unos 1.562 millones de dólares adicionales a los 8.509 millones que ya venían poniendo, lo que es igual a decir que su “aporte” crecería 18% si se concreta esa modificación.
Pero la cuenta será todavía más cara para el campo, porque lo que también se pone en juego es la credibilidad y dignidad de los dirigentes del sector, alineados desde 2008 en la Mesa de Enlace, y que guardan hasta aquí un llamativo silencio frente a la ofensiva fiscal de un Presidente que en la campaña electoral había prometido eliminar las retenciones y las había calificado como “un robo” del Estado al sector por una cifra multimillonaria.
Los ruralistas no solo están digiriendo sin protestar la continuidad del tributo aduanero hasta posiblemente fines de 2027, sino que aceptan una suba del 18% en este desfalco, tal como lo calificó el propio Presidente. Y lo que es todavía peor, lucen demasiado sumisos frente al modo que tiene Milei de realizar este manotazo, que es semejante y hasta peor al que utilizaron Néstor y Cristina Kirchner. El libertario reclama tener “facultades delegadas” no por uno o dos años, sino hasta el final de su mandato.
El cálculo sobre la transferencia de dinero de parte de las actividades agropecuarias al Estado si se confirma esta ley (que pretende colocar todas las retenciones en los máximos permitidos por el Congreso en 2019, de 33% para la soja y de 15% para el resto de los productos) fue realizado por los equipos técnicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Con las alícuotas como estaban hasta ahora, es decir los derivados de la soja en 31%, los cereales en 12%, la carne en 9% y todas las economías regionales en 0%), el agro hubiera aportado al fisco 8.509 millones de dólares. Pero ahora, el nuevo manotazo se llevará otros 1.562 millones y la cuenta final marcará la cifra récord de 10.071 millones.
Para tener un punto de comparación, cuando las cuatro entidades agropecuarias se unieron en marzo de 2008 en contra de la Resolución 123 que imponía retenciones móviles a los granos, en el primer gobierno de Cristina Kirchner, la pelea era por ver quien se quedaba con una parte de la renta agrícola que por entonces se calculaba en 2.000 millones de dólares. Ese conflicto paralizó el país durante casi cuatro meses y lo único que se logró es -tras derogar esa resolución- que las retenciones quedaran en niveles bastante semejantes a los actuales: la soja entonces tributaba 35%, hoy paga 33%.
Por entonces, los dirigentes rurales se llenaban la boca hablando de república, división de poderes, federalismo y muchos otros vocablos que ahora parecen no tener sentido.
Cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, dio a conocer en un mensaje grabado esta intención de subir nuevamente las retenciones y -lo que es peor- generalizarlas a toda la economía (lo cual luego no se cumplió, porque en el texto de la ley ya se excluyó de los incrementos a la minería y el petróleo), las quejas de las entidades agropecuarias quedaron opacadas por los festejos simultáneos por la corrección del tipo de cambio oficial, que subió de unos 400 pesos a más de 800.
La devaluación permitirá a los productores de granos -que tienen sus productos dolarizados y por lo tanto copian de inmediato esos movimientos- recuperar buena parte de la rentabilidad perdida por el atraso cambiario , y maquillará además los mayores descuentos que sufrirán luego por la suba de retenciones. Pero hay un universo de productores mucho más importante en número que sufrirá por partida doble: son aquellos que producen carne, leche o huevos utilizando granos que serán más caros, y a los cuales les subieron las retenciones en mucha mayor proporción. Para las carnes, en rigor, la alícuota pasó de 9 a 15%.
De todos modos, los dirigentes rurales parecen no sentir este impacto. Desde hace muchísimo rato que las entidades parecen hablar en clave únicamente sojera. Es el chip que les quedó grabado del conflicto de 2008, cuando Cristina los azuzaba con lo de los “piquetes de la abundancia”. Y es que la soja sigue dejando márgenes abundantes que hacen que cualquiera se olvide de la enorme diversidad del sector agropecuario, donde hay pobres y ricos, hijos y entenados.
La Mesa de Enlace, frente al anuncio de Caputo, solo atinó a realizar breves gestiones frente al debilitado secretario de Agricultura de Milei, el catedrático Fernando Vilella, quien asumió el cargo anticipando que negociaría rebajas del peaje exportador para algunos cereales y de inmediato debió guardar silencio y encolumnarse. En esas reuniones se decidió que era un papelón que las economías regionales, a las cuales el ex ministro Sergio Massa había dejado en 0% en plena campaña electoral, volvieran a tributar como en las peores épocas del kirchnerismo.
Por eso se armó una lista de urgencia que incluye a varias actividades extrapampeanas, aunque no a todas, y que por suerte también abarcó a los productos lácteos. De lo contrario, con las nuevas retenciones, los bajos precios de la leche y la devaluación (que sube sus costos), la mayoría de los tambos estaría condenada.
La lista es desordenada y parece mal confeccionada a propósito: Según el texto del proyecto de ley, en las exenciones se incluirían los complejos olivícola, arrocero, cueros bovinos, lácteos, frutícolas, hortícolas, porotos, lentejas, arveja, papa, ajo, garbanzos, miel, azúcar, yerba mate, té, equinos y lana. Nadie entiende por qué las legumbres se mencionan por separado (sobre todo las lentejas, que se importan). Tampoco se entiende como no figuran otros rubros, como el maíz pisingallo o el maní (la Argentina es el principal exportador mundial de ambas cosas), el algodón o el tabaco. Vilella dijo que la lista ya cerró y que ahora habrá que dirigirse al Congreso para reclamar por correcciones. Parece una invitación para que los políticos y lobbistas de la casta se ofrezcan presurosos para arreglar esas ausencias.
Es que las cuentas fueron hechas, también, con libreta de almacenero. El mensaje del Caputo a Vilella fue claro: para achicar el déficit fiscal necesitaba recaudar esos 1.500 millones de dólares adicionales del sector agropecuario, y cualquier rebaja que hiciera para las economías regionales debía ser compensada por otro lado. El cálculo de las entidades rurales es que esas excepciones implicarán la perdida de unos 420 millones de dólares desde la proyección inicial. Y por eso a alguien se le ocurrió ofrecer como moneda de cambio que se elimine el diferencial histórico de retenciones a la industria que muele soja, y cuyos principales productos (el aceite y la harina) tributan hasta ahora el 31%, y no el 33% que se descuenta a los productores cuando venden su poroto.
Eliminar (una vez más, porque ya se eliminó tres veces en los últimos cinco años) ese diferencial de retenciones implica una recaudación adicional para el Fisco de unos 400 millones de dólares, que son los mismos que Vilella cedió con su listado de excepciones. Eso sí, en el cambiazo Agricultura logró hacer enojar al principal sector exportador de la Argentina. Quizás Caputo jamás se haya dado cuenta de esto. Cuando le vaya a manguear divisas a las agroexportadoras, como todos sus antecesores, el ministro de Economía ahora sabrá por qué lo reciben con cara de culo.
Pero si todo hasta acá ha sido cuestión de plata (la mejora del tipo de cambio compensa las mayores retenciones, y la eliminación del diferencial sojero subsidia a las economías regionales), para la comunidad del agro hay una situación que no puede ser soslayada y cuyo valor no puede pasar por la máquina de contar billetes: su propia credibilidad está en juego.
Después de pasarse veinte años reclamándole a los anteriores gobiernos que las retenciones eran un impuesto destructivo y que se debían cumplir al menos con ciertas reglas institucionales básicas a la hora de fijarlas (como que las mismas sean determinadas por el Congreso), los ruralistas ahora hacen la vista gorda cuando la ofensiva de Milei utiliza exactamente el mismo artículo del Código Aduanero a la hora de justificar ese tributo.
Alberto Fernández, cuando asumió en 2019, pidió “facultades delegadas” para poder mover las alícuotas por los dos años siguientes. Luego, el superministro Sergio Massa decidió no incorporar un artículo semejante en el Presupuesto 2023 solo para no colisionar con la Mesa de Enlace. Ahora es sorprendente como el bloque agropecuario -tan aguerrido en antaño- deja pasar el hecho de que el presidente libertario reclama tener poderes especiales para fijar retenciones (a la suba o ala baja) por los próximos cuatro años, hasta el 9 de diciembre de 2027.
Ni la Cristina Kirchner empoderada del “vamos por todo” se hubiera animado a tanto. Pero Milei si lo hace. Y los mansos dirigentes rurales miran -como con vergüenza- hacia cualquier otro lado.
Que se jodan por ilusos. ¿Acaso Javier “Mí Ley’ no era el que les traía todas las soluciones?
Joderse.
Yo no entiendo! Hasta hace dos semanas atrás, un exportador de soja, con mucha suerte, se llevaba 85 lucas por tonelada. Hoy, enbolsa más de 260 lucas por tonelada!! Quieren un dólar exportador a $300 sin retenciones??? No hay problema muchachos, van a terminar perdiendo ustedes!! Porque el mediano productor, que diga que podía importar insumos a ése precio del dólar oficial ; miente!! Tal vez, el señor presidente, deba dar con certeza, una explicación de ‘hasta cuando’ deberá hacer el sacrificio, nuestros nunca bién ponderados, productores agrícolas y ganaderos. Porque sigue siendo prioridad de éste gobierno, garantizar el libre comercio de una balanza positiva. Hay 415 mil millones de dólares que pagar, y si todo sale bién; se hará en un sólo mandato. Mi impertinente opinión, es que vamos hacia un modelo tipo EEUU de los ’70s. Con unas retenciones mínimas del 10 o 15% , retornables con la incorporación de tecnología por parte del productor. Por ahora, el dolar a $800, triplicó las ganancias en pesos, y ésto no fue gracias a la mesa de enlace. Y un mercado sin regulaciones, va a lograr que el yerbatero o el lechero, pueda poner su producto en las góndolas, cuando quiera y cómo quiera; sin ser cautivo de los gigantes que le limosneaban la décima parte de su valor! Lo que pasa “ES QUE NO LA VEN”
Y solo se siembra soja? Al que no pagaba retenciones y ahora paga que le decís? Que no la ven?
Les gusto cuando Massa les sacó retenciones antes er las elecciones pero lo votaron a Milei??
Cuando seguimos poniendo Genios de las Finanzas y meros Pampahumedos a manejar la economía y Agroindustria, es lógico que nos pase esto
Los genios de las finanzas solo piensan en ganancias especulativas, Jamas en ganar Produciendo o Fabricando, eso es de giles, y los Pampahumedos todo lo ven con los ojos de somero, lo único que existe para ellos es la soja, los demás cultivos y producciones es para Pobres Giles que tienen campos Marginales
No vamos a cambiar si seguimos tolerando estas cosas, sea del gobierno que sea
Sigan haciendo campaña y votando macri milei bulrrich, sigan cegados por su odio y su ignorancia, ya van a venir los peronistas a salvarles sus campos del remate, como lo hizo Nestor en 2003 y los hizo ganar mas plata que nunca en su pobre vida de ignorantes!!!
Eso pasa por votar desquiciados y advenedizos, cegados por el odio. Besitos.
Acá los únicos q tienen q avergonzarse, son los q dejaron este país hecho pelota x donde se mire,menos ellos claro,políticos,ñoquis,,y pcia de Buenos Aires conorbano.LES SUBIERON 200% Y WUERÍAN 300% DE AUMENTO INMOBILIARIO.CREO Q LA GILADA ENTENDIÓ Q ERA AUMENTO DE SUELDOS,X LA VOTARON ,LOS Q SE OPONEN EN NACIÓN,O SE HACEN LOS PERROS Q LOS ESTAN…..ANDO.BICHO DE CAMPO ¿ NO VAS A SACAR NADA DE ESTE TEMA?.Es fácil balconada sin responsabilidades, como ,el frente de izquierda,q si le dan una calesita la chocan.EL PUEBLO DEL INTERIOR HIZO GANAR A ESTE PRESIDENTE,Y LOS Q PERDIERON EN EL CONORBANO ,NADIE LES DIÓ PODER PARA DECIDIR NADAAA.MENOS CUANDO SE COMIERON 4 AÑOS DE POLENTA SIN DECIR NI MUUU.
Deberían preguntarle al sr. Nicolas Pino que piensa hacer, estaba desesperado por sacarse una foto con el psiquiátrico este y cuando se dio vuelta se la mando a guardar otra vez al campo y a los jubilados, siempre los mismos la ligan.
LO ÚNICO QUE ME QUEDA DECIR ES QUE SE JODAN, POR DECIRLE ALGO EDUCADAMENTE.