Para muchos empresarios y productores agropecuarios, la diversificación productiva se ha vuelto la principal estrategia para mantenerse a flote en un país azotado por los vaivenes económicos. En la provincia de Entre Ríos, epicentro de la avicultura en Argentina, la empresa Fadel levanta, casi sin quererlo, la bandera de ese fenómeno.
Fundada en 2004 de la mano de cuatro socios entrerrianos, luego de los coletazos de la crisis del 2001, esta firma ha logrado consolidarse con firmeza en el tiempo y escalar su producción al punto tal de darle trabajo a 600 familias, ubicadas en el área de confluencia de las localidad de Concepción del Uruguay, San José, Colón y Pronunciamiento.
“En mi caso vengo del transporte. Toda la vida me dediqué a eso. Con la crisis del 2001 pasé de estar muy bien económicamente a tener que sacar los remos para remontar la situación. Teníamos que hacer algo para poner los huevos en distintas canastas. Para todos esto era en su momento una actividad secundaria. Nos fuimos entusiasmando y seguimos”, recordó Adrián Tournour, presidente de Fadel, durante una visita de periodistas a sus instalaciones.
“Creo que la fortaleza más grande es que nunca terminamos retirando nada de la empresa. Al contrario, fuimos poniendo, inyectando lo que pudimos”, consideró.
Fadel se dedica principalmente a la producción de pollos -abarcando todo el ciclo desde la producción de huevos y su incubación, hasta el engorde y la faena-, aunque a menor escala también produce cerdos, algo de bovinos y agricultura para abastecer, en parte, a su planta de alimentos.
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“La primera planta que tuvimos fue una planta de alimento alquilada, en donde empezamos a procesar lo que le dábamos de comer a los animales. Con el tiempo la compramos. Ese fue el inicio de nuestro proceso productivo. Posteriormente iniciamos con la compra de pollitos BB, cosa que luego escalamos y empezamos con nuestras reproductoras. De ahí nacieron los primeros huevos. Empezamos incubándolos en plantas de terceros hasta que en un momento pudimos lograr la propia. Previamente a esto, en el año 2012, se puso en marcha la planta de faena en el parque industrial de Pronunciamiento”, relató Tournour a Bichos de Campo.
Actualmente su producción ronda los 800.000 pollos por semana, número que varía en función de la necesidad de venta. En cuanto a las ponedoras, el presidente indicó que ingresan un lote aproximado de 38.000 aves cada 45 días. Esos números llevan a que la empresa procese alrededor de 140.000 aves por día, a través de su sistema vertical integrado.
La planta de incubación de San José, primer eslabón industrial de la cadena de Fadel, ya da cuenta de esa apuesta constante de los socios por escalar el proyecto. En una recorrida por sus pasillos se pueden observar las distintas cámaras de incubación, que mantienen dentro a los huevos por 18 días y 12 horas exactas; el área de vacunación, que se divide entre las aplicaciones in ovo para las enfermedades gumboro y marek, y aquella con spray para el coccidio; y la zona de “control de calidad” en la que los operarios controlar la evolución y estado de los pollitos recién nacidos.
La planta tiene una capacidad de incubación de 1.300.000 huevos semanales, un ritmo de vacunación de 55.000 huevos por hora, y todo es gestionado por nada más de 30 personas.
Luego, el engorde se realiza en granjas de productores integrados, esquema que funciona como una hostería y que le permite a Fadel tener todas las variables del desarrollo de los pollos controladas.
“En este negocio tratamos de hacer un trajecito a medida de cada productor, dependiendo de los recursos con los que cuenta la persona que quiere apostar a construir una granja. A los integrados les acercamos los pollitos BB en el primer día de vida, les damos el alimento y lo que llamamos cama, que puede ser cáscara, arroz, aserrín o alguna viruta. Si se calefaccionan a gas les damos el gas, y si son granjas a biomasa les damos los pellets. El servicio veterinario también lo aportamos nosotros. Cuando los animales llegan al peso requerido, los retiramos y pagamos por ese servicio”, explicó Tournour.
Fadel cuenta aproximadamente con 160 productores integrados. Los galpones que se construyen dentro de este esquema tienen capacidad para albergar a poco más de 40.000 aves cada uno, en una superficie de 2880 metros cuadrados.
La dieta se completa con aproximadamente 60% de maíz, a lo que se le suman derivados de soja como harina, expeller y soja desactivada. Si bien la empresa cuenta con 8.500 hectáreas dedicadas a la agricultura, con ellas solo logran cubrir un 35% de la soja necesaria y un 25% del maíz.
Llegando hacia el final de ciclo, Fadel faena alrededor de 3 millones de pollos por mes, de los cuales el 80% se vuelva al mercado interno y el 20% restante a la exportación. Este último número descendió a un 8% a causa de la gripe aviar, pero aseguran que ya se está reacomodando.
El principal destino de la carne de Fadel son terceros países como Arabia Saudita, a la que se destinan principalmente pechugas. China absorbe las garras, y otra parte de la producción es distribuida entre países como Uruguay, Sudáfrica y Congo.
-¿Cómo ve el crecimiento del consumo de la carne de pollo per cápita a nivel local?- le preguntamos.
-Yo hoy entiendo que el mercado toma la carne aviar como una muy buena proteína, por terneza, por calidad de producto y aparte un producto que es accesible para el ama de casa. Es algo muy simple de procesar. Estamos entre 48 y 49 kilo por persona, que no es algo menor. No lo veo tan sencillo de escalar ese número, pero si de repente la industria invierte y empieza a incursionar los pre-fritos o pre-cocidos, creo que tenemos un nicho para crecer. No mucho pero algo se puede hacer.
-La llegada de la influenza aviar se entrometió con los volúmenes de producción de carne. ¿A qué proceso se enfrentó Fadel en ese momento y cómo se encuentran ahora?
-Nosotros lo que hicimos fue puertas adentro. Tratamos de cuidar mucho la bioseguridad y también tomamos la decisión de bajar los niveles de producción para espaciar más la bajada en las granjas. Eso nos permitió tener un estatus sanitario bueno. Por suerte no tuvimos ningún caso, con lo cual creo que fuimos bendecidos. Hoy creo que estamos con una producción un poco excesiva, producto de que no se puede volcar todo lo que uno quisiera a la exportación. Esperemos que en pocas semanas podamos retomar un valor un poquito mejor para que la actividad sea rentable.
-Una de las comparaciones que ustedes hacen desde Fadel es el sector avícola local versus el brasilero. ¿Qué comparación realiza usted?
-Normalmente trato de ir a Brasil a visitar diferentes plantas o diferentes tipos de producción y creo que es un mercado a copiar. Entiendo que ellos están un pasito por encima de Estados Unidos y un par de pasos por delante nuestro. Hoy Argentina no cuenta con crédito. A lo que de repente podemos acceder es muy escaso y caro, con lo cual se hace muy difícil operar a través de ese tipo de mercado. En la construcción de las granjas y todo lo que se va invirtiendo, te diría que un 80% son recursos propios, recursos genuinos. Con todos los socios tenemos un acuerdo de no retiro de utilidades, con lo cual todo lo que se genera se vuelve a reinvertir.
En los últimos años, Fadel ha hecho distintas apuesta, no solo vinculado a la trazabilidad de sus productos, a partir de un nuevo código QR que posee toda la información del producto desde que se incubó hasta que se faenó, sino también vinculado a la cuestión ambiental. Tal es así que en el último tiempo se han sumado al listado de empresas que se encuentran analizando su impacto junto a profesionales de INTI.
Además, se embarcaron en el tratamiento de sus efluentes, a partir de los cuales, por ejemplo, riegan una plantación forestal de 11 hectáreas con álamos, sauces y pinos. Esto les valió un reconocimiento por parte de la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos por su compromiso ambiental en junio de 2020.
-¿Qué otros desafíos reconoce para la empresa?
-Desde nuestro inicio siempre le dimos prioridad a ser amigables con el medio ambiente. En la medida de nuestras posibilidades tratamos de estar comprometidos con eso porque acá vivimos en el interior, todos nos conocemos las caras. Por eso estamos muy comprometidos con nuestros vecinos. Nuestros chicos van a la misma escuela que los chicos de los operatorios, con lo cual tenemos que cuidarnos como corresponde.
-¿Y desde lo comercial?
-Desde lo comercial apostamos a hacer el mejor producto posible, con la mejor calidad, y tratando de cuidar toda su inocuidad en el proceso.