La cooperativa agropecuaria de yerba mate El Colono se ubica en Campo Ramón, Misiones. Posee 120 socios y actualmente procesa aproximadamente 100 mil kilos de hoja verde por mes, que sale a la venta con un estacionamiento natural mínimo de un año, lo que produce una yerba más suave y menos ácida al paladar.
Como muchos sectores de la producción agropecuaria, en los últimos años debieron enfrentar cambios climáticos, como la sequía reciente que fue dramática y que alteró tanto la producción como el precio final. Pero más allá de estas vicisitudes, desde hace ya un tiempo la cooperativa ha accionado hacia cosas nuevas, como trabajar en una línea propia de yerba y haberse sumado al grupo de turismo INTA/Cambio Rural Senderos del Pindó.
“Le mostramos al turista cómo se realiza la producción de la yerba mate, por eso visitamos un yerbal, mostramos cómo es la planta, cómo se cosecha y luego se hace una guiada por el secadero explicando las distintas etapas del proceso de la yerba desde que se planta hasta que llega al mate de cada uno”, explica Mercedes Correa, integrante del grupo de turismo y a cargo de esta tarea.
“También se ofrecen excursiones en bicicleta por circuitos turísticos de Campo Ramón y en mi casa, acá cerca, con la ayuda de nuestra asesora hemos armado un pequeño museo de recuerdos de nuestros abuelos italianos donde exhibimos las pertenencias que trajeron al llegar a esta tierra colorada: baúles, cafeteras, fotos, cucharas. Lo hicimos porque queríamos mostrar algo más de nuestra identidad dentro de la propuesta de turismo rural”, se enorgullece Mercedes.
Otra actividad que empezaron a realizar a partir de recibir turistas fue recuperar la tradición de elaborar vino casero que también tenían muchos inmigrantes que llegaron a esta tierra colorada buscando un mundo mejor. Por eso plantaron un parral nuevo de uva Santa Isabel (tinta) y uvas blancas para elaborar su propio vino, así que tienen su bodeguita de vino casero que también se ofrece como parte del recorrido. Es que, justamente, recuperar hábitos y tradiciones productivas de generaciones pasadas es otra de las características del turismo rural.
“Para nosotros el tema ambiental siempre fue importante: ya partimos de que la cooperativa produce yerba con Buenas Prácticas de producción, respetando la naturaleza y los tiempos reales de estacionamiento y quizás por eso tanta gente busca nuestro producto, porque dice que no le hace mal al estómago”, reflexiona Mercedes. “Ya veníamos con esa conciencia, entonces el trabajo que hemos estado haciendo con las escuelas tiene que ver un poco con todo eso”.
Con esta idea de cuidar el ambiente presentaron un proyecto en una convocatoria de Nacionales Unidas, fueron seleccionados y con los fondos armaron viveros de plantas nativas en 18 colegios de la zona, con el objetivo de que los chicos conocieran bien las plantas del monte y, además, tener más ejemplares a disposición. En esto colaboró mucho el municipio de Campo Ramón (que tiene su propio vivero y cedió plantines) y también el Ministerio de Ecología de la Provincia.
“El programa que ganamos apuntaba también a enseñar la importancia de la flora del monte y así se plantaron más de 1.500 árboles y aprendimos la importancia de conocer la flora nativa y valorarla. Se plantaron cañafístula, lapacho amarillo y negro, jacarandá, cedro y ceibo entre otros y cada vez que llegábamos a las escuelas era una fiesta: los chicos nos esperaban con mucha alegría y compromiso, con ganas de aprender”.
Otra acción muy importante que realizaron fue trabajar con los chicos para que dejaran el hábito de cazar pajaritos, algo muy común en la zona: junto al Ministerio de Ecología dieron una serie de charlas sobre la importancia de cuidar la naturaleza y se los invitaba a que dejaran su honda (“gomera”) con la que cazaban y a cambio se les daba un regalo o un viaje.
“Fue muy conmovedor porque los chicos realmente tomaron conciencia y luego ellos mismos reflexionaban y se daban cuenta de que hacer daño no es bueno y empezaron a valorar y querer a esos pájaros que antes cazaban. Y esto es un gran paso porque muchos de ellos usaban la gomera desde siempre y lo veían como algo normal, hasta que entendieron que no”.
“Todo fue parte de un proceso y logramos hacer muchos cambios. Al principio hubo gente que nos decía: ´ ¿En serio ustedes ganaron un concurso de Naciones Unidas?, ¿Cómo puede ser?´ Pero así era y en gran parte gracias a nuestra asesora, que tiene una gran visión del turismo, ama lo que hace y es excelente en su tarea, al punto tal que la han llamado de muchos lugares para replicar las acciones que realizamos con el grupo Senderos de Pindó. También realizamos una campaña de concientización de la no a la quema y la preservación de los recursos naturales y presentamos un proyecto a la Nación para trabajar preservación, conservación de los recursos naturales, y reforzar las buenas prácticas ambientales en nuestro municipio”.
“Hoy y después de la pandemia que hizo todo muy difícil, seguimos recibiendo turistas para que puedan conocer el proceso de la yerba mate, ya que en la zona somos los únicos que los mostramos; los socios están conformes y de acuerdo porque es una manera de dar a conocer cómo se trabaja con la yerba y nuestro producto”, explica Mercedes. “Mientras, en la cooperativa se sigue, respetando las buenas prácticas de producción que implica trabajar la tierra según el clima para no hacer daño, y cuidar la forma de corte de la yerba (cortar las ramas más maduras y no más del 70% de la planta) para que dé una mejor producción y mayor rendimiento, siempre cuidando el recurso”.