Un análisis realizado por el consultor lechero Marcos Snyder, uno de los principales referentes en ese sector de la Argentina, expuso la posibilidad de que ante la intensa sequía que padece el país la producción de leche caiga entre un 20% y un 35% en 2023, respecto de los niveles de 10.500 millones de litros logrados el año anterior. Esto sería equivalente a toda o más de le leche que se dedica a abastecer a los mercados de exportación.
El análisis, que se puede leer en el blog DairyLando, parte de vincular la productividad de las vacas con su alimentación, la que se ve severamente amenazada no solo por la falta de pasturas y verdeos sino también, argumenta Snyder, por la imposibilidad de muchos productores de confeccionar silos de maíz.
“El silaje de maíz es la herramienta más poderosa que ha tenido el productor de leche para aumentar la producción. Ante la necesidad de aumentar la carga animal los tambos fueron creciendo en la superficie sembrada de maíz para ensilar a costa de área de pasturas. El maíz es el cultivo que más materia seca digestible produce por hectárea y al cosecharlo el aprovechamiento del forraje pasa del 60% de una pastura a 90% del silo”, recordó el experto.
Luego, el consultor construyó dos gráficos con la curva de producción de silaje de maíz en los últimos años. El primero de ellos muestra la evolución de los cultivos ensilados para tambos. El segundo refleja cómo caerían las ofertas de estos mismso cultivos en medio de esta feroz sequía.
“Combinando la información de ambos gráficos podemos hacer una aproximación al tonelaje de reservas 2023 que tendrían los tambos si nuestra percepción coincide con la realidad de la que nos enteraremos en 15-20 días”, indicó Snyder, antes de pronosticar una caída de 43% en el volumen de este tipo de reservas de alimentos para las vacas con respecto al año anterior.
Fue en este punto que el profesional vaticinó que “la cosa va a ser grave, muy grave. Ignoramos cuántos tambos podrán continuar en producción ya que la facturación se desplomará en un escenario de costos crecientes”. Y allí lanzó: “haciendo las cuentas calculamos que en el 2023 la producción de leche en Argentina podría caer entre 20 y 35%, bastante peor que lo del 2016”, cuando sucedió un fuerte ajuste.
¿Hay opciones? Snyder se pregunta lo mismo y define que la única solución visible es “que empiece a llover como para sembrar verdeos y pasturas (que habrá que sembrar más de la cuenta para bajar la carga que dependía del silo) y luego que el clima siga favorable, sin mucho barro ni demasiado frío, con buenas producciones de pasto”.
En las últimas horas se conoció además el precio promedio de la leche según el panel Siglea: dio 74 pesos por litro de eche entregado por el productor en las liquidaciones de febrero.
Para Snyder, ese valor es insuficiente para enfrentar los mayores costos de la alimentación. “Sería imperativo también que la relación de precios relativos de la leche con los concentrados se normalice, y que con 1 litro de leche se puedan comprar 2 kilos de maíz nuevamente… Y que haya maíz para darle a las vacas”.
Siendo optimista caerá un 35%.