“Ojalá yo supiera algo, depende de Trump”, “no tenemos novedades”, “no se sabe nada aun, esperemos que la demora sea sólo en su instrumentación”.
Ese tipo de respuestas dieron los empresarios argentinos cuando Bichos de Campo los consultamos por la tan anunciada cuota de exportación de carne vacuna que el gobierno de Estados Unidos le daría a la Argentina y que ampliaría a 80.000 toneladas al cupo arancelario de 20.000 toneladas que ya tiene el país desde 2018.
La ampliación de dicha cuota de exportación -que moviliza unos 150 millones de dólares en negociosa y podría crecer hasta 600 millones- fue fuertemente promocionada por el mismísimo presidente Javier Milei como un claro logro de su gestión y como evidencia de la muy buena relación que mantiene con su par de Estados Unidos.
Pero todos aquellos anuncios sucedieron en los días previos a las elecciones de medio término en las que se impuso La Libertad Avanza, a la par del salvataje financiero capitaneado por el secretario de Tesoro, Scott Bessent. Luego del triunfo, el gobierno de Milei -quien llegó a anunciar que la cuota sería cuadruplicada en un discurso- no volvió a hablar del asunto.
El problema es que en los próximos días se debería conocer el reparto entre los frigoríficos de ese cupo de exportación de 20.000 toneladas que tiene asignado la Argentina y que rige según el año calendario. A juzgar por la cercanía del inicio del nuevo ciclo, parece poco probable que haya lugar para que el reparto incluya las otras 60.000 toneladas prometidas. Y así, se perdería todo un año.
Los exportadores de carne locales no pierden la fé. De concretarse, se trataría de una negocio importante ya que representa casi el 10% de las ventas al extranjero que se lograrían este año. La clave es que el negocio de vender a Estados Unidos no tendría aranceles, lo que ya rige para el cupo de 20.000 toneladas, aunque con Trump de por medio todo puede cambiar o no suceder.

Para las empresas argentinas, que se concrete la ampliación del cupo es necesario además porque eso les permitiría integrar la res vacuna de mejor modo, combinando cortes con otros destinos como China, la Unión Europa y el mercado interno.
Sobre todo serviría para reducir pérdidas. Diferentes fuentes que se dedican a ese negocio informaron que, según el precio de venta al que se acceda y en función de los altores precios que tiene la hacienda local, por cada tonelada que se vende a China o a Europa actualmente las pérdidas rondan los 300 a 500 dólares por tonelada. Cabe destacar que en el caso de la carne de novillo además se sigue pagando 5% de retenciones.
Para los Estados Unidos, el favor que Trump le haría a Milei si finalmente amplía ese cupo se trataría de algo muy menor, ya que el año próximo Estados Unidos prevé importar 2,5 millones de toneladas de carne, de acuerdo con la última estimación del Departamento de Agricultura de ese país (USDA). Esto significa un incremento de 66% con respecto a las compras realizadas en 2021.
Este aumento de las importaciones tiene que ver con la caída de su stock vacuno y su producción de carne. El sotck bovino en el país del norte es de solo 86,6 millones de cabezas. Cayó 10% en los últimos 5 años.





