Neuquén cuenta con unas 850 hectáreas de producción hortícola de las cuales el 80% se encuentra en el departamento Confluencia, el más poblado de la provincia. Dispone de tierras cultivables y aguas aptas para uso agrícola en un gran número de localidades urbanizadas como Vista Alegre, Centenario, Plottier, Senillosa y Neuquén.
Debido a la concentración del consumo, la horticultura es intensiva y muy diversificada. El 20% restante se distribuye en los departamentos de Collón Curá, Chos Malal, Catan Lil, Lacar, Los Lagos, Minas, Loncopué, Ñorquín, Pehuenches, Huiliches, Aluminé, Picún, Leufú y Añelo.

Lorena Torres y Joaquín Jara pertenecían a comunidades mapuche distintas. Se conocieron, comenzaron a transitar juntos la vida y se potenciaron para producir verduras con el fin de abastecer a la zona de Loncopué, donde viven. La localidad es considerada entre los principales productores cárnicos de la provincia ya que su actividad principal es la ganadería.
Loncopué es el nombre de la localidad y del departamento que la contiene. Rodeada de vegetación de estepa, se ubica a orillas del río Agrio proveniente de las rocas basálticas de la localidad de Caviahue distante a unos 50 kilómetros.
La pareja, es señalada como referentes e inspiradores de la producción hortícola local, capacitándose e innovando permanentemente en sus prácticas.

Atesorando vivencias y consejos de sus antecesores para saber cuidar la tierra y ser agradecidos de lo que nos da, Lorena y Joaquín llevan adelante su proyecto a pesar de que en estos tiempos ven un poco más difícil la venta porque “la gente no tiene plata en el bolsillo”, como sostienen.
Habitan en Huarenchenque, un paraje ubicado a 30 kilómetros de la localidad y parte de su innovación es utilizar polietileno en suelo para el control de malezas y mantenimiento de la humedad en su invernadero, logrando una sustanciosa producción hortícola agroecológica.
Antes de dedicarse a esta producción, Joaquín trabajaba en una planta de Agua y embotelladora que surgió en el paraje a raíz de que el lugar tiene un manantial de agua de muy buena calidad. Se trata de una pyme que tenía dificultad para conseguir mano de obra local y empleó a integrantes de la comunidad Mellao Morales, quienes se capacitaron y fueron haciendo experiencia en el rubro.

La firma vende agua en toda la Patagonia, exporta a Estados Unidos, y está trabajando en un proyecto con el ex jugador de fútbol Javier Zanetti. Además, obtuvo uno de los puntajes más altos del Internacional Taste Instituto, la estrella Michelín del agua.
Pero todas esas luces no retuvieron a Joaquín, quien dejo atrás aquella experiencia y apostó a un gran proyecto junto a su pareja. “Buscamos esto para vivir y ponemos un precio más alto tal vez, porque nos cuesta salir de acá”, expresa Joaquín en base a su trabajo y la logística que lo rodea.
Detalla que lo que se produce es “lechuga, cilantro, perejil, albahaca, acelga, espinaca, cebollita de verdeo y disecados que guardamos durante el verano como orégano, perejil seco, provenzal, albahaca seca, ají molido, pimentón y hierbas medicinales como certal, buscapina, yerba buena, poleo, carqueja y San Pedro”.
Además de certificar buenas prácticas, la pareja se ha ocupado en tener la producción todo el año, “plantando de manera escalonada acelga y lechuga por ejemplo, una vez al mes o mes y medio repetimos la siembra”, aseguran.
Lorena y Joaquín abastecen a la zona y han llegado hasta las localidades vecinas de Zapala y Caviahue. “Es otra puerta y tenemos pensado salir para afuera para ofrecer nuestra verdura sana”, asegura Joaquín.
La producción es de a dos, pero en algunos tramos del proceso se suma la ayuda de los hermanos. “Nos ayuda un hermano en la temporada de verano y una hermana más que nos da una mano para la cosecha y el preparado de disecados”, cuenta.

“Continuamente estamos trabajando en esto que es algo a lo que nadie se dedica por acá. Hemos estado haciendo ferias hace varios años, anteriormente vendíamos algunos productos nomás y después ya cuando formamos pareja nos incentivamos uno al otro y pudimos ir a ferias y hacer más cosas”.
En su predio, también reciben a contingentes de escuelas de la zona, cuyas docentes se interesan por esta producción que llevan adelante y para que los chicos puedan conocer y aprender.
En tres cuartas partes de las 2 hectáreas que ocupan, concentran la producción porque el agua es escasa y si bien les cuesta proyectarse remarcan: “nos ponemos a pensar en el agua que es lo que más va a escasear, y nos vamos a tener que ajustar. No vamos a producir más de lo que nos alcance el agua”.
Así y todo, de una manera cuidadosa, invierten en su proyecto y buscan alternativas. “Se trabajó el armado del invernadero y usamos guano de chiva para que le de vitamina a las plantas”.
“Hace un año gestioné un proyecto de captación de agua, y compramos el material para captar desde la casa a 600 metros con bomba solar. Un sistema que nos están a punto de instalar”, señala Joaquín.

“Tenemos parte en invernadero y parte afuera. Se va viendo a medida que el clima nos va permitiendo plantar al aire libre. Se viene el transplante de tomate, chaucha, zapallo, cebolla”, enumera.
La zona es una gran promesa, la producción un verdadero desafío entre la escases del agua y el protagonismo de lo ganadero, pero juntos y hacia adelante, avanzan hacia el aprendizaje y la actividad constante. Lo que cosechan es voluminoso, colorido y sano, una verdadera joyita en plena estepa.




