“Estuvimos trabajando con los referentes de las provincias patagónicas pensando cuales son las problemáticas, cuales son las posibles soluciones; y hemos acordado generar una comisión publico-privada entre la Nación y dichas provincias para dar un salto productivo; generar rentabilidad y a partir de esto crear las condiciones para el desarrollo territorial y el aprovechamiento de los recursos que esta región tan importante de la Argentina tiene”, sostuvo el secretario formal de Bioeconomía, Fernando Vilella, tras su primer viaje al interior en su gestión. Fue a mediados de febrero en Bariloche, donde la cadena ovina aprovechó para presentar las históricas problemáticas del sector.
Han pasado casi 60 días desde entonces. Y como un secretario Vilella cada vez más debilitado por las internas en el gobierno libertario finalmente no armó la Mesa de trabajo que les había prometido, los productores ovinos de la Patagonia decidieron viajar a Buenos Aires para volver a exponer sus reclamos, esta vez frente a los que quizás tengan chances de decidir algo.
Los ovejeros llegaron acompañados de sus ministros provinciales, el presidente del Consejo Agrario de Santa Cruz, Adrián Suárez; la ministra de Producción de Chubut, Digna Hernando; y el secretario de Ganadería de Río Negro, Norberto Tabaré Bassi. De la comitiva fueron parte los dirigentes rurales Daniel Lavayén, Osvaldo Luján, Enrique Jamieson, Luis Sacco, Nora Lavayén y Juan José Anglesio.
Es decir, prácticamente los mismos que se habían reunido con Vilella dos meses atrás. Los temas también. Los que cambiaron fueron quienes los escucharon. En la Secretaría de Bioeconomía (ex Agricultura) los patagónicos se reunieron con los funcionarios bendecidos por el secretario productivo del Ministerio de Economía, Juan Pazo. Estuvieron Sergio Iraeta, flamante subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal que reemplazó añ despedido Pedro Vigneau; y Manual Chiappe, su jefe de Asesores, que reemplazó al despedido Germán Di Bella.
Volver a empezar. “En dicho encuentro los representantes del sur argentino expusieron diversos temas que hoy están afectando la producción extensiva en la Patagonia y que lesionan seriamente los sistemas productivos, como así también las herramientas necesarias de financiamiento que requiere el sector”, explicó el sector en una gacetilla.
Volver a explicar: “Los funcionarios presentes manifestaron que estaban recientemente designados, por lo que con respecto algunos temas tomaban nota para dar respuestas a la brevedad”.
Hubo, empero, algunas ilusiones.
- Sobre el financiamiento de la barrera sanitaria patagónica, que parece corre peligro, se decidió conformar una mesa de trabajo entre la Dirección Regional de Zona Norte y Sur de Patagonia de Senasa y los sectores público y privado de la región.
- Con respecto a los expedientes demoradísimos por los pagos de servidumbre que debe emitir la Secretaría de Bioeconomia, los funcionarios se comprometieron a aprobar la resolución correspondiente en el menor tiempo posible, ya que la demora lleva nueve meses y afecta a los productores con pozos petroleros en sus campos.
Volver a educar: “Los representantes patagónicos explicaron el procedimiento de aprobación de los proyectos de Ley Ovina y cómo se realizan los desembolsos en forma directa a los proveedores de insumos de los proyectos, resaltando los controles desde todos los sectores involucrados, públicos y privados”.
Esto fue necesario porque el fideicomiso que creó la Ley Ovina fue uno de los cuestionados por el presidente Javier Milei y se propuso su eliminación en el marco de la Ley Bases. Por ahora, con la nueva versión de ese proyecto, ese peligro desapareció. Pero el gobierno debe asegurar el financiamiento para lanzar una nueva tanda de proyectos ovinos este año.
Con respecto al Programa Nacional Prolana, que desde hace años garantiza la calidad de la esquila, se solicitó a las autoridades que revisen el despido de “personal que tienen una experiencia importante de más de 30 años y que son los que en la actualidad siguen realizando los controles necesarios a las comparsas al inicio de cada zafra”.
Previamente, pero en otro ámbito, los patagónicos habían llevado gestiones para enfrentar el peor de sus flagelos actuales: “la compleja situación desde el punto de vista productivo que sufre la Patagonia a partir del fuerte incremento de los predadores y la población existente de guanacos, aspectos que atentan contra la rentabilidad del campo”.
Para eso se reunieron con la nueva subsecretaria de Ambiente de la Nación, Ana María Vidal de Lamas; el director de Control Nacional y Monitoreo Ambiental, Federico Caeiro, y con Marcelo Forgione, vicepresidente de Parques Nacionales.
“El aumento de la presión de pastoreo considerando la carga pecuaria total, junto con los herbívoros silvestres, es uno de los peligros ambientales de efectos más graves en el deterioro de los pastizales naturales y en ese marco el manejo del guanaco debe ser una herramienta disponible, ya que no puede ser excluido de la presión de pastoreo y por lo tanto como una variable en la productividad”, dijeron los dirigentes y funcionarios de la Patagonia. Es lo mismo que le habían dicho a Vilella.
Volver a relatar. “En relación a los predadores urge la necesidad del rol activo de los estados nacional, provincial y municipal en favor de la producción para el control de las especies que permitan la sustentabilidad de la ganadería en la Patagonia”, se insistió.
Insistir. Pero para volver a sus regiones con las manos vacías.
Lamentable.
Siguen lloriqueando por los guanacos y los depredadores.
No cambian más.
Son parte del problema.
Así, no.