“El hilo eléctrico es, para mí, el insumo o tecnología más extraordinaria que podamos tener para hacer ganadería pastoril, así como lo fue la siembra directa o las resistencias incorporadas en las semillas”, destaca el productor y consultor ganadero Víctor Tonelli durante el capítulo de El podcast de tu vida (el número 59 grabado en octubre de 2022). Desandamos parte de tu vida y su vínculo con el campo, la evolución, las primeras armas en la profesión, por qué la eligió y cómo se fue dando lo de ser consultor y disertante, “tratando de explicarle al hombre de campo en un idioma sencillo de entender”.
Tonelli nació en Pehuajó. Allí, su padre gerenciaba las recordadas tiendas de ropa Galver. Después lo trasladaron a la sede central en Buenos Aires y así, un pequeño Víctor hizo sus primeras armas en la vida en la gran ciudad. Licenciado en Ciencias Agrarias, fue CEO de COMEGA y vicepresidente de Estancia y Cabaña Las Lilas, participó como Coordinador Técnico de la Mesa de las Carnes Argentinas.
¿Sabías que estuvo barajando anotarse para estudiar medicina y cuando lo llevaron a una práctica sintió que no era para él? Fanático de los deportes (antes para practicarlos, ahora para seguirlos por tv), su costado más conocido es como asesor del negocio ganadero y analista en el mercado de la carne bovina. Pero también es criador y recriador, en un campo que compró en General Guido, en la cuenca del salado, allí “despunta el vicio” y conoce -a veces padece-, en primera persona, lo que les pasa a los productores de carne argentinos.
-¿Cómo fue tu infancia? ¿Dónde, haciendo qué, en qué contexto? ¿Cómo era el Víctor Tonelli de pibito?
-Nací en Pehuajó porque mi padre estaba a cargo de una empresa de grandes tiendas de ropa que se llamaba Galver. Le tocó gerenciar esa sucursal. Por el lado de mi madre, una familia con bastante campo. Mi abuelo un francés que había comprado campos en la provincia de La Pampa (Catriló) cercano al límite con la provincia de Buenos Aires (Pellegrini). Con lo cual, mi padre siguiendo su carrera, después le tocó hacerse cargo de la central en Buenos Aires. Ahí tengo mis primeros recuerdos, una casona en colegiales. Mis recuerdos más claros fueron el colegio, La Argentina Modelo, y mis salidas al campo. Mi primera playa la conocí a los 13 años. porque todas las vacaciones de invierno y verano íbamos al campo. Me recuerdo con una vaca, corriendo un ternerito y tratar de enlazar, andando a caballo, o en la manga. Y fanático de todos los deportes.
-¿Y si te digo que cierres los ojos y recuerdes olores, sabores, colores? ¿Qué te acordás?
-Para mí, un olor fantástico que siempre me quedó grabado y amo es el olor a la tierra mojada. Cuando empieza a llover y uno empieza a sentirlo es increíble. También la bosta seca, que me lleva a lindos recuerdos. Hay olores del campo que son fantásticos y no los cambiaría por ningún perfume. Son esas cosas que te las llevas para siempre.
-En el mientras tanto pasó la adolescencia y llegó el momento de decidir qué estudiar. ¿Tenías una paleta de opciones o fuiste directo al hueso?
-Mira, cuando estaba en cuarto año en el Nacional Buenos Aires, teníamos un profesor de anatomía que nos preguntó un día quienes pensábamos en la medicina como carrera… ¡y yo levanté la mano! Jaja.. no me hubiera disgustado si no hubiera tenido esta pasión rural. Y entonces nos llevó a ver una operación. Dije, “esto no es lo mío”. Con lo cual, nunca tuve demasiado problema en definir. Entré en agronomía. Siempre tuve con la química y agronomía es básicamente química. Terminé primer año con tres materias adentro y química afuera. Y justo se abrió la carrera de Licenciatura en Ciencias Agrarias en la UCA, yo fui la tercera camada, y me encantó el programa, más directo, más enfocada en la zootecnia, y la hice rápido.
-¿Qué cosas te gustan de lo que haces hoy?
-La verdad que me gusta todo. Pero te diría que por algo impensado, porque jamás me preparé para esto, empecé a dar charlas, y un día de pronto vi que podía ser un ingreso y hoy disfruto mucho de dar charlas y es un ingreso tan importante para mí como el que genera un propio campo. Que siempre tuve como reserva patrimonial. Disfruto de ir a la manga como de ir a dar una charla a 5, 10 o 1000 personas. Me da igual. porque me apasiona transmitir cosas, porque me ayuda a mí reflexionarlas previamente y mantenerme siempre aggiornado en todos los temas. No es simplemente pararse delante de la gente y dar una charla, es el proceso previo de análisis de dónde ir buceando información y cómo armarla.
-Y me imagino que la parte de cómo contarlo debe ser interesante para vos…
-Sí. Mirá, yo siempre me pongo del lado del hombre de campo. Si bien mi mirada ha sido citadina, porque yo salvo cuando fui a trabajar y me quedaba en el campo, siempre entendí el pensamiento del hombre de campo. ¿Cómo analiza? ¿Cuáles son sus preocupaciones? ¿Sus estímulos? Entonces trato de traducirlo a un idioma sencillo de entender. Es un tema que valoro mucho, que la gente entienda, sin palabras rebuscadas.
–¿Y qué hacen hoy en el campo?
-El campo es un establecimiento de 500 hectáreas, un campo chico, cuenca del salado. Con una escala justita. Y quería tener unas 300 vacas. Obviamente cuando compré llegué con lo justo, pero fui mejorándolo, poniendo alambrado, con las instalaciones necesarias. Y lo fui pensando en términos de productividad. Hoy estoy en un nivel medio-bueno de productividad. Le hago 15-16 hectáreas de maíz para silo, que para mí es el corazón de mi proceso ganadero. Todas las vacas, no las vaquillonas, de fines de agosto a mediados octubre se la pasan dos meses comiendo silo de maíz. En pleno invierno que suelen ser duros, con mucha helada, pensá que tengo 76% de campo natural y en el invierno es color ocre… jaja.. nada verde. Entonces eso me ha permitido tener una carga de 0,9, producir arriba de 160 kilos de carne por hectárea, preñeces que no bajan del 92%. Servicio de 15-18 meses. Yo recrío machos y hembras. El macho va hasta los 320 kilos. Siempre dependiendo del recurso forrajero o el financiero.
-¿Cada cuánto vas?
-Y… No llego a ir una vez por semana. Voy tres veces por mes. Pero la persona a cargo en el campo está hace 20 años. Piensa igual que yo.
-La última de esta parte técnica, yo siempre digo que la incorporación e tecnología va por escalera y en agricultura por ascensor. Pero el último tiempo la ganadería ha ido evolucionando en esa incorporación tecnológica. ¿Cómo la ves?
-Yo te diría. Las comparaciones no siempre son buenas. Porque la agricultura es un proceso muy basado en insumos, que requiere avances en semillas, o insumos de distinto tipo, maquinaria super específica. En donde la tecnología ayuda a ser más eficiente en el uso de los insumos. Pero la ganadería es mucho, pero muchísimo más de procesos que de insumos. Si bien los insumos son importantes, porque necesitas el forraje que es la base de la ganadería, nosotros si somos buenos pastores, cuidamos bien el pasto y lo consumimos bien, terminamos siendo buenos ganaderos. Pero esos son procesos. Así como en la agricultura la siembra directa y las super semillas resistentes a distintos herbicidas fueron la explosión agrícola, el alambrado eléctrico, el hilo eléctrico, para mí es el insumo y tecnología más extraordinaria que podamos tener para hacer ganadería pastoril. Es de una sencillez increíble. Y vos te vas comiendo cada pedacito de campo en el mejor momento posible.
-¿Y lo otro? ¿Drones y todo eso?
-A mí no me quitan el sueño los drones, y las agtechs. No porque sea viejo y no las entienda. Sí que las entiendo. Pero me parece que frente a lo que hay disponible hoy, que no se usa en la intensidad y practicidad que genera, de bajísimo costo de inversión, pero altísimo impacto productivo, me parece que hay mucho camino por recorrer antes de meterse en cosas sofisticadas o inversiones altas.
-Sos conocedor de punta a punta de la cadena y quería preguntarte por la mirada que tienen algunos de la ciudad para con los del campo. La brecha entre producción y consumo. ¿Qué lectura haces?
-Hay mucho de mito urbano. Y de circo, ideología. Es muy difícil definir cuál es el origen de esta falta de ensamble entre campo y ciudad. Y hay responsabilidades compartidas. Pero creo tiene que ver con el origen de esto. Lo que en algún momento se consideraba la oligarquía terrateniente, que vivían en la city, Recoleta o Libertador, estaban en la Rural o en el Jockey Club. Que la verdad no representa la realidad del campo. Y me parece que lo que le falta al campo real es cómo viven, cómo son, cómo disfrutan de su trabajo diario. Que no es un sacrificio. No me vengan con que los del campo nos sacrificamos. Yo salí esta mañana de casa a las 4 de la mañana. Y a las 8 estaba por entrar al campo. Yo ya ayer estaba disfrutando del trabajo que iba a ser en la manga hoy. Creo que hay que contar más la realidad. No somos héroes. Hacemos lo que nos gusta, de la mejor manera. Y resalto que en el ambiente en general, los valores y principios son importantes.
-Bueno, llegamos al pin-pong de El podcast de tu vida. La primera tiene que ver con ¿Qué hacés cuando llegás a tu casa después de un día largo y complicado? ¿Tenés algo que te resetee?
-Durante mis épocas mozas, hacía deporte, el que fuera, según los amigos.
-¿Y qué era?
-Fútbol, tenis, rugby, vóley. Me gustaban y me gustan todos. Ahora los veo por televisión. Y le dedico tiempo. Puedo ver hasta golf. Y nunca jugué al golf. Para mí es un relax extraordinario mirar deportes en la televisión. Un whiskicito con mi señora para aflojar también nos gusta. Y no mucho más. Si, trato de repasar noticias del sector, claro, por una cuestión profesional. Pero el relax es el deporte.
-Cada tanto los nietos…
-Sí, claro. Siempre que invitan, por suerte mi hijo y mi hija tienen casa, hijos y allá estamos.
Máximo Uranga, el agrónomo que siguió el legado de su padre y busca nidos de aves por todo el país
-¿Qué te dirías a vos mismo a los 18-20 años? Ese muchacho que estaba arrancando este camino…
-Lo primero que le diría es que estudie todo lo que pueda. Que aproveche ese momento que al cabeza es una esponja. Que no pierda oportunidad. Porque eso te queda para toda la vida. Eso es tuyo. Te llena mucho. Te permite todo tipo de desarrollos. Yo tuve la suerte de poder estudiar acá y afuera. La segunda, formar una familia con valores y principios que te hagan feliz. Y después tratar de disfrutar la vida como se pueda, pero siempre con mucho compromiso.
-¿Tu comida favorita?
-Me gusta todo. Pero en un ranking, carne a la parrilla.
-¿Algún corte en particular?
-Ojo de bife, definitivamente. El asado me encanta también.
-¿Serie, libro o película?
-Serie me gustan las que están vinculadas aa la política. “Borgen” es una que creo todos tendrían que ver. No sólo por los temas sino por la forma en que piensan y viven los funcionarios de altísimo rango en Dinamarca, Noruega, esos países. La recomiendo a todas luces.
-¿Libros?
-Muchos. Soy un lector intenso de libros de ficción. Que tengan que ver con aventura. Con algún vínculo con lo real, pero en modo ficción. Cuando leo quiero relajarme.
-Si te dejan volver el tiempo atrás. ¿A qué lugar o momento de la historia de la humanidad volverías?
-Yo disfruté mucho el tiempo que me tocó vivir. De mis 74 años vi todo. El hombre a la luna, el inicio de internet, los smartphones, me tocó vivir un cambio en la sociedad y la civilización que fue y es apasionante.
-¿Un tema musical para que quede sonando?
-Si tengo que elegir una que me emociona a lo largo de los años es el