La acacia negra o Gleditsia triacanthos es una especie arbórea que llegó a la Argentina desde Estados Unidos a principios del siglo 19, y que en poco más de 200 años se convirtió en protagonista de una colonización territorial tan amplia como silenciosa. Ubicada dentro del catálogo de las especies invasoras más agresivas del país, su implacable capacidad de adaptación la convirtió en un grave problema ecológico, productivo y social.
“Hablamos de especies exóticas invasoras cuando las mismas salen de los límites naturales de distribución y se introducen a un nuevo territorio, donde se expanden y se vuelven dominantes”, explicó a Bichos de Campo Roxana Gutiérrez, ingeniera forestal e integrante de la agencia de extensión rural del INTA Zárate.
“La llegada de la acacia coincidió con la colonización europea, momento de la historia donde la cocción de alimentos y la calefacción todavía dependía de la leña. Esta planta fue introducida pensando de alguna forma en eso, en plantar árboles para obtener madera. Su adaptación a las condiciones ambientales y edáficas de nuestro territorio hizo que se expanda desde el norte del país hasta la región pampeana”, agregó.
Aún siendo originaria de la región este de Australia, donde se la conoce como “madera negra de Tasmania”, esta especie ha probado de sobrada manera su capacidad de supervivencia en distintos climas y ecoregiones. Su extensión hoy recorre la distancia de Buenos Aires hasta las yungas de Tucumán, y de Córdoba hasta la Mesopotamia, traspasando incluso los límites con Uruguay.
“Algunos la definen como una máquina de germinar. En su lugar de origen convive con otras especies en bosques, indudablemente porque tiene otros controladores de población. Aquí, una vez que coloniza el ambiente no deja que otras variedades arbustivas crezcan. El gran impacto que tiene es que compromete a otras especies al invadir un monte, bosque nativo o pastizales, genera cambios en el suelo y le quita territorio a los animales”, indicó Gutiérrez.
En efecto, estudios realizados por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires demostraron que su introducción provocó importantes cambios en el balance de carbono, en la dinámica del agua y en la vida de otras especies vegetales y animales, dentro de los ecosistemas a los que ingresó.
La clave de este daño está principalmente en la alta tasa de crecimiento que tiene esta especie, cuyo porcentaje de germinación puede superar el 70%.
“La planta tiene una producción de semillas por chaucha muy considerable. La estrategia que la lleva a ser una potente invasora es una adaptación para germinar en distintas condiciones propia de su gran plasticidad genética. Eso desencadena en otros impactos, tanto productivos como culturales. De la noche a la mañana tenemos un bosque de acacia que puede parecer lindo, pero que tiene espinas que pueden alcanzar los 15 centímetros y lastimar animales, dañar estructuras, etc.”, aseguró la ingeniera.
Lo cierto es que con la propagación que esta especie logró en el territorio, la aparición de plántulas de acacia puede ocurrir aún sin un monte de ella cerca. Según explicó la agrónoma y docente de FAUBA Noemí Mazía, en un panel sobre acacia negra organizado por el INTA San Pedro en 2021, los propágulos o semillas de la acacia ya “son parte del pool de especies disponibles de la región”.
Esto significa que ya se encuentran disponibles en el ambiente y pueden llegar a cualquier lote por dispersión natural. “Se pueden dispersar por agua y fauna nativa. El ganado es otro elemento dispersor muy importante”, aseguró. Y en efecto, tanto por consumo de pasto con presencia de estas semillas, como por la ingesta de la chaucha –que atrae a los bovinos por su dulzor-, el bosteo es uno de los mecanismos de diseminación de esta variedad más importantes.
“Una vez que la semilla se dispersa debe encontrar condiciones abióticas –climáticas- como condiciones edáficas para que prospere. El lugar al que llega el propágulo puede ser resistente o susceptible a que se establezca. Eso estará determinado en parte por el manejo que nosotros hagamos, más allá de sus condiciones intrínsecas”, detalló en aquella oportunidad Mazía.
Una vez que la planta germina, los estadios siguientes serán los de plántula, renoval –donde ya hay un tallo leñoso con espinas y acumulación de reserva energética- y árbol adulto.
“La acacia es también una planta fijadora de nitrógeno. En lugares con falta de nutrientes, la planta aún puede prosperar porque fija el nitrógeno que necesita en el suelo para desarrollarse. Hasta ahora la frenan las heladas y bajas temperaturas pero posiblemente genere otra estrategia y dentro de 200 años quizás llega Santa Cruz. Eso es lo que algunos investigadores están mirando de su componente genético”, sostuvo Gutiérrez.
Ahora bien, ¿cómo se combate a una planta que tiene tal grado adaptativo? Existen distintos métodos de control, algunos más efectivos que otros de acuerdo al estadio de la planta. Se puede realizar un control manual o mecánico, arrancando las plántulas o renovales, o químico aplicando productos específicos. La clave está en evitar que sobrevivan sus raíces, que son las que luego facilitarán el rebrote.
“Hoy en día la principal problemática para los productores es que se mete en sus campos de cultivo. Cuando eso sucede es muy difícil erradicarla, y si se hace en forma incorrecta vuelve con más fuerza. Los productores actualmente están perdiendo entre 2 y 3 hectáreas por año de campo a manos de la acacia. El control tiene que ser a partir de un medio químico”, señaló a Bichos de Campo Víctor Daniel Domínguez, especialista en fumigaciones de acacia desde hace más de diez años.
-¿Qué lo llevó a especializarse en el control de esta especie invasora?
-Me empecé dedicar a esto en 2016. Yo en verdad trabajo con Edenor y Edesur. En mi trabajo veía los problemas que generaba la acacia en campos e infraestructura. Empezamos a buscar distintos métodos para erradicarla, incluso fui a Alemania, Estados Unidos y Canadá a capacitarme y ver cómo hacían ellos para controlarla. Traje la idea de algunos equipos y los armamos acá con maquinaria argentina. Ahora ya hacemos fumigaciones en Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y próximamente iniciaremos en Corrientes. Nos llaman todos los días entre 10 y 15 productores, es terrible. Imaginate que en medio de la sequía es la única especie que siguió avanzando.
-¿Qué implica el proceso de erradicación de la acacia?
-Lo primero que se hace es pasar el método químico. Una vez que se seca, proceso que toma de ocho meses a un año, ahí sí se puede cortar y topar. Es un proceso largo. Nunca hay que hacerlo cuando está verde porque es muy resistente. Cualquier semilla o raíz que quede viva le permite retomar su curso. Algunos nos dicen que le han pasado la topadora por arriba y a los dos años les volvió a brotar por todos lados. Incurrieron en gastos, le sacaron la raíz y regresó.
-¿Una vez muerto qué se puede hacer con el árbol?
-La madera sirve para leña cuando está seca. Hay que tener cuidado porque tiene espinas y la verdad es que se transforma en una planta muy peligrosa.
-¿Qué daños ve que genera esta especie en los campos?
-La acacia lastima animales, lastima personas, levanta alambrados. Va robando campos todos los años. Después tenés otros daños económicos como que te rompa una máquina. Tuvimos un cliente en la zona de Pergamino que tenía máquina cosechando y la acacia, que estaba escondida en el medio del maíz, le rompió la plataforma. Le costó 11 millones de pesos el arreglo. Es una cosa increíble.
-¿Nota en su trabajo que la zona de influencia de la acacia va creciendo?
-Sí. Nos han llamado ya de la cuenca de Luján y la Matanza, hasta en Cañuelas, Lobos y Madariaga. La acacia está avanzando sobre cursos de agua y está tapando todo. Te tapa los caminos. Te diría ya que esa es una problemática generalizada en distintas partes del país. De pronto una maquina o vehículo no puede transitar porque te cierra la ruta por los dos lados. Por eso es clave el mantenimiento de las banquinas también.
Muy buena la nota sobre la acacia negra, especie muy invasiva, ya estamos sabiéndolo. Pero no dicen con qué quimicos controlan la acacia. Si es por una cuestion comercial quédense tranquilos que con la cantidad de plantas que hay diseminadas solos no van lograr erradicarlas.
Hola yo averigüe y el producto que usan es el pastar gold. Pero como es argentina obvio que no se consigue.
Sería bueno poner o pasar el nombre de la empresa
Alo…..
La Gleditzia es de eeuu….
La madera negra de tasmania o tasmanian blackwood es la Acacia melanoxylon….
Si existiera el cambio climático sería la planta ideal para combatirlo. Con acacia cubeiríamos de monte toda la pampa y no podríamos tener vacas, solo sería cuestión de que el hombre comiera fritos de acacia, como las vacas.
Exelente trabajo de esta empresa muy profesionales pr fumigaciones. Te la dicen posta
Yo he secado muchas acacias eliminando la corteza en un anillo de 10 cm y ha sido efectivo. Todas murieron
Gracias por la info Alicia !!!
Lo que tendrisn que hacer es sembrar plantas autoctonas de la region no sacar o quemar los montes como hicieron.xq se creen wue hace tanto calor??
El pastar es de Dow. Pero no se está importando.mucho. es difícil de conseguir