A lo largo de esta semana en Bichos de Campo hemos presentado a diversos integrantes de la familia de productores de leche que lleva adelante el tambo La Antena, en cercanías de Laboulaye, en el sur de Córdoba. Nos llamó la atención de ellos dos cosas, especialmente. Una es que disfrutan de producir e incorporar tecnología (por ejemplo, un tercer ordeñe o güacheras bajo techo) pese a no realizar su planteo íntegramente sobre campos alquilados. El otro rasgo destacable es que también disfrutan de vivir en el campo, incluso los más chicos.
Tomás y su hermano Ignacio son los hijos de Daniela Iommi y Néstor Becerra, los nietos del patriarca Elso Iommi. Podrían estar pensando en tomar otros rumbos, escapar del tambo. Pero por el contrario están pensando en cómo generar mayor cantidad de ingresos en esa explotación, para poder mantener y quedarse.
“Yo nací acá. Mis viejos empezaron a vivir en el 97 y yo nací en el 99”, cuenta Tomás Becerra a este medio, luego de haber estado elaborando una tanda de quesos dentro de una quesería perfectamente habilitada, montada sobre un contenedor pero con todas las instalaciones correspondientes. Queda claro la razón de por qué no hay pisos de cemento y paredes de ladrillos. En el peor de los casos, si acaso tuvieran algún día que abandonar ese campos alquilado, ellos podrían trasladar todo hacia otros lados.
Los dos hermanos Iommi crecieron escuchando los consejos de su abuelo, que ya lleva más de 50 años produciendo leche en este frágil esquema. También los de sus padres, que les recomendaron estudiar alguna cosa y los pudieron enviar para que vuelen con alas propias a Villa María. Pero es evidente que el campo les tira: Tomás se recibió el año pasado en Administración Rural e Ignacio está estudiando Ingeniería en Alimentos.
Fue Daniela quien impulsó la opción de fabricar quesos como opción para que sus hijos canalicen esas especializaciones y, sobre todo, permanezcan cerca.
-La idea es quedarse entonces. ¿Viste que en general los pibes rajan del campo?
-Así es. Pero Argentina es un país que tiene todo. Nunca se piensa, ni mi hermano ni yo tampoco, en irse del país. Irse de la lechería tampoco, para nada, para nada. Es día a día, se quiere un montón, a las vacas, a todo. Así que es muy es muy importante para nuestras vidas. Me gusta trabajar acá.
-Y elaborar quesos implica, me imagino, esa idea de continuidad. No entregar la materia prima sin procesar, sino que agregar valor para que más gente pueda vivir de esto.
-Así es, todavía no tenemos una marca propia, estamos pensando. Peor mientras tanto estamos elaborando todo tipo de quesos, sardos, cremosos, provoletas, saborizados, en barra, de todo. Próximamente seguramente sumemos yogurt, leche en sachet. La idea es ir avanzando.
A los jóvenes emprendedores los ayuda, una vez por semana, un maestro quesero, llamado Maximiliano Traverso, que viaja desde San Miguel, en Buenos Aires. “Nos va transmitiendo su conocimiento. En todos los quesos siempre hay un secreto. No es complicado sino que todo tiene maña”, cuenta Tomás.
Mirá la entrevista: