Moctezuma tiene menos de 400 habitantes. En su ingreso, un monumento al corredor Roberto Moura inicia el camino desde la ruta. Luego una réplica de la Pirámide de Mayo custodia la plaza y en poco más de 20 manzanas es inevitable ver sobresalir la altura de la planta de secado de leche en polvo de Lácteos Vidal.
Un pueblo que sólo tiene el servicio de agua corriente y muy poco pavimento atraviesa desde el 18 de julio de 2022 una situación impensada. Su única industria se vio envuelta en un debate nacional por el bloqueo de un grupo de empleados, motivados por la Seccional Trenque Lauquen de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra), luego de un reclamo repentino por la recategorización de seis empleados.
Pero el escándalo tuvo una dimensión que es poco entendible. ¿Que tiene la planta de Lácteos Vidal que atrajo semejante conflicto?.
“Con todos tambos remitentes de la zona, de los partidos de Carlos Casares, Pehuajó, Henderson y Bolivar, con transporte tercerizado, trabajamos actualmente 140 mil litros de leche”. Arturo Díaz que fue el primero en poner el cuerpo al bloqueo. Como director técnico de la planta entiende que el crecimiento del conflicto se dio porque “es una referente en la zona, para las otras pymes de la zona, en cuanto a producción”.
La relación de Arturo con la empresa viene de familia, porque su papá Rubén estuvo al lado del pionero Vidal Bada durante décadas, a medida que la empresa crecía. Son 28 años de un vínculo que se inició cuando ya estaba recibido de veterinario en los cinco tambos de la empresa, para que desde 2000 se encargara de la producción de la muzzarella, quesos de pasta blanda y semidura y dura, dulce de leche, ricotta, manteca y crema, además de suero y leche en polvo.
Arturo conoce cada rincón de una planta que es impecable en su interior, que cuenta con un parque de energía solar para abastecer su consumo, pero que tiene en marcha obras para el tratamiento de efluentes.
Durante al abrazo de apoyo a la empresa se encontraron empresarios de pymes cercanas y no tanto, pero sobre todo tamberos, que remiten o no su producción. Productores que hace más de dos décadas les venden la leche, estuvieron presentes con sus hijos, con sus nietos, contando las historias del vínculo ante cada saludo.
“Nuestros remitentes son amigos y por eso desde el día cero nos apoyaron en este conflicto, empezando por ayudarnos a pensar a dónde derivar la leche cruda para que no se pierda al no poder entrar a la empresa durante dos meses, en los que se cambiaron horarios, recorridas, incluso horarios de ordeño”.
Cuando se empezó a permitir el funcionamiento, de a poco se empezó a tomar nuevo personal que reemplace a los 26 trabajadores que a mediados de septiembre fueron despedidos. “La puesta en marcha empezó por el 20% de la capacidad, por la falta de leche, de personal, pero sobre por la falta de capacitación de quienes estaban trabajando. Por eso el 100% de la capacidad se logró el 1° de enero, teniendo unos seis meses de trabajo recortado”.
En el abrazo estuvieron los trabajadores de siempre, los nuevos, pero muchos que ya se jubilaron o emprendieron otros caminos. Muchas familias con dos generaciones ligadas a la empresa.
Lo que fue impensado, con un reclamo que cerró la planta, hoy se espera que “se resuelva de la mejor manera, a pesar que cuando se pierde la confianza cada uno tiene que irse por su lado”.
Arturo Díaz entiende que hoy por hoy la empresa consiguió rearmarse, estructurar un equipo de trabajo sólido y que debe superar el dilema que subyace en el pueblo.
A media cuadra, en un terreno cedido por la Municipalidad de Carlos Casares sigue en una carpa de Atilra, con banderas y carteles, un grupo de los despedidos. Habiendo recibido una oferta inicial para el pago de la mitad de la indemnización, la capacitación en emprendedurismo para quienes no tienen otros ingresos, la reunión con el juez Ramonet del viernes pasado no los conformó y pareciera que poco lo podría hacer.
Bichos de Campo estuvo en el lugar, miró el abrazó figurativo con una bandera argentina y la entonación del Himno Nacional, pero también habló con quienes miraron de lejos lo que se hacía, a pesar de la reticencia a dialogar con medios.
La recepción de una mayoría de los allí presentes no fue buena. No ver en los medios apoyo a lo que ellos protagonizaron los incomoda y los planta en un discurso repetido en algunos rincones de la sociedad.
Los trabajadores hablan de condiciones de trabajo que no parecen coincidir con lo que cuentan incluso quienes ahí ya no trabajan. Pero es entendible que la necesidad de algunas recategorizaciones debería haberse resaltado y reclamado de otras formas.
Hay negativa sobre la usurpación de la propiedad privada, la instalación de una carpa en la playa de transporte, del bloqueo que generó una acumulación extraordinaria de leche, de la amenaza a trabajadores aludiendo a que “no hay videos de Moctezuma, de Devoto si”, refiriéndose al centro de distribución en Capital Federal.
La Policía bonaerense que actuó en el lugar explica el caso contrariamente a los trabajadores y confirma situaciones complejas.
A esta altura pareciera que el gremio “prometió” más de lo que podía cumplir y con ello se encamina el acuerdo de varios de los 26 despedidos ante el Juzgado, negociación que seguirá el próximo 4 de agosto.
Hay quienes han trabajado hasta 28 años en una empresa que puede tener de todo, como cualquier lugar, pero que claramente quiere seguir adelante y muestra intenciones de negociar hasta económicamente para lograr la normalidad perdida. Cierto es que hay una herida en el pueblo y en la industria que se cerrará, pero será duradera la cicatriz.
Trabajadores que vieron deteriorados su ingresos no pueden responder ante la consulta de por qué hasta el momento nunca el secretario general del Sindicato lechero, Héctor Ponce, apoyó esta lucha, mientras sí se involucró en otros temas que demandaron incluso paros nacionales para resaltarlos, como el fideicomiso para salvar SanCor. Alguno desliza a las cuestiones políticas internas del gremio, pero rápidamente aclaran que para dentro de más de una semana -en el primer aniversario del inicio de lo que ellos destacan como una “huelga”-, podría Ponce llegarse hasta el lugar.
La decisión adentro de Lácteos Vidal es no retomarlos como empleados por la conocida pérdida de confianza, pero se hace más complejo entender cómo quienes encuentran en la empresa tantas complicaciones pueden volver a trabajar en el lugar, donde dicen no haber tenido orden en sus tareas, equipamiento de trabajo, reconocimiento de horas extra, pero incluso diferencias irreconciliables con los titulares de la firma.
Todo esto no forma parte del expediente de la causa laboral y eso es lo que debilita aún más el planteo que sigue acompañado por varios cargos y demadas penales que tramitan en Trenque Lauquen, contra este grupo de despedidos.
Todas las partes quieren que el conflicto termine, pero las actitudes son muy disímiles, entonces de manera absoluta debe ser la Justicia la que trabaje con claridad y respetando la ley para que el nivel de discordia se restrinja sólo a un mal recuerdo que dejó 2022 y que seguramente le arrebató la tranquilidad, el sueño y la salud a quienes estuvieron ligados al tema.
En el 2011 cerré una empresa de distribución con casi 40 años de antigüedad ante un apreté del sindicato de camionero. Fue lo mejor que hice hoy la mayoría de los empleados están en la calle sin ningún trabajo.
Basta de palos en la rueda, basta se zurdoperonchos que no quieren laburar y respetar las reglas
Los sindicatos odian las empresas. Pujantes..Llevan. el llibrito. Del General ODIAR AL Inteligente. QUE PROGRESA
Hasta el año 2021 tuve una pyme, y por un reclamo del sec gral del ramo que tenia, me hicieron la vida imposible hasta que tuve que cerrarla y dejar sin trabajo (previamente haber pagado las indemnizaciones) a los 6 trabajadores, desde esa fecha yo ahora trabajo con mi familia y ellos aun “gracias a su sindicato” siguen sin encontran trabajo.-
Cuando un sindicato, apoyado por un juez, decide si la fábrica procesa una materia prima , en este caso la leche, decide cuánto personal se contrata, cuánto se le paga y obliga al empresario a mantener en sus puestos de trabajo a un grupo de trabajadores que son sus enemigos. El empresario NO ES DUEÑO DE SU EMPRESA.
Pasa a ser un servidor de ese grupo de sindicalistas parasitarios , que cobran, no trabajan y arruinan a la empresa.
Detrás de ello vienen lo políticos y compran la empresa por nada.
Tenemos tantos ejemplos de frigoríficos como de aceiteras y la más escandalosa de Nucete