La ganadería está cambiando de ciclo. Un dato clave es que está dejando atrás una seca feroz, aunque por respeto a los que no recibieron agua hay que decir que vastas zonas siguen siendo castigadas por el clima.
Pero en la mayor parte del área ganadera la situación se está revirtiendo, y con la llegada de las precipitaciones a partir de mediados de octubre comienza a verse el rebrote del pasto.
Las expectativas del sector son buenas, al menos a nivel de la cría (la fábrica de más vacunos), ya que habrá posibilidades de retener ganado en los campos y, debido a la baja oferta de terneros que se espera se supone que los precios se afirmarán.
También se espera que haya más demanda de vientres (las vacas) para la recomposición de los rodeos que se achicaron este año.
Desde esta mirada, los que no la van a pasar bien en los próximos meses son los engordes a corral, que tendrán que competir por la poca oferta de terneros disponible con los recriadores.
Tampoco son buenas las perspectivas para los consumidores de carne. Y es que para el año que viene se espera una oferta menor a los promedios de los últimos años, que rondaron los 14/14,5 millones de terneros.
Según las proyecciones de un reconocido analista económico y agropecuario, Salvador Di Stéfano, la disponibilidad de terneros sería de solo 13,5 millones de cabezas.
Esa caída en el número de terneros, la vuelta al negocio de los recriadores (que comprarían esos animales en la zafra para llevar a los campos con pasturas y recién encerrarlos en los feedlots a mediados de 2024), retrasará la oferta de hacienda para faena.
A eso hay que agregar que se achicará también la venta a frigoríficos de vacas y vaquillonas, categoría que sufrieron una fuerte liquidación este año por la sequía.
Para Di Stéfano, en este escenario, los envíos a las plantas frigorífica serían de 12,5 millones de cabezas, es decir dos millones menos que en 2023. Esto equivale a casi dos meses menos de trabajo en las industrias.
A esto se agrega que -por la falta de maíz para terminar el ganado, al menos hasta que ingrese la próxima cosecha-, el peso medio por animal que llega a la faena será muy bajo. El consultor lo calcula en 220 kilos por res producida, lo que es muy bajo e implica la pérdida de miles de kilos de carne..
Si a eso se le restan 900 mil toneladas de cortes vacunos que se llevaría la exportación, Di Stefano estimó que al mercado interno se volcarían solamente 1,85 millón de toneladas de carne, contra un promedio de 2,1 o 2,2 millones de toneladas de los últimos años.
Es decir que faltarían para el consumo -siempre y cuando no se imponga un mayor cepo a la exportación- entre 240 mil y 300 mil toneladas de carne.
Esto, según el análisis del especialista, significaría un consumo ponderado per capita de solo 40 kilos anuales, muy por debajo del nivel de estos dos años de liquidación y mucho más por debajo de los promedios históricos. Desde la pandemia a esta parte, el consumo argentino de carne primero bajó, pero luego se recuperó a poco más de 50 kilos anuales por habitante. La caída sería entonces de 20%.
En condiciones normales una baja tan pronunciada de la oferta del alimento más demandado se traduciría en subas en los valores de la carne y de la hacienda. Pero eso está por verse: el domingo se elige un nuevo gobierno y el lunes podrían comenzar a darse cambios económicos de fondo.
El mismo Di Stéfano dice que se se acelerará el proceso devaluatorio, y que eso condicionaría más el poder de compra de la demanda local.
Entonces los precios del ganado y del alimento más apreciado por el consumo local surgirán de esta relación de fuerzas entre una oferta reducida y una demanda con menos poder de pago.
Falta saber qué rol jugarán las políticas públicas, porque si el nuevo gobierno interviene el mercado e impide o limitas las exportaciones, la oferta para el mercado local sería mayor pero al mismo tiempo habría un fuerte desincentivo a la producción y a la futura oferta de carne vacuna.
El pueblo Argentino está preso de los políticos y los sindicalistas son los únicos que ganan
Y bueno comenzarán a cerrar las carnicerías hasta que aparezca quien se lleva la mayor ganancia del mercado
Se tienen que poner a laburar, porque de otra manera pues desapareceran. Suficiente ganan con la evasión impositiva, con no pagarle a los peones rurales, con todas las triquiñuelas que usan para joder a los demás, es más, el Estado tendría que reventarlos con impuestos.
Que comentario tan poco util! Es una posicion de ignorancia y revela un cierto tufillo fascista. No hay que hablar de lo que no se conoce! Gracias!