El consumo de miel en Argentina se encuentra muy por detrás del que tienen otros países, en especial aquellos situados al oriente del globo. Si bien la cuantificación del consumo interno no es del todo certera, se estima que entre 10.000 y 15.000 toneladas anuales de este producto son absorbidas por la población. El excedente, que históricamente se mantuvo entre las 55.000 y 70.000 toneladas, se exporta.
La cotización de la miel nacional tampoco se acerca a los valores que se obtienen en el mercado internacional, algunos de los cuales pueden llegar a representar casi un sueldo básico por kilo. Eso es lo que el cordobés Fernando Luis Esteban, especialista en el sector apícola nacional e internacional y director del medio Espacio Apícola, pudo chequear en su visita al último congreso internacional de Apimondia realizado en Turquía.
“Se trata de un encuentro realizado cada dos años por la Federación Internacional de Entidades Apícolas, del cual participan más de 100 países. Allí se renuevan autoridades, se reciben nuevos miembros, se muestran producciones locales y también nuevas tecnologías aplicadas tanto para la producción de derivados de la apicultura como miel, jalea real y semillas de polen, como para servicios de polinización”, explicó Esteban a Bichos de Campo.
Esta última edición, que originalmente iba a ser realizada en la ciudad rusa de Ufá pero que debió ser relocalizada tras el inicio del conflicto bélico con Ucrania, contó con la participación de países latinoamericanos como Chile, Uruguay, Brasil y, por supuesto, Argentina.
“Entre los países que participan de esta feria hay algunos con una gran trayectoria apícola y de consumo de miel. Entran en juego valores culturales e históricos. Pensá que se han encontrado guardadas vasijas con miel en tumbas de Egipto en perfectas condiciones. A temperaturas estables de 14 grados y de forma hermética, la miel se puede mantener por años. Y en esos miles de años hay países que son cuna de la civilización”, señaló el experto.
Es por esa razón que algunos países ven en su producción de miel un acerbo cultural milenario y la ofrecen a precios muy elevados. Por suerte para Esteban, la miel considerada como “la más cara del mundo” llegó a sus manos en forma de regalo.
“En la feria visité a la Asociación Azerí de Apicultores, de Azerbaiyán. Me entregaron una miel llamada Qaratikan, de la especie Paliurus spina christi que produce el tradicional y muy difundido fruto de jujube. No fue sino hasta después que me di cuenta de su procedencia. El Paliurus spina christi es sinónimo de la especie Ziziphus spina christi, cuyo nombre científico ya te tira una línea”, dijo Esteban.
Y agregó con emoción: “La tradición de estos pueblos de Oriente Medio sostiene que con una rama de ese árbol se habría confeccionado la corona de espinas de Jesús. La razón de su valor agregado es básicamente cultural. No hablamos de cuestiones analíticas ni de propiedades curativas o antibióticas del producto. Simplemente hablamos de miel que se produce de una especie que ha sido parte del contexto cultural del entorno del nacimiento del cristianismo”.
¿Y cuánto sale esta miel? Su presentación de 140 gramos cuesta nada menos que 100 dólares.
“En Argentina el kilo de miel se vende entre 1.000 y 1.500 pesos. Si pensamos en un dólar a 300 pesos eso equivaldría a 5 dólares. Y está vale 100 dólares por 140 gramos”, concluyó sorprendido el cordobés.
El kg de miel lo están pagando al productor $300 en tambores de 300 kg