Históricamente, las semanas posteriores a la cosecha de uvas en la región de Cuyo fueron de fiesta. Pero en vez de celebrar y pensar en las próximas campañas, a los productores apenas les queda resto para agarrarse la cabeza.
Dentro del amplio espectro de las economías regionales, los viñateros son otro de los sectores que “sangran” por las condiciones que fija la macroeconomía. Porque, si bien no tienen retenciones, tampoco cuentan ahora con precios de referencia, y el enfrentamiento con las bodegas es desigual. La última campaña tuvieron que vender la uva al mismo precio que el año pasado.
“En el Valle de Uco y en Mendoza parece que no hubo inflación”, ironizó Mario Leiva, que es presidente de la sociedad rural de esa región vitivinícola y delegado de CRA por la provincia, pero también una fuente obligada de consulta sobre el tema.
Cuando lo cruzó Bichos de Campo en Jonagro, el evento organizado por CRA en Capital Federal, Leiva no pudo disimular su descontento con la situación actual del sector que representa. “Han roto el mercado”, fue lo que atinó a decir cuando lanzó sus dardos al sector industrial, hoy altamente concentrado y con mucho más poder en la negociación desigual con los productores.
Sin ir más lejos, lo que le pasa hoy a los viñateros es lo mismo que sucede con la yerba en Misiones, porque se ha disuelto recientemente el espacio que tenían para discutir sus precios. “Todo el lobby bodeguero, con connivencia del sector político, tiró abajo una ley provincial”, denunció Leiva, que lo considera que la derogación de la Ley 9133 es un grave retroceso para la cadena productiva.
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A esa falta de precios de referencia también se le suman los altos costos. El de la luz, sobre todo, que es clave para los sistemas de riego y hoy representa una cuarta parte de lo que tienen que pagar los establecimientos. “Hay una diáspora de productores que no van a poder seguir porque no pueden sostenerse”, lamentó el referente, que alerta sobre esta situación hace varias campañas.
De hecho, los mendocinos ya conocen muy bien lo que es luchar por una economía regional. Les pasó -y les pasa- con el tomate, y ahora estiman que hay unos 3000 productores primarios de uva comprometidos. Entretanto, denuncia Leiva, la mayoría de los recursos y medidas de fomento van a la minería, que es la actividad que mayores ingresos deja en la provincia.
“Y a nosotros nos dicen que el mundo cambió y que hay que cambiar la matriz productiva. Es lo mismo de siempre”, apuntó el ruralista.