El algodón y su cadena de valor constituyen la segunda economía regional en importancia, detrás del maní. Hay unos 7.600 productores que lo siembran y no menos de 250 establecimientos agroindustriales que dependen de este cultivo característico de las provincias de Chaco, el norte de Santa Fe y Santiago del Estero.
Estos datos surgen de un interesante estudio encarado y publicado por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios del Ministerio de Agricultura, con el objetivo de ir trazando un mapa más acabado de esta cadena productiva, para luego avanzar en la conformación de una plataforma SIO Algodón, semejante a la que reúne cotidianamente los precios de los cultivos pampeanos.
“La labor de relevamiento apuntó a mensurar la cantidad de actores que hay en cada eslabón de la cadena y cómo operan las relaciones comerciales entre ellos, con el fin de dimensionar el volumen de transacciones y actores que debería tener el SIO Algodón operando al ciento por ciento”, explicó el subsecretario Javier Preciado Patiño, al presentar el trabajo.
Son muy interesantes los datos ofrecidos por esta suerte de relevamiento algodonero. El sector tuvo su mejor desempeño histórico a mediados de los años 90, con cerca de 1,4 millones de toneladas cosechadas. Pero luego cayó a una mínima expresión en 2001/02.
En los últimas dos década se ha recuperado bastante y la producción se ubica en las 700 mil toneladas bruto en el promedio de los últimos diez años. El rendimiento industrial en fibra es una tercera parte de eso. Representa menos del 1 % de la producción mundial.
La siembra de algodón ha ocupado unas 600 mil hectáreas en promedio para los ultimo 10 años, pero con una fuerte oscilación según el año. Hay, de todos modos, “una fuerte tendencia de mejora en el rendimiento por hectárea, que en promedio es de 1,8 toneladas/hectárea”. El cultivo se siembra entre los meses de octubre, noviembre y diciembre, y la cosecha suele realizarse en el mes de junio.
Según el documento, se trata de “la segunda cadena regional con mayor incremento del valor agregado en los últimos 15 años. Aporta 26 mil empleos directos y se destaca por ser la actividad con mayor demanda de mano de obra por peso invertido” en el país.
Según un trabajo de Alejandro Lodola de 2018, el empleo total de la cadena algodonera, primario industria (hasta primera transformación) y servicios conexos, alcanzó los 26 mil puestos directos. “El algodón se destaca por ser la actividad con mayor demanda de mano de obra por peso invertido, con un ratio de 15 y 16 empleados por millón de pesos invertidos en la producción primaria e industrial más servicios, respectivamente”, se indica allí.
¿Cuántos productores de algodón existen? Difícil hacer ese cálculo con exactitud, pero de los registros sanitarios surge que hay 7.630 RENSPA activos a la fecha, donde el 54% (cerca de 4.000 productores pequeños) producen algodón en menos de 50 hectáreas. También hay un 1,5% (117 empresas agrícolas) que lo hacen sobre superficies de más de 1.000 hectáreas.
El documento reconoce que en los últimos tiempos se está produciendo una fuerte concentración de productores, ya que para 2006 se calculaba que el estrato de “productores minifundistas”, que no superan las 10 hectáreas de superficie implantada, representaba el 82% del total. Pero luego advierte que este segmento de minifundistas “ya es inviable económicamente el cultivo en esa escala, a menos que reciban fuertes asistencias por parte del Estado”.
“Así es como el cultivo casi desapareció de provincias como Corrientes, o el Centro-Este de Chaco, o bajó muchísimo la superficie y cantidad de productores en Formosa, y se reconcentro en la zonas donde existía la posibilidad de ampliar la frontera (desmontes) del Oeste de Chaco, Este de Santiago del Estero y noroeste de Santa Fe, así como producciones muy tecnificadas y con riego en Salta y San Luis”, se describe.
El trabajo oficial es generoso en datos sobre el cultivo y su cadena de valor. Así, documenta la existencia, en el proceso de transformación, de 126 plantas desmotadoras (son las que procesan la mota del algodón y obtienen la fibra), 40 hilanderías para la fibra, más 2 molinerías para el grano, 5 deslintadoras y 1 semillero fiscalizador.
El mercado externo de la fibra (principal producto industrial) se compone por 59 broker/consignatarios y 5 firmas exportadoras, mientras que el aceite lo exportan solamente tres firmas. De todos modos, el 80/90% de la producción se comercializa en el mercado interno, tanto de fibra como de aceite.
Para hacerse de la fibra, el mercado interno suele pagar un premio con respecto al precio internacional, “pero sus condiciones de pago son de largos plazos, 90 días (típico) hasta 270 días o más (usual). En cambio, la exportación (que en promedio es de 70 mil toneladas por año) paga con menores plazos y precios”, describe el informe oficial.
No hay un mercado institucional para este cultivo. La Cámara Algodonera Argentina oficia de Cámara Arbitral ante una controversia en la calidad de la fibra. La Argentina por ahora no posee laboratorios públicos o privados que puedan determinar calidad de la muestra y con ello establecer el precio final. “La Cámara propone precios internos de referencia y condiciones, como también ejerce gran influencia en la fijación de los precios FOB oficial”, dice el informe.
El valor agregado total de la cadena algodonera, en promedio del año 2015, fue de 200 millones de dólares, según una medición realizada por el MInisterio de Economía en 2017. El 70% de dicho valor fue aportado por la industria y los servicios conexos.
El principal rubro agroindustrial es el de los desmotadores, donde existen dos formas de propiedad: las empresas privadas y las cooperativas. Pero “estas últimas han ido perdiendo participación, pasando a representar a fines de los años 90 el 30% del total de empresas desmotadoras”.
Según un relevamiento realizado en 2015, las 126 plantas desmotadoras del país tienen una capacidad de aproximadamente 1,9 millones de toneladas de algodón en bruto, es decir casi tres veces la producción actual.