Quien hoy se propone profesionalizar su planteo ganadero bovino y mejorar el manejo que realiza del rodeo, no puede desconocer a esta altura los avances que las distintas razas han hecho en torno a las evaluaciones genéticas de los animales. A la hora de analizar los rendimientos y calcular el desarrollo de cada ejemplar, es clave recurrir a los DEPs o Diferencias Esperadas de Progenie, una herramienta clave para determinar la herencia genética.
“Cuando tomamos datos como el peso al nacer o el destete, ellos tienen un componente genético y otro ambiental. No es lo mismo si el peso de destete se logró en un sistema de producción del tipo Pergamino o si se consiguió en Bahía Blanca. A la hora de aplicar la herramienta de los DEPs, se dejan a un lado los rasgos ambientales y se trabaja únicamente con diferencias genéticas. Así, si tenemos un toro con un peso de destete +10 y otro con un peso +15, sabemos que los hijos de uno podrán alcanzar cinco kilos más que los del otro”, explicó a Bichos de Campo Horacio Guitou, veterinario encargado del Programa de Evaluación Genética de Angus.
Ahora bien, ¿esta herramienta es útil únicamente para analizar rasgos físicos del animal? Lo cierto es que no. Recientemente los Deps comenzaron a considerar nuevas variables dentro de la herencia genética como la docilidad, aspecto clave a la hora de pensar en bienestar animal.
“La docilidad tiene un scoring que va del 1 al 5, de más dócil e menos dócil. Hoy podemos decir que los animales categoría 4 y 5 deben ser descartados de los rodeos ya que son sumamente nerviosos y eso afecta a todo el clima del rodeo. Son aspectos sumamente heredables que se trasladan rápidamente a los hijos”, indicó Guitou.
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-Podemos decir entonces que la genética incide en cuán cercano y amigable será un rodeo con el hombre, y cuánto más fácil será su manejo.
-Exactamente. Pensemos en el manejo tradicional con los caballos, los perros, la picana. Todo eso se puede reemplazar yendo a algo más tranquilo como las banderas, sin tener que introducir ambientalmente algo más agresivo como una picana. Lo que nosotros hacemos en la evaluación genética es detectar esos toros padres que genéticamente son más dóciles, para introducirlos en los rodeos, siempre y cuando tengan balanceadas las otras características de producción.
Otra de las variables que Angus ha sumado recientemente a su base de datos es la eficiencia de alimento, que hace también a la sustentabilidad de la producción ganadera teniendo en cuenta que el 50% de los costos de llevar a un novillo a faena vienen del alimento.
-Un animal gana valor a medida que va comiendo, ya que el alimento se traduce en kilos y los kilos en dinero. ¿Esto es lo que están estudiando?
-Exactamente. Es la conversión de los kilos de alimento en kilos de carne. Empezamos a trabajar con corrales con comederos inteligentes, que registran cuando el animal va a consumir y diariamente se toma el consumo de materia seca. De eso obtenemos un DEP de consumo de materia seca y otro de consumo residual, que se traduce en que hay animales que ganan el mismo peso consumiendo menos. Lo que se ha visto es que los animales que consumen menos generan una producción de metano un 10% menor, y una producción calorífica entre 9% y 10% menor también. Eso se traduce en sustentabilidad ambiental y en una importante reducción de costos para el ganadero.
-Los DEPs hoy van desde variables vinculadas al rendimiento del animal hasta su docilidad e impacto ambiental. Hoy se puede saber mucho más desde la genética.
-Claro. Por eso estamos armando una base de datos. Ya hicimos cinco pruebas con 317 toritos desde 2021 hasta ahora. Y vamos a seguir hasta 2023. Hay un cronograma de pruebas de tal manera de poder detectar esos animales y contribuir a una menor producción de metano, y a su vez una mayor eficiencia para convertir lo que es el consumo de materia seca en kilos de carne.
-¿Cuánto faltaría para que esas variables ya puedan ser tomadas como referencia por aquellos productores que deciden comprar genética Angus y mejorar su rodeo?
-Ahora estamos en la primera etapa. Los toritos que van a las pruebas tienen que estar dentro de cierto rango de edad, entre 200 y 240 días cuando ingresan a 390 días cuando salen. En el total de la medición concreta hay un periodo de 20 días de acostumbramiento social y acostumbramiento a los comederos, y después hay 70 días donde se empieza a medir el consumo diario. Ahora estamos formando una población de referencia en base a datos que estamos generando para luego avanzar a lo que es la evaluación genómica. Vamos a tardar un tiempo, sin embargo quienes participan de la prueba ya se llevan un DEP clásico.
-Podemos dar por sentado entonces que hoy en día la genética también aporta a la tecnología y al bienestar animal en la ganadería.
-De alguna manera sí porque desde el punto de vista de bienestar animal, del bienestar humano y de la sustentabilidad, bajar la cantidad de metano es importante.