Dentro de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), que es la más antigua en esta especialización del país, funciona un Instituto que, aunque posee poca prensa, también es pionero en lo que respecta a su currícula a nivel local.
Se trata del Instituto de Tecnología de la Madera, que desde la década de 1970 se dedica al estudio de las cualidades tecnológicas de la madera, con el objeto de fijar pautas para la adecuada utilización de los recursos naturales renovables. Pero eso no es todo, ya que también es el hogar de formación de estudiantes de múltiples carreas técnicas y de grado.
“Prestamos servicios a terceros y al sector de la madera, pero también investigamos y hacemos muchísima docencia, formante a estudiantes de carreras como la de Ingeniería en Industrias Forestales, la de Ingeniería Forestal, la Licenciatura en Ecología y Conservación del Ambiente y la Tecnicatura Universitaria en Aserraderos y Carpintería Industrial”, detalló en conversación con Bichos de Campo Myriam Ludueña, egresada de ese Instituto y su actual directora.
“Nuestros estudiantes no solamente vienen a formarse y a obtener un título como herramienta de trabajo futuro, sino que también es gente formada para la etapa industrial”, señaló a continuación.
Parte de los estudios e investigaciones se realizan en el Laboratorio de Energía de Biomasa, donde se hacen todo tipo de pruebas con distintas maderas, para determinar desde su poder calorífico hasta sus propiedades físicas y mecánicas.
“Necesitamos saber cuáles son las propiedades de las maderas para conocer sus posibles usos. Hay productores que necesitan saber cuánto calor les da su producto para poder especificarlo al vender leña o carbón. También necesitamos determinar cuánta fuerza se puede aplicar a la madera, para saber cuánto va a resistir en la construcción”, afirmó Ludueña, quien aclaró que todas estas pruebas se realizan en distintas maderas, ya sean nativas o no, para preparar a los estudiantes en el trabajo con todo tipo de variedades.
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“En las currículas se trata de dar la generalidad, porque un ingeniero o una ingeniera, tiene que salir y estar preparado para actuar en cualquier lugar de la Argentina y del mundo. De hecho, tenemos muchos egresados que se han ido a otros países”, dijo la directora.
Para ejemplificar tomó el caso de un proyecto de la FAO dentro del cual se desempeña una de las egresadas de esa casa de estudio, en el que trabaja para obtener tableros alistonados a partir de residuos de carpintería y de aserraderos.
“Ahora bien, en las investigaciones por supuesto que focalizamos en las maderas de nuestra región, porque se las comercializa en Santiago del Estero y en la región del Parque Chaqueño. Eso no quita que también haya otras maderas exóticas, que son aquellas que provienen de otros lados. De hecho tenemos plantaciones de eucaliptos o paraísos a los que se estudia en su crecimiento y desarrollo en la provincia”, sostuvo Ludueña.
-Ha habido mucha extracción de madera nativa a lo largo de la historia y no hay tanta producción y recomposición de montes. ¿Tienen alguna posición tomada respecto a ese dilema?-le preguntamos.
-Eso una realidad ,pero no podemos dejar de aprovechar nuestras maderas. Tenemos que sacarnos de la cabeza que no hay que talar árboles. Hay que aprovechar sustentablemente nuestros bosques y nuestra forestación. Imagínense que en nuestras casas nosotros tenemos sillas de madera, mesas de madera, puertas de maderas, marcos de madera, tenemos leña o carbón para hacer el asadito de todos los domingos. Es imposible no usarla y hay que usarla. Aprovechar los bosques de forma sustentable es beneficioso para nosotros y el ambiente. Y para eso están los ingenieros y las ingenieras forestales, para hacer un buen ordenamiento de nuestros montes, de nuestros bosques; y los ingenieros e ingenieras en industrias forestales e estamos para hacer un buen aprovechamiento de ese producto que es la madera, que se obtiene de nuestros bosques.