Dante Calvo es un pequeño productor de leche de la Cuenca Oeste de Buenos Aires que se las ingenia no solo para mantener su tambo en pie sino para intentar estar mejor y salir del terreno de la queja. Para ello recurre al asociativismo con otros productores de la región que atraviesan situaciones similares.
Dante trabaja en un predio de 50 hectáreas con 120 vacas propias y otras 50 de terceros, que ordeña a porcentaje. En total cuenta con cerca de 200 animales sumando los terneros.
“El productor chico está complicado. El problema pasa por dos cosas: en general una es que las generaciones se van cambiando, y los hijos no quieren seguir en el campo y eso lleva al cierre de tambos. Creo que la más complicada es que no hay una forma de generar recursos para poder hacer las inversiones que se tienen que hacer en tecnología para mantener a la mano joven trabajando. Las inversiones se atrasan y las instalaciones van quedando obsoletas”, comentó.
Para pilotear la crisis de los tambos más chicos,Dante se sumó hace unos años a un grupo de Campo Rural que trascendió a las funciones del programa y que tomó el nombre de Tamberos Agrupados.
En ese espacio hay 11 tambos familiares donde trabajan diferentes generaciones y desde donde se buscan alternativas comerciales y productivas para mejorar las condiciones de las empresas. “Gracias a alguna visita de funcionarios nacionales, provinciales, y sobre todo a la ayuda de la Cámara de Productores del Oeste (Caprolecoba), que siempre nos están dando una mano, empezamos a ir a ver cómo podíamos avanzar”, explicó Calvo.
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Lo primero que surgió fue la puesta en marcha de un pequeño feedlot, donde los socios comenzaron a engordar los novillos holando, que tienen una carne de mucha calidad.
“Todos los que participamos en ese grupo empezamos con eso el año pasado. Compramos algunas cosas para hacer el feedlot, cada uno aportó 5 novillos, y ya vamos por el segundo encierre”, contó Dante.
Que agregó: “Después adquirimos un campo chico para poder hacer semillas, empezamos a comercializar en conjunto la venta de esos productos y la compra de insumo, Y desde hace tres meses, después de tener unas reuniones e investigar bien cómo se iba a montar el proyecto, empezamos a comercializar leche en forma conjunta. Hoy estamos llenando un camión diario y vendemos a dos industrias”, relató el tambero de Tranque Lauquen.
Luego agregó: “Hay mucha gente que quiere hacer algo con nosotros. La verdad es que el grupo es maravilloso. Hacemos encuentros 2 o 3 veces por mes, y hacemos también visitas a otros campos y exposiciones, no nos quedamos quietos, salimos y rescatamos información de todo lo que podemos”.
Dante comentó a Bichos de Campo que pretenden sumar tecnología de punta. “Está la posibilidad de que una empresa que fabrica robots de ordeñe ponga dos en un campo que es del grupo. Cada uno traerá una parte de las vacas y a la empresa le sirve como publicidad para que tambos chicos piensen en agregar esas tecnología”.
Ese proyecto está en proceso de diseño. Ya cuentan con el campo, con el aporte del robot y con las vacas. Faltan cuestiones relacionadas con la infraestructura, como “la trifásica, necesitamos tener trifásica, buena agua y buen acceso, así que nos vamos a tomar el tiempo. Tarde o temprano vamos a tener los robots”.
Dante Calvo también se refirió a la situación del sector productivo y a las medidas que se requieren: “Para el tambo chisco creo que tienen que empezar a ver políticas claras. Acá el medio rural cada vez está quedando más pobre. El tambo hace que mucha gente trabaje en el campo y a su vez eso le da vida al medio rural y a los pueblos”.