¿Es el modelo agrícola argentino realmente capaz de capturar gases de efecto invernadero y aportar positivamente al balance de carbono? La literatura agropecuaria dominante, muchas veces cargada de márketing, suele hacer esa afirmación, convencida de que al final del camino los productores locales podrán incluso vender bonos de carbono a empresas que contaminan. Pero la verdad es que en el país hay muy pocas experiencias de medición de huella de carbono en la actividad agrícola.
La empresa Syngenta, que es una de las líderes globales en provisión de insumos y tecnología para los productores, días atrás anunció que -para revertir este escenario de falta de información- cerró su primer año de medición de huella de carbono sobre 10 mil hectáreas implantadas con 10 diferentes cultivos de gruesa y fina. Hubo treinta productores seleccionados que pusieron 45 lotes a disposición de este medición. Fueron cargando todos los datos relevantes como para determinar la huella de carbono a través de la plataforma digital Cropwise, que es la que tiene la compañía en materia de agricultura digital.
“El programa Carbon Net forma parte de una de las prioridades de Sustentabilidad de Syngenta, que busca regenerar el suelo y la naturaleza. Propone trabajar en la medición de la huella de carbono y ayudar a los productores a transitar el proceso hacia una agricultura carbono neutral”, indicó la compañía en una gacetilla de prensa que contó el final de este primera experiencia, que no es más que una fotografía inicial.
¿Pero salió bien o mal esa fotografía? ¿Podemos afirmar que la agricultura argentina, tal y como se practica ahora, es “capturadora” de carbono?
Esa es la pregunta que le hicieron a Guillermo Delgado, gerente de Negocios Responsables y Sustentables de Syngenta para Latinoamérica Sur, en el programa Colonia Agropecuaria: La respuesta es que todavía no hay una respuesta certera. Pero en estas 10 mil hectáreas que ahora sí cuentan con datos certeros (y no solo con una sensación) la respuesta en principio es favorable.
-¿Por qué se pusieron a medir la huella de estos campos específicos?
-El agro está siendo mirado en la forma de producir, tenemos la necesidad de demostrar cómo lo estamos haciendo, y en este sentido, la educación es fundamental. El tema del carbono es particular, que tal vez en el día a día, no lo tiene tan presente el agro. Y este inicio sobre las 10.000 hectáreas fue eso. Nosotros hace dos años lanzamos nuestro programa de carbono y fuimos a trabajar, de la mano de Aapresid, en la construcción de mapas, pues faltaba información. Recién después de eso empezamos a trabajar en la medición con los productores, ¿Por qué solo 10.000 hectáreas el primer año? Dijimos que este primer año lo íbamos a tomar todos a modo de aprendizaje, y entonces sumamos a productores que levantaron la mano y dijeron yo quiero empezar a hacerlo.
-¿No es fácil, no? Porque si yo quiero empezar a medirme, el resultado puede ser que no esté haciendo bien las cosas, es un riesgo.
-Obvio. Eso lo teníamos claro de inicio y los productores que se sumaron lo saben. ¿Pero cómo saberlo si no nos medimos? Ese concepto lo repetimos todo el tiempo: lo que no se puede medir, no se puede mejorar, y en esto de medir hay toda una complejidad, hay que entender qué herramientas usar, qué datos cargar, cómo interpretar un reporte. Bueno, teníamos camino para hacer. Entonces estas 10.000 hectáreas empiezan a ser el inicio de este camino de empezar a sumar cada vez más productores.
-¿Y fue fácil medir o se convencieron finalmente de que es un proceso difícil? Porque se debe medir de todo, desde la nafta que usas en la camioneta, al cultivo que elegís, a la modalidad agrícola que aplicás, a si haces siembra directa o no, si tenés árboles cerca. Entran un montón de factores cuando uno dice voy a medir esta 20 o 30 hectáreas…
-Totalmente. Estas 10.000 hectáreas se reparten en casi 40 productores, que han puesto entre 100 y 300 hectáreas, por lo general un lote. Decidieron qué lote medir por la complejidad, había que medir todo eso, datos de suelo, datos de manejo, el cultivo, llegar hasta la parte de cosecha y además de la complejidad de tomar los datos, la cantidad de combustible que uno gasta en las pasadas de las máquinas, además de las muestras de suelo, además el dato de cosecha. En un productor que hoy también se está acostumbrando en esto de la digitalización, había que facilitarle una herramienta digital para que deje un cuaderno. Muchos claramente van por la digitalización, pero además de tener que empezar a registrar los datos, hay que hacerlo en un formato determinado, porque por ahí el productor lo tiene diferente a lo que la calculadora le pide. Por eso fue difícil, aprendimos todos en el camino. Nosotros pusimos todo nuestro servicio técnico y nuestro equipo digital a darle soporte al productor en este muestreo que se hizo este año.
-¿Usaron una plataforma que se llama Cropwise, que es la que impulsa Syngenta?
-Exactamente, nuestra plataforma digital Cropwise es la marca paraguas que tenemos y la que usa el productor hoy ya para gestiones, carga las labores, carga el cultivo, carga las sanitizaciones. Esa herramienta de gestión es la que toma estos datos, los lleva a la calculadora de carbono, para justamente hacer este cálculo.
-¿Cuál es el sentido de medir?
-Es fundamental medir. Partamos de la base de que el productor argentino utiliza muchas de las prácticas que en el mundo están consideradas como buenas prácticas o prácticas regenerativas. Algunas de ellas, que sabemos que capturan carbono, las estamos haciendo.
-Por ejemplo, ¿cuál?
-Hay plantación de cultivos, siembra por ambientes, tratamiento de semillas, hay cultivos de cobertura… En siembra directa también, con más del 90% de la superficie. Sabemos que un suelo siempre verde captura más carbono que el que no tiene. Acá la cuestión es medirlo. ¿Por qué medir? Primero porque si no mido no sé mi línea base, porque este año recién sabemos la línea base. Entonces no sabemos si el productor fue malo, fue bueno. Hoy nos dio un número que entendemos que lo podemos mejorar, ese número es la foto. Vamos a hacer un segundo año, y a partir de ahí el productor decidirá -si quiere bajar las emisiones-, si está dispuesto a hacer algún cambio de práctica que reduzca las emisiones y favorezca la captura.
-Siempre se pone la zanahoria de la posibilidad de vender bonos de carbono. ¿Pero cómo saber si vos vas a estar en condiciones de cobrar un bono porque capturaste más carbono al que emitiste, si ni siquiera te mediste?
-Totalmente de acuerdo, no es el incentivo. No fue lo que nosotros prometimos de entrada porque primero es claro que no hay una zanahoria, o puede no haberla. Ojalá la haya, ojalá alguien empiece a pagar por el trabajo bien hecho, aunque muchas veces tal vez el resultado no es el esperado. Nosotros, por lo menos en estos 35 productores que se sumaron, no teníamos la expectativa de cobrar un bono de carbono. Aceptaron el desafío de empezar a trabajar porque saben que tienen que hacerlo, saben que el mercado se va a poner cada vez más exigente, que las regulaciones nos van a tocar. Muchos están convencidos de que está bien hacerlo, esa tiene que ser la premisa. Y si al final del camino hay una zanahoria, mucho mejor.
-Lo que seguro que va a ser una exigencia en unos años esto de medir la huella.
-Sí, y va a ser para todas las industrias,. Nosotros, sabiendo que va a ser una exigencia, lo que sí sabemos es que el campo tiene esa capacidad de captura. Entonces sabemos que corremos con una ventaja, somos el sector que podemos disminuir las emisiones porque podemos, en vez de hacer dos pasadas, tal vez hacer una. O porque en vez de hacer un cultivo, podemos hacer otro, dependiendo claramente de las circunstancias. Pero podemos capturar carbono. Otras industrias no pueden capturar carbono, entonces en algún momento esa ecuación puede dar bien.
-Vos dijiste que el resultado de esta primera medición fue una foto, que no se puede comparar, con lo cual no se puedo decir si salió bien o mal la medición. ¿Pero estamos más cerca del bien o estamos más cerca del mal? Quiero decir, ¿estamos más cerca de confirmar que la agricultura puede ser un capturador de carbono o estamos todavía muy lejos de serlo?
-No figura, es verdad, ese dato, porque no era la finalidad tener un número final. La importancia era saber que en tu campo particular, para como vos trabajás y para el cultivo que mediste, te dio 4. Bueno, ¿qué hacemos con ese 4? Es la pregunta, de nuevo. No era nuestra finalidad tener un aprobado o un desaprobado del productor, sino aprender la metodología, aprender a medir. No importa de nuevo ese número concreto. ¿Estás dispuesto a bajarlo o a subirlo?
-No me respondiste si estamos cerca o lejos…
-En esto no tengo respuesta, primero porque fueron lotes de muchas localidades diferentes, entonces es muy difícil de promediar. Lo que sí puedo responderte a esa pregunta es que la agricultura captura carbono, podemos incrementar esa cualidad si detectamos muchas prácticas que capturan más que otros. Hay cultivos que capturan más que otros, hay prácticas que capturan más que otros.
-¿Qué practicas son esas?
-Desde ya la siembra directa, pero como ya la tenemos muy difundida, es muy difícil probarla. También la instalación de gramineas ayuda, una fertilización balanceada, el fertilizante tiene un peso importante en lo que es huella,, y en forma balanceada, el fertilizante también ayuda. Claramente lo que es rotaciones, cultivos de servicio, son algunas de las prácticas que se van encontrando. Van a aparecer muchas más y también van a aparecer factores que se miden, no solamente el cultivo sino cuántas veces pasaste con la máquina, el combustible. No todos los suelos tienen las mismas condiciones, las temperaturas, las lluvias. Van cambiando nuestras zonas geográficas, entonces van cambiando los suelos y una misma práctica no va a dar el mismo número.