En muchas zonas del país se trata de terminar con la cosecha 2019/20 en un contexto difícil, por la pandemia y la cuarentena. Es el caso del algodón, que este año enfrenta una demanda muy debilitada por el cierre forzoso de la industria textil y también por las dificultades derivadas de las decisiones de algunos funcionarios que limitan los movimiento de maquinarias o del personal necesario para su recolección.
Marcelo Herasimchuk, presidente de la Sociedad Rural del Noreste Santiagueño, explicó que esa provincia recibió a “productores chaqueños corridos por el picudo algodonero” y por eso ahora es una de las tres grandes productoras del cultivo textil, junto con Chaco y Santa Fe.
En esa zona, donde también se hace bastante soja y maíz, “la cosecha avanza lenta. El tema es que no hay muchos contratistas, tienen que venir de otras provincias y ahora está habiendo un cierre de fronteras para ellos y los operarios que tienen algunas dificultades para moverse”, comentó el dirigente rural.
Escuchá la entrevista con Marcelo Herasimchuk:
El productor santiagueño dijo que “gracias a Dios la cosecha de soja se pudo llevar adelante bien”, aunque también en este caso las medidas de control del gobierno de Santiago del Estero por la cuarentena que “se están endureciendo y trajeron ciertas dificultades”.
En todos los casos, los camiones que están en la provincia se pueden mover, explicó Herasimchuk. Pero el problema mayor está en la disponibilidad de operarios. Santiago del Estero limita con el Chaco, la provincia algodonera por excelencia, y muchos trabajadores son oriundos de esa provincia. “Los documentos con domicilio en Chaco son mala palabra”, relató Herasimchuk.
Según datos del Ministerio de Agricultura, al 21 de mayo se estimaba un avance de cosecha en la provincia de Chaco del 87%, y de un 80% en el norte de Santa Fe. Pero en Santiago del Estero ese porcentaje se derrumba al 58%.
Lo grave, según el ruralista, es que si la situación se prolonga se podrían generar pérdidas productivas y económicas si no se llega con la cosecha a tiempo. Evaluó que sería una lástima, porque “hay algodones con muy buenos rindes”.
Vale aclarar que con estas trabas fronterizas al traslado de trabajadores rurales, que brindan un “servicio esencial” según el decreto presidencial que inauguró la cuarentena, las provincias van en contra de una regla nacional. La misma fue desoído en diferentes oportunidades y zonas productivas.
A esos problemas de logística se agregó el freno en la industria textil. “El algodón está en rubro que no tracciona en este momento, y por eso los valores que hay son muy dispares”, explicó el presidente de la rural santiagueña.
Por eso no se puede hablar todavía de un mercado conformado. “Estamos hablando de que la fibra vale 1,20 dólares el kilo cuando en su momento estuvo en 1,80 dólares. Y esto por el parate de la industria textil”, indicó.
Herasimchuk explicó que en la zona hay productores “más grandes que pueden aguantar más la fibra o el algodón, pues hay máquinas que permiten hacer rollos y tener el algodón en bruto. Pero los más chicos no ven la hora de cosechar y entregar la mercadería. Entonces es todo un problema la situación para ellos”, advirtió.