Tras la marcha autoconvocada para la mañana de este lunes, que rompió el silencio de la plaza principal de Carlos Casares, los productores fueron finalmente recibidos por el intendente del partido, Daniel Stadnik. Sin definiciones ni proyectos para trabajar en conjunto, lo único que rescatan es haberle visto la cara al mandatario.
Hace semanas que los productores de las distintas localidades del partido bonaerense reclaman por el pésimo estado de los caminos rurales. Los cientos de milímetros que llovieron dejaron a unas 78.000 hectáreas comprometidas, y fueron la última gota que rebalsó un vaso que se llena desde hace décadas. El hartazgo de pagar impuestos y tasas que luego no se traducen en obras y mantenimiento.
Los vecinos dejaron en claro que están dispuestos a tomar las riendas del asunto. La reunión con el intendente Stadnik, lejos de calmar las aguas, dejó aún más abierta la incógnita de cuál será la solución. Tras que no hubo propuestas concretas del municipio, los pronósticos auguran que este fin de semana lloverán 100 mm más en la zona. Al horno no le entra un bollo más.
Según pudo averiguar Bichos de Campo tras su consulta a varios productores, el encuentro de este mediodía en el palacio municipal fue más bien un monólogo del intendente, que intentó dar señales de dialogismo pero no quiso escuchar tecnicismos y se limitó a mostrar lo “mucho” que ha hecho su gestión.
Tras 1 hora y media sin ida y vuelta, los productores que escucharon la exposición de Stadnik señalan que fue más bien un intento de justificarse, de explicar que está en un momento “extraordinario” (por las lluvias que hubo semanas atrás) y de tejer un puente muy flojo, porque nadie salió conforme. Desde ya que hubo respeto, es lo que dicen los que estuvieron allí.
En realidad, habría que ver qué se entiende por respeto. Si hablamos de formas, puede que sí haya habido, porque no hubo gritos, ni improperios, pero este medio confirmó con muchas fuentes que al intendente se le escuchó decir “sigan pagando y recen que no llueva”. Y si eso no es una falta de respeto para quien produce, quien trabaja o quien vive en zonas rurales, entonces no sabemos qué es.
Todavía le quedan dudas a los vecinos de cuán consciente es el intendente de la gravedad de la situación actual. Por más de que las lluvias estuvieron muy por encima de la media, el estado de los caminos demuestra que hace años no se hace mantenimiento. Por eso cayó tan mal que sólo los haya convocado para mostrar algunos documentos y dar cuenta de lo que aparentemente está haciendo la gestión actual.
“Nosotros no queremos ver papeles ni números. Sabemos que hay un problema gravísimo porque lo vivimos todos los días”, señaló a Bichos de Campo Delfina Figueroa, una de las productoras que ayer incluso tomó la palabra en la plaza central.
Delfina es una joven chacarera de la zona de La Sarita. Vio a su abuelo y a su madre luchar por lo mismo que ella hoy reclama, y si fue ayer a la plaza, y hoy al municipio, es porque evidentemente confía en que es la única manera de tejer consensos. Lo que ella dice es un poco de lo que se le escucha a otros productores y vecinos, que es la necesidad de estar unidos y no bajar los brazos justo ahora.
“Lamentablemente nos juntamos por una inundación, pero es necesario que todos nos involucremos”, afirmó Figueroa.
De todos modos, señaló que “mucha gente está cansada”, y por eso creen que las decenas de manifestantes que hubo ayer no son suficientes. Puede que haya habido más de 250 personas, pero varios productores que dialogaron con este medio coinciden en que ahí faltaron maestros, comerciantes, contratistas, profesionales y otros miembros de la sociedad civil que sufren de igual modo la falta de obras en los caminos rurales.
“Siento que no se nos está dando lugar para participar de la solución y no estamos siendo escuchados de la manera que merecemos”, lamentó la productora, a la espera de que las próximas instancias de diálogo con la política sean, al menos, un poco más fructíferas.