Leonardo Jones es de esos dirigentes rurales a los cuales es un placer escuchar, pues no se quedan en el diagnóstico y los lamentos sino que tratan de explicar el origen de las situaciones. Hace unos días, este productor de Trevelin que actualmente es presidente de la Federación de Sociedades Rurales de Chubut, participó junto a sus pares de Santa Cruz de una reunión con los gobiernos de ambas provincias, que intenta reinstalar la necesidad de corregir algunas políticas porque… muchísimos campos se están despoblando en la Patagonia más austral. Se estima que el 40% de los establecimientos han quedado inactivos en la meseta central.
“Venimos trabajando gremialmente los temas de nuestra agenda en conjunto desde hace bastante tiempo y de manera muy articulada como sector productivo de toda la Patagonia, y eso nos ha permitido tener un poquito más de cuerpo y fuerza”, indicó Jones a Bichos de Campo. Sucede que los dirigentes rurales de toda la región ven como una buena oportunidad este momento político, donde no solo han cambiado las autoridades del gobierno nacional sino también las de las provincias de Chubut, Santa Cruz, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego.
“Para nosotros, que somos los mismos de siempre, los temas son también los mismos de siempre”, ironiza Jones, quien tiene clara la necesidad de reinstalar esta agenda porque la mayoría de los problemas que tiene el sector productivo patagónico “no son resorte de un municipio ni de una provincia sola. La mayoría de los temas son regionales y de resorte nacional”.
-Vos decís… Los gobiernos pasan, nosotros seguimos estando acá y los problemas persisten sin que la política los tome en serio, digamos, sin que la política se dedique a solucionarlos.
-Es bastante triste pensar que desde hace mucho tiempo los temas son los mismos. Eso pone en evidencia que no se los ha enfocado o no se le ha puesto la energía nunca prácticamente. Entonces, surge la profundidad de la problemática de la Patagonia. Como conclusión es que hay un proceso de cierre y de abandono de campos enorme y cada vez es más preocupante porque no es algo que va a pasar, sino que es algo que ya está pasando.
Mirá la entrevista con Leonardo Jones:
Entonces nos ponemos a bucear, con el dirigente rural de Chubut, la principal provincia productora de lana de la Argentina y la que dispone del mayor stock de ovejas, los orígenes de esta crisis. “Hace diez años ya estábamos hablando de campos abandonados. Eso es el resultado de muchas cosas, pero básicamente porque no hay rentabilidad. Acá hace mucho tiempo que la la producción ovina, que es la que tiene la ocupación territorial más preponderante en la Patagonia, no tiene rentabilidad”, determina Leonardo.
-Pero además no hay otra opción en la mayoría de la Patagonia. Vos venías de la zona cordillerana, quizás podés correrte hacia el bovino y escapar un poco de la crisis ovina, pero otras zonas no tienen opción.
-Exactamente, no podés ir hacia otras actividades. Vos, si un quiosco no te da, lo cerras y ves si podés hacer otra cosa. Pero el campo tiene un componente emocional para la mayoría de la gente que hace que pueda permanecer en el campo y en la actividad durante años o décadas incluso sin rentabilidad. La rentabilidad en el último momento hace que cierre el campo, pero mucho antes hace que no puedas mantener el alambre, que no puedas cubrir las amortizaciones. Eso es lo primero que dejas de hacer cuando no tenés rentabilidad. Vos comés, mandás a tu chico a la escuela, pagás los costos directo, el empleado, pero no podés amortizar Y cuando no se puede amortizar se te empieza a venir abajo el capital. Cuando la falta de rentabilidad tiene muchos años, te empieza a pegar en el otro lado. Bueno, eso viene pasando en la Patagonia durante durante muchos años.
-¿Desde cuando? ¿Cuándo la actividad dejó de ser rentable? ¿Hay que buscar razones internacionales o en razones internas?
-Es un combo de factores, pero los costos en Argentina son altos. La lana ha tenido muchos años de precios malos, pero también ha tenido años de precios buenos con un tipo de cambio muy perjudicial. Un tipo precio internacional de la lana como el que teníamos, de alrededor de 4 o 5 dólares, que es el precio internacional, pero con un tipo de cambio retrasado es lo mismo que nada
-Y con retenciones en su momento, porque hasta hace poco la lana también pagaba retención.
-Exacto, pero el impacto de la brecha cambiaria es por afano más importante que las retenciones. Hace años tenemos un dólar que valía la mitad de lo que tenía que valer. Entonces una retención del 5, el 8 o el 9% no tiene el mismo impacto que el 100% del tipo de cambio retrasado.
Leonardo Jones agrega que todo este proceso económicos se registra además en el contexto de “un proceso ambiental que se viene dando en la Patagonia, donde cada vez hace más calor. No porque yo sienta que hace más calor, sino que hay estudios de los últimos 20 años donde las precipitaciones no han variado en su promedio anual, pero son cada vez más torrenciales, no se distribuyen bien sobre un ambiente súper árido. Entonces las pocas precipitaciones que hay son cada vez más torrenciales y el agua se escurre o se evapora. Y la temperatura durante los últimos 20 años tiene una tendencia a elevarse. Eso hace que el campo esté más seco y haya menos pasto. Donde hay poco pasto, ahora hay menos pasto. Y en los últimos 10 o 15 años tenemos un avance enorme de guanacos.
-La crisis de los guanacos ya es un colateral de la primera gran crisis, porque supongo que los guanacos y los predadores avanzan porque retrocede el hombre, retrocede el productor. Hay crisis, hay campos despoblados y entonces ahí proliferan los depredadores y los guanacos.
-Exactamente.
-Es como una crisis adicional surgida de la crisis.
-Tal cual, y es de una gravedad enorme, porque no hay política de fondo que esté a la altura del problema, para abordarlo.
-¿Y si hubiera solución, cuál sería? ¿Cómo empiezan a recuperar rentabilidad para empezar también después a atajar los otros penales?
-Bueno, rentabilidad se puede recuperar vía un tipo de cambio competitivo para una parte de todo el universo de los productores. Porque hay otra parte que son de escala muy pequeña, que por más que le ponga un dólar a lo que lo pongas o un altísimo precio de la lana, tienen un problema estructural tan grande que no alcanza para solucionar el problema.
-Son aquellos que fueron perdiendo su propio capital, no incorporaron tecnologías y y quedaron rezagados.
-Y son además los que no se han podido vincular a las nuevas generaciones, porque donde no hay algo de lo que uno puede ir a vivir, no se va a vivir nadie. Los chicos se van a vivir de otra actividad y eso también es parte de esta crisis: Una enorme proporción de los productores ovinos de la Patagonia son personas mayores y sobre todo en las escalas más chicas. Entonces, cuando esas personas mayores no pueden atender el campo, o fallecen, es la antesala del cierre del campo, porque los hijos que ya se fueron.
-Vieron a sus padres renegar tanto que ni locos van a hacer lo mismo.
-Los hijos son gente de 40 o 50 años que ya hizo su vida en otra actividad y sus propios hijos también. Entonces esa gente no vuelve a un lugar donde no hay señal de Internet, donde no hay una escuela cerca, donde un negocio no es negocio en la mayoría de los casos. Entonces es un problema de soberanía.
-¿Cómo es eso?
-Para entenderlo bien, el Estado lo debe tomar como un tema de soberanía sobre una vasta, una vastísima proporción del territorio nacional. Si no hay un enfoque no solo puesto en la rentabilidad de las empresas, sino en la cuestión de soberanía, difícilmente se puedan generar ideas y recursos y políticas que vayan al fondo del tema.
-En este punto yo imagino que hay varias vacas sagradas que hay que empezar a tocar. Digo la palabra ‘subsidios’ para retener a la gente, inversión para ponerle conectividad, gasto público para sostener al sujeto agrario. No deberían ser malas palabras. Muchas veces para los ruralistas son malas palabras, pero debería haber un plan activo de política activa muy intensa de parte del Estado.
-Claro, lo primero que hay que hacer es que se entienda el problema y en la mayoría de los casos no sucede. Esta conversación nosotros la tenemos con todos los gobiernos. Pero no se entiende la profundidad del tema. Quienes están en los roles de decisión deben entender que acá no estamos hablando de un problema tranqueras adentro, estamos hablando de una situación que es regional y que no tiene que ver solamente con la rentabilidad, tiene que ver con generar las condiciones.
Jones habla con seguridad y firmeza aunque no debe tener claro si alguien lo está escuchando. Antes de despedirse advierte que “si queremos mantener la soberanía sobre miles y miles de kilómetros cuadrados de la Patagonia, algo hay que hacer”.
Es tiempo de tomar acciones no podemos permitir que x malas políticas y gobernantes que poco les importa su país pasen estas cosas. La Patagonia argentina es un vasto territorio que debemos buscar la manera de desarrollarlo , los vecinos ocupan y hacen avanzar su patagonia, los ingleses en Malvinas exportan lana de ovejas entre otras cosas, sino sabemos como? imitemoslos, algo hay que hacer…