Hace un par de horas terminó la reunión entre Alberto Fernández y Sergio Massa, el flamante nuevo “superministro” de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, que llegó para reemplazar a Silvina Batakis quien sólo tuvo 30 días para intentar cambiar el curso de las finanzas nacionales.
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“He convocado a Sergio Massa para que se incorpore al equipo de gobierno. Su visión, capacidad y experiencia nos permitirá seguir trabajando y mejorando la hoja de ruta que nos propusimos para llevar a la Argentina al lugar que queremos y se merece”, indica el tweet que publicó el presidente en su cuenta oficial. A esta altura del partido, cualquier muestra de cordialidad se siente forzada y acartonada, y más aún entre estos dos personajes que hasta hace unos años no podían siquiera mensajearse con cordialidad.
He convocado a @SergioMassa para que se incorpore al equipo de gobierno. Su visión, capacidad y experiencia nos permitirá seguir trabajando y mejorando la hoja de ruta que nos propusimos para llevar a la Argentina al lugar que queremos y se merece. pic.twitter.com/vVie5esRZ9
— Alberto Fernández (@alferdez) July 29, 2022
A pesar de integrar la misma coalición de gobierno desde 2019 –cabe preguntarse si todavía califica como tal- se sabe que las diferencias entre Massa y Fernández son muchas, e incluso las hay con la mismísima Cristina Fernández de Kirchner, quien seguramente tragó saliva a la hora de acordar la llegada del ahora ex presidente de la Cámara de Diputados.
Las peleas saltaron a la esfera pública con fuerza durante las elecciones legislativas de 2013, donde consolidó su Frente Renovador y popularizó su slogan “+A” (para aludir a su apellido), y terminaron de explotar con las presidenciales de 2015, en donde el tigrense se mostró como la alternativa a la corrupción del viejo Frente para la Victoria y llamó a la unión nacional con el célebre “tajaí”. Recuerden, nadie resiste un archivo.
Pero todo eso quedó atrás y ahora no dejan de llover flores y frases de reconocimiento, dejando al “panquequismo” a la orden del día. Eso no parece hacerle molestado a los mercados que por el contrario, a menos de 24 horas de conocerse la designación, dejaron de correr y tiraron abajo el precio del dólar blue, que volvió a estar debajo de la línea de los 300 pesos.
De todas maneras no es aconsejable relajarse y cortar con los antiácidos porque nunca se sabe cuándo pueden cambiar de dirección los vientos. Al menos esa es la mentalidad que mantiene el campo desde hace varias semanas. Si bien Massa siempre se mostró más bien conciliador con el sector, esa tendencia puede revertirse.
En caso de que eso ocurra y que el agro corra la misma suerte que la que tuvieron sus compañeros de coalición, es conveniente recordar cómo se refirió Massa al sector en algunas oportunidades.
En 2014, durante su paso por un panel del congreso Aapresid en Rosario, el funcionario afirmó: “El Estado tiene que sacarle al campo el pie que le puso en la cabeza”.
En 2020, ya como presidente de la Cámara Baja, dijo: “Destruir un silobolsa es destruir el trabajo, por eso vamos a castigar el vandalismo rural”. En esa oportunidad, Massa acababa de presentar un proyecto –que jamás avanzó y sigue durmiendo en el Congreso- para tipificar los daños contra silobolsas, tolvas y silos dentro del Código Penal.
“Es un delito ‘nuevo’ contra la propiedad. Opera como un daño especial y agravado cuando se afecta el desempeño o explotación de un establecimiento rural”, detalló luego.
Ya a comienzos del 2021, en un mano a mano con el medio español El País, señaló: “El campo es uno de los motores de la economía argentina. Tenemos que conseguir un acuerdo con el Consejo Agroindustrial, en el que no sólo están los cultivadores, sino representantes de sectores como la maquinaria agrícola o la biotecnología, en los que Argentina es competitiva a nivel mundial”.
En cuanto a las exportaciones de carne, indicó: “Lo que tenemos que hacer nosotros es venderle al mundo las proteínas que demanda. El problema es que esa demanda eleva los precios y este país ha sufrido en los últimos años una pérdida tremenda de poder adquisitivo: la alta demanda no ha de significar que los argentinos no puedan acceder a los alimentos que producen”.
“En cualquier caso, no debemos enfrentarnos al campo”, remarcó a continuación.
Ya a comienzos de este año, junto al ahora ex Ministro de Agricultura, Julián Domínguez, en Diputados, Massa afirmó: “Un campo industrializado es el mejor aliado que Argentina puede tener para los próximos años”.
Ahora, en plena incertidumbre por lo que será la política agropecuaria de la nueva cartera de funcionarios, quizás sea conveniente recordar estas frases sobre todo cuando iniciativas como el Plan GanAr, la Ley de Semillas o la Ley de Fomento al Desarrollo Agroindustrial no avancen.