Sergio Marinelli es un contratista de maquinaria agrícola radicado en Venado Tuerto, Santa Fe, que tienen 40 años de experiencia en la actividad. Proviene de una familia de contratistas, como tantos gringos que se dedicaron a manejar los fierros en la pampa agrícola.
Actores claves en la agricultura moderna del país, pues se ocupan de levantar cerca del 80% de la cosecha, los contratistas están pasando un muy mal momento. “Venimos de años de inclemencias climáticas: inundaciones que dejan sin piso los lotes para entrar por un tiempo; sequías que mermaron la trilla. Hubo lotes que no se llegaron a cosechar porque no convenía”, contó Marinelli.
Sumado al factor ambiental, llegó el factor económico: “Altas tasas de interés, inflación y desfasaje financiero, cuando todo sube en dólares”. explicó así Marinelli el cóctel letal.
Aquí la nota completa con el contratista de Venado Tuerto:
-Frente a esta crisis, ¿qué decisión vas a tomar?- preguntó Bichos de Campo al avezado contratista.
-No estamos evaluando deshacernos de personal ni de equipos, pero sí que no vamos a incorporar nada nuevo. Estamos gastando la amortización de las máquinas, que es la que sirve para incorporar tecnología en el futuro. La estamos gastando para sobrevivir”- se lamentó Marinelli.
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El empresario agrícola lamentó esta situación porque es de suma importancia para ellos “no quedarse” en materia de nuevos avances tecnológicos. “La tecnología hace que los equipos sean más eficientes, por logística y demás. Ser menos eficiente significa gastar más y ganar menos”, explicó.
Por otro lado, Marinelli revisó cómo impacta esta situación de crisis en las modalidades de su trabajo. La Argentina es muy extensa de norte a sur y estos actores solían trabajar durante casi todo el año, sembrando y cosechando a lo largo y ancho del país. Ahora eso no se ve tanto por el alto costo de traslado de las máquinas.
“El costo del carretón para mover la cosechadora ronda los 70 pesos el kilómetro, es muy alto. Es por eso que hoy me manejo en un radio de unas 100 a 150 kilómetros alrededor de Venado Tuerto. Tenemos la suerte de haber concentrado buen trabajo por ahí”, destacó Marinelli. Con este cambio de estrategia, “la fecha de cosecha nos queda más acotada, tratamos de cobrar lo mejor que podemos y dar seguridad de que se va a cosechar”, explicó.
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“Conozco gente que está trillando poroto en el norte a un precio muy bajo. Me dicen que si se quedan no tienen nada para hacer. La realidad es que los contratistas cosechamos el 80% del área agrícola del país, y si al contratista le va mal, repercute a futuro en el productor. Para nosotros es fácil desprendernos de un equipo y muy difícil volver”, señaló.
“Creo que el contratista a futuro tiene que evaluar el tamaño de los equipos. No tiene sentido cosechar una soja de 20 quintales con 600 caballos de potencia. Hay situaciones en las que una máquina de 300 mil dólares hacen mejor el trabajo que una de 600 mil. Y son 300 mil dólares de más”, esclareció Marinelli.
Por último, señaló que la robotización en el campo es el futuro debido a la dificultad para conseguir personal calificado. Y confesó: “Nunca le dimos espacio a las mujeres en el manejo de los fierros”. Tarea pendiente.