El flamante ministro de Agricultura, Julián Domínguez, encaró directamente hacia el arco contrario ni bien sonó el silbato y comenzó su partido en el cargo, como reemplazo de un lesionado Luis Basterra. Con las ínfulas intactas, ya informó a los principales dirigentes de la Mesa de Enlace que se reunirá con ellos el lunes o martes de la semana próxima. Quiere marcar un gol apenas se reinicia el partido.
La defensa rival está caliente y dispuesta a jugar duro. Como primer tema en la agenda de esa prometida reunión, sin dudas, los ruralistas colocarán la necesidad de desmantelar el cepo a las exportaciones de carne, que fue implementado en mayo y ratificado a fines de agosto, a pocos días de las elecciones primarias. Allí el gobierno ya recibió un duro golpe que casi lo saca de la cancha. Domínguez sabe que juega en un equipo maltrecho, pero de todos modos atropelló y quiere meterse al área repleta de defensores para marcar su primer tanto.
La derrota en las urnas en este medio tiempo (que colocó al peronismo muy cerca del abismo electoral con solo 30% de los votos a nivel nacional) fue el desencadenante para que Domínguez fuera convocado a jugar para el equipo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, junto a un gabinete de urgencia comandado ahora por nuevo DT, el ex gobernador de Tucumán, Juan Manzur.
El abogado de Chacabuco volvió anoche a ponerse la camiseta de ministro de Agricultura, como ya sucedió entre 2009 y 2011, luego del conflicto por las retenciones móviles que dio origen a la Mesa de Enlace, un equipo que tampoco tiene los mejores jugadores y suele jugar con mucho desorden, pero que en esta ocasión se encontró con un rival casi desahuciado, al que se le podría ganar casi caminando.
Como en aquella primera contienda, una de las misiones centrales del nuevo jefe de la cartera agropecuaria será desarticular a la defensa rival a fuerza de amagues y revolcones: Domínguez pretender reflotar el diálogo con el sector y evitar que se concrete una escalada en la protesta como la que vienen anticipando las cuatro entidades (CRA, Federación Agraria, Coninagro y Sociedad Rural Argentina) desde que el gobierno extendió el sistema de cupos a la exportación de carne vacuna.
Con su anunciada reunión con los dirigentes de la Mesa de Enlace y un encuentro mantenido este mediodía con el titular del Ministerio de Desarrollo Productivo, Matáis Kulfas, Domínguez logró hasta ahora una sola cosa clara y concreta: que la cartera agropecuaria vuelva a tener una mínima expectativa en este partido de la carne, del que Basterra había quedado al margen y en el que el mencionado Kulfas llevó siempre la voz cantante.
Ya se sabrá si el disparo es certero y se mete en un ángulo o si, por el contrario, la pelota va a parar a la tribuna, como en tantos otros partidos.
Por lo pronto, Domínguez fue el primer sorprendido por su designación como capitán del equipo agrícola de este club de gobierno, que ha recibido otros refuerzos luego de perder por goleada en varias disciplinas. De todos modos, veterano de estas crisis, se plantó anoche frente a sus compañeros y les anunció que no habría cambios de nombres en el corto plazo, que todos permanecerían en sus puestos hasta terminar al menos este partido.
Ratificó así tanto a la conducción del INTA, el Senasa y otros organismos descentralizados, como a la línea de secretarios y subsecretarios de la cartera de Paseo Colón. “A todos les dijo que trabajaran con entusiasmo y tranquilidad hasta por lo menos noviembre”, contó un vocero cercano al nuevo player.
Como al parecer no venía entrenando suficiente para este sorpresivo regreso a las canchas, el nuevo ministro no tenía ni refuerzos ni una formación en mente: el 4-4-2 o el 4-3-3 será definido con el correr de las semanas que quedan hasta las elecciones. Su viejo compañero de liga, el actual subsecretario de Administración del Ministerio Julio César Vitale, tiene toda la estadística sobre cada uno de los funcionarios del organismo. Ya jugó junto a Domínguez en su paso previo por Agricultura. En aquel momento, le protegía la retaguardia.
El equipo que secundaba a Basterra -y que por ahora fue confirmado- es un variopinto en el que abrevan “promesas” de todos los semilleros: en Agricultura Familiar juegan los del Movimiento Evita y otros movimientos sociales; en la secretaría de Agricultura figura un enviado del massismo, Jorge Solmi, que apenas sumó unos minutos en cancha; la liga de los gobernadores está mejor representada en la secretaría de Alimentos y Bioeconomía con el sanjuanino Marcelo Alos; el poderoso Instituto Patria colocó nada menos que a la jefa de Gabinete, Diana Guillén; en el Senasa recalaron los kirchneristas históricos de Santa Cruz mientras que los pichones del “Casamiquela Club” siguen firmes en el INTA; y hasta sobrevive en Mercados Agropecuarios el ex agrónomo Javier Preciado Patiño, a pesar de la caída en desgracia de su entrenador del Partido Justicialista, el ex ministro de Salud Gines González García.
Esta escuadra, aunque se parece más a la Armada Brancaleone que a un buen equipo de fútbol, ahora sueña recuperar bríos y escalar nuevamente posiciones en el campeonato del poder, de modo de evitar un descenso que parece cantado y que los llevaría a casi todos a jugar en la B o a la C o a dejar definitivamente el fútbol. Con Basterra no pudieron anotar ningún gol. Ahora sueñan que su nuevo capitán, el tal Domínguez la clave en el ángulo en el más difícil de los partidos: las restricciones a la carne y la ríspida relación oficial con la Mesa de Enlace.
¿Será acaso posible una resurrección semejante? Por ahora, en los vestuarios todos son gritos entusiasmados de quienes parecen decididos a dar vuelta el partido. ¿Podrán?
La primera corrida del nuevo ministro de Agricultura fue directamente apuntando al área contraria. Si logra shotear y acaso marca el gol, lo sabremos más rápido que tarde. La semana que viene.
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