Luego de casi seis meses de trabajar sin nombramiento, Matías Canosa, el joven consultor ganadero que Fernando Vilella eligió para conducir la ex ONCCA (Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario), fue designado formalmente con una resolución publicada este jueves en el Boletín Oficial. Esto habla a las claras de que la intención del gobierno, que pensó en cerrarlo, finalmente será prolongar la vida útil de ese organismo de control, aunque con una área de acción bastante más acotada del que tenía luego de la “simplificación” decidido esta semana.
A principios de semana, la ex ONCCA anunció la exclusión del varias actividades que -al menos en las reglas, porque no había controles efectivos- estaban bajo su radar y ahora no necesitarán matricularse forzosamente en el RUCA (Registro único de la cadena agroalimentaria) para poder operar dentro de la formalidad. Para el gobierno, se trató de una simplificación. Para los que se oponen, simplemente la resignación y el reconocimiento de que ese organismo ya no puede controlar a todos los sectores. Feedlot, carnicerías, muchas industrias lácteas, azucareros, yerbateros, quedaron fuera del RUCA, que se concentrará en frigoríficos, matarifes y cerealeras.
Junto a Canosa, según pudo saber Bichos de Campo, estas nuevas normativas “simplificadoras” fueron escritas por los viejos funcionarios que acompañaban al contador Luciano Zarich en la gestión del organismo, cuando a partir de marzo de 2001 el objetivo central de la ex ONCCA pasó a ser la administración de los cupos de exportación de carne, de modo más que oscuro, nunca transparente. De hecho, todavía no se puede conocer qué empresas recibieron los benditos DJEC (permisos de exportación) emitidos por el organismo. Mucha auditoría pero de esto el gobierno de Milei no dice nada.
A principio de su gestión, cámaras del sector frigoríficos advirtieron que los funcionarios kirchneristas pretendían continuar operando como funcionarios dentro del organismo. Este medio lo contó y el secretario de Bioeconomía saltó como leche hervida denunciando una supuesta “operación” en su contra. Hoy era evidente que los temores eran ciertos. “Los tenés adentro Vilella”, le dirían ahora los pibes.
Bajo el ala del subsecretario de Mercados Agropecuarios, Agustín Tejeda, los coordinadores Gerónimo Sarría y José Secchi siguen finalmente formando parte de la gran familia controladora, pese a ser responsables directos del desmantelamiento de los controles durante el último tramo de la gestión de Alberto y Cristina. Peor es el caso del abogado Alejandro Agustín López, de Rosario, que sigue también tallando en las decisiones de la ex ONCCA pese a que está más que clara una incompatibilidad muy sospechosa: siendo funcionario del Estado, también asesoraba desde su estudio jurídico empresas del sector privado al menos durante los últimos diez años.
Con la evidencia de que los “malos” siguen dentro del organismo de control comercial agropecuario, los “buenos” representados por Canosa creen que ahora será posible recuperar los objetivos históricos de la Dirección Nacional, que conserva 180 empleados. En los últimos años esa dependencia estuvo mucho más ocupada en regular las exportaciones que en hacer lo que debe hacer, que es buscar operadores informales en las cadenas agroalimentarias, para desalentar la competencia desleal.
El sector de funcionarios que responde al confirmado director Canosa -que es hijo de un histórico referente ganadero de la Sociedad Rural Argentina- es retomas el monitoreo de las cadenas de la carne y sobre todo la molinería. Según prometen, trabajarán en reactivar los controles electrónicos sobre ambos sectores -que se han desarticulado casi al punto de desaparecer- para sumarlos a un “tablero de control” que les permitiría realizar una “fiscalización inteligente” de los operadores. Creen que quitar la obligación a muchos sectores de figurar en el RUCA no será un impedimento, pues ellos podrán seguir controlando los diferentes sectores excluidos. aunque reconocen que ahora será mucho más difícil aplicarles sanciones.
En los últimos días, según algunos testimonios, la ex ONCCA retomó algunos operativos a campo en el sector molinero, donde el sector privado pide a gritos este tipo de intervenciones porque la molienda ilegal de trigo ha venido creciendo a niveles alarmantes, poniendo en jaque a la industria bien constituida. Algo parecido sucede en el sector de faena bovina, donde las operaciones en negro crecen a pesar de la supervivencia del sistema de VEP (pagos previos a la faena). Canosa tendrá la misión ahora de ajustar los torniquetes para reanudar el control oficial.
Creer o reventar. Tienen razones para creer muchos que confían en la honestidad de los funcionarios elegidos por Javier Milei. Tienen motivos para descreer los que observamos la impunidad y supervivencia de los funcionarios kirchneristas que han demolido sospechosamente los controles estatales en los últimos años.
La historia se escribe andando.
La permanencia de funcionarios intermedios con fuerte impronta K anticampo es un verdadero problema que el gobierno no ha podido o querido solucionar. Ejemplo de ello es el Senasa que en muchos casos sigue priorizando molestar, sancionar y abrumar con burocracia antes que preocuparse por temas sanitarios.