Luis Graff y Federico Mellinger elaboran en un galpón cercano a Coronel Suárez una linea de cervezas artesanales llamada Moonkey. El logotipo de la empresa es un mono, pero el nombre proviene de la combinación de la traducción del inglés de luna (moon) y llave (key). Sería algo así como “la llave de la luna”.
Esta cervecería es nuestra segunda parada en la visita que realizamos hace unos días a este partido del centro-sur bonaerense, para conocer una serie de emprendimientos vinculados a la producción y el turismo rural. Integran la mayoría de ellos un grupo de Cambio Rural del INTA llamado Las Cortaderas, que busca generar alternativas para retener a la gente viviendo y generando trabajo en esta región. Los socios de Moonkey no forman todavía parte de ese grupo, pero deberían.
Esta sería otra de las tantas fábricas de cerveza artesanal que han aparecido en el país si no fuera por un detalle: a diferencia de las otras, Luis y Federico se han decidido a hacer todo el proceso de elaboración de la popular bebida desde el principio y hasta el final. Es decir, a diferencia del resto de los integrantes de la tribu cervecera, ellos hacen su propia malta a partir de la cebada que produce Luis en un campo de la zona. Para hacer ellos mismos este proceso industrial y no depender de una maltería, incluso han diseñado y fabricado su propia maquinaria.
Mirá la entrevista completa con Luis Graff:
“Es algo que siempre tuve en la cabeza. Traté de replicar de forma casera lo que es el sistema de germinación y de secado. Así fabricamos nuestro propio horno rotativo. La idea es hacer nuestra propia malta base, que es la que se usa en 90% de las recetas, para usar nuestra propia materia prima y bajar los costos de producción. Las maltas especiales las seguimos comprando en malterías como siempre”, nos contó Luis, que se toma todo esto casi como un juego o divertimento. “La idea es seguir aprendiendo”, repite varias veces, aunque suele enseñar todo lo que sabe a otros cerveceros de la región.
Luis es consciente de están haciendo lo que todos dicen que hay que hacer: agregar valor en origen. Pero parece dispuesto siempre a duplicar la apuesta: “Para nosotros sería genial tener un galpón en el mismo campo, pero por el momento estamos acá”. La pequeña planta está ubicada en San José, una de las tres colonias alemanas que escoltan Coronel Suárez.
Los otros dos ingredientes para elaborar cerveza, además de la cebada, son el lúpulo y las levaduras. Estas últimas son ingredientes imposibles de conseguir en el mercado local y hay que comprarlas. Al lúpulo lo traen desde la Patagonia, donde están las principales regiones productivas. Pero Luis y Federico esperan que esto cambie dentro de poco tiempo. En Coronel Suárez hay un productor bastante particular que ya se puso a implantar ese cultivo sobre dos hectáreas. Esa será otra parada de nuestra pequeña gira.
Por estos días, los dos socios de Moonkey están ocupados en llegar hasta el final de la cadena de la cerveza, para completar el círculo perfecto. Estaban a punto de abrir un local en el centro de la ciudad para vender sus productos directamente al público. La otra pata que faltaba comenzó a remediarse: las colonias alemanas se había interrumpido la celebración de la Oktoberfest o tradicional fiesta de la cerveza. Desde 2018 el pueblo San José recuperó la suya. La organizan Luis, Federico y muchos otros “suarveceros”.