Todo el primer semestre del año fue muy bueno para la cría vacuna: los precios no dejaron de subir para el ternero, que registra un incremento interanual de casi 100%, y también mejoró el precio de las vaquillonas preñadas. Al mismo tiempo se redujo la faena de hembras. Según el analista Ignacio Iriarte, en este entorno “se estaba comenzando a producir un cambio de tendencia en el ciclo ganadero, pues al menos habíamos dejado de liquidar”.
Pero la sequía que se ha agravado en las últimas semanas. Junto a la incertidumbre económica -y sobre todo la cambiaria-, la escasez de lluvias podría impactar sobre esta tendencia y modificar las posibilidades de retención que tienen los criadores y también el comercio de hacienda en los próximos meses. Este escenario podría concretarse si las lluvias no aparecen en el momento y en la cantidad mínima necesaria.
“Hoy las variables más importantes siguen siendo la seca, la demanda de China, el valor extraordinario de la cría, que gatilla un cambio de fase del ciclo ganadero, y un elemento más es si las bajas reserva del Banco Central terminará en una devaluación que reforzaría aún más esto de que el novillo de Argentina y de Brasil están bien abajo del precio de sus competidores, como Uruguay y Australia”, resumió Iriarte.
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Con respecto a la situación de la cría, Iriarte consideró que “el impacto de la seca puede ser muy importante, porque ya estamos teniendo deterioro visible del estado corporal de las vacas, ya que este invierno fue seco y con muchas heladas fuertes”. Añadió que además el maíz y el rollo de pasto están aumentando de precio y eso complica la provisión de reservas de parte de los criadores.
“Todo esto compromete el próximo servicio. El destete en 2020 fue el más alto de la historia, pero el que viene va a ser más bajo en 300 o 400 mil terneros. Para 2022 será otra vez más bajo y se puede dar la combinación de que haya menos vacas en general, y además menos vacas preñadas porque cuando se da este tipo de crisis climática suele haber una mortandad importante”, clarificó.
El analista destacó que la cría, hasta aquí, había mejorado sus precios consecuencia de la crisis macroeconómica y por haber entrado en un círculo virtuosos. “Los precios son inesperadamente buenos porque los productores están huyendo del dinero. Estos valores de la cría cambian la rentabilidad del negocio. Esto cambió el enfoque, los vientres ya no se matan y menos preñados, y por eso baja en la faena la presencia de hembras”, explicó.
Y agregó: “Vemos que al criador esto le va a financiar cierta retención, que no es más que recomponer el rodeo. Esto porque está a la vista que continúe la destrucción de la moneda argentina, hay una enorme emisión monetaria que va a seguir para pagar el déficit fiscal y el gasto social. La gente no quiere dinero sino patas”, sostuvo.
Pero si bien esa es la intención del productor, la seca podría modificar el escenario comercial y torcerle el brazo a las ganas de tener más ganado de cría o recría. “Secas como estas nos dicen que vamos a tener más oferta de vacas, menor retención y suponemos que los feedlots van a andar mejor respecto de una desastrosa situación de compra-venta negativa en 20/25%, sin gastos. Eso porque en las condiciones actuales el productor pierde capacidad de maniobra. La seca moderaría las pretensiones del criador y recriador que se vería obligado a vender lotes”, epxlicó el experto ganadero.
En cuanto a la situación de la exportación, Iriarte dijo que los últimos dos años fueron muy buenos y también lo fue el primer semestre de 2020. Pero avisó que en agosto las empresas había entrado en “un rojo moderado, pero rojo al fin” originado en la baja de precios de la Cuota Hilton y porque China “termina comprando mucho pero paga muy poco”.
“China nos dicen: te voy a comprar los volúmenes que jamás soñaste, pero te voy a pagar el menor precio posible. Hoy paga 40% abajo respecto de la primavera pasada, pero asombran los volúmenes. En julio importó 430 mil toneladas de carne de cerdo y a la misma altura del año pasado había comprado 200 mil. De carne vacuna en julio importó 210 mil toneladas, un volumen descomunal”, describió.
Mejoró la demanda de carne vacuna de los argentinos: Se elevó a 54 kilos per cápita en julio
Con relación al consumo interno dijo que “está bien, muy bien” y explicó que “el abastecimiento local cambia según los meses en función de los embarques a China”.
“Por eso en su momento acuñé la frase ´saldo consumible´, pero en julio se ofrecieron 54 kilo por habitante al consumo local que pagó precios mayores a la inflación, lo que es una muestra de fortaleza pese a la descomunal oferta de carne de pollo -que en algunos meses se acerca a los 50 kilos- y la de cerdos, que según cálculos de gente que está en ese negocio llega a los 19/20 kilos”.