La crisis global en el transporte de mercaderías, que comenzó con la pandemia y se agravó con la crisis entre Rusia y Ucrania, también está complicando a los productores y exportadores de cítricos de la Argentina. En esta economía regional además tienen una baja competitividad por las políticas internas: derechos de exportación, burocracia, inflación de costos en pesos y dólares y la ausencia de acuerdos comerciales con otros países.
“En la década pasada exportábamos por año 120/125 mil toneladas de cítricos dulces de nuestra región y ahora no pasamos de las 40 mil toneladas porque perdimos competitividad y no tenemos acuerdos comerciales o tratados de libre comercio con los países compradores”, indicó Gustavo Piloni, quien integra la Cámara de Exportadores de Cítricos del NEA, cuyos socios son todos productores que además incursionan en los mercados.
Según relató Piloni (en la foto junto al ex presidente de Senasa, Carlos Paz), la incertidumbre para este año es alta por los problemas logísticos para todos los productos, pero mucho más para mercaderías perecederas como las frutas.
“Hay menos frecuencia de barcos y pocos contendedores, y los precios del flete son escandalosamente altos, entre 100% y 150% más altos que en 2021. El flete es un componente muy importante, exportamos servicio, costo, flete. La mercadería es lo más importante pero tiene peso secundario en el negocio”, explicó.
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El exportador de cítricos indicó que el flete de un contenedor a Holanda o el Reino Unido, que el año pasado costaba 2.700, dólares hoy vale 7.200, 2 veces y media más caro. “En el caso de Rusia teníamos un costo del pallet de 280 a 300 dólares y hoy estamos 540 dólares”, añadió.
Como el mercado no está dispuesto a absorber más subas del producto el encarecimiento del flete se traduce en un menor valor de la mercadería exportada. “Una caja de mandarinas se vende a Rusia en 8,50/9 dólares FOB, a lo que se suma el costo del flete que es de 3 o 4 dólares. Es muy significativa la incidencia de la logística”.
Esto se da en un contexto de mayor oferta global especialmente de parte de Sudáfrica, que es el país productor con más peso en el negocio y que este año tuvo un incremento de su oferta de 50 mil toneladas.
Para colmo, agregó Piloni, “nosotros no sólo no tenemos tratados de libre comercio sino que además pagamos tasas de 16% para ingresar a algunos mercados, lo que contribuye a que nos vayamos quedando afuera”.
En estas condiciones, el ajuste se produce en el precio que se paga al productor, y que termina significando una parte reducida del valor de la exportación: “El precio de la materia prima es el 20/25% del costo la exportación, el resto es todo servicio, costo, caja, papel, energía, flete interno. En definitiva, exportamos servicio y no fruta que es lo más importante”.