De los yerbales argentinos salieron en 2018 casi 810 millones de kilos de hoja verde, que como cualquier cultivo que recién se cosecha sale del campo con un alto contenido de humedad. Por eso el primer paso para hace un paquete de yerba mate comienza en los secaderos. En total existen 193 secaderos registrados, ubicados en la zona productiva.
Los secaderos son los lugares donde se realiza el sapecado o zapecado de la yerba, que es someter por unos segundos la hoja verde a fuego directo y a un altísimo calor para reducir al mínimo el porcentaje de humedad y lograr hojas crujientes, que luego serán canchadas.
Ver Cómo es el largo proceso para que nosotros podamos tomar un mate
Para mejorar la estructura de secaderos que tiene Misiones está trabajando fuerte el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Este jueves, el directorio de ese ente mixto (lo conforma toda la cadena, más los estados provinciales y el nacional), aprobó un “Programa de Optimización de la Energía en Secaderos de Yerba Mate”. Apunta a conceder apoyo financiero (bueno, 50 lucas) para instalar coberturas, no contaminantes, “de fácil aplicación y de eficiencia probada”, a los tubos secadores o zapecadores. Al parecer, por allí se fuga gran parte de la energía que se consume en el proceso. Con altos costos.
Explicó el INYM que la decisión de financiar estas mejoras “surge tras una investigación de la Universidad Nacional de Misiones (UNAM) que determina que durante el proceso de secado de yerba mate se pierde entre un 20% y 30% de la masa calórica que transita en los zapecadores y tubo posterior por deficiencias en la aislación de las instalaciones de los secaderos”.
“Zapecadores” se escribe usualmente con zeta. ¿Por qué? Porque cuando se exponen los brotes de yerba mate al caluroso proceso de secado en la superficie de las hojas se forman pequeñas ampollas y de allí, se supone que viene la denominación de zapecado, ya que en el idioma guaraní “sa” o “za” significa “ojo”, “peca” o “mbecá”, significa “abrir”. Esta bien entonces. Los lugareños utilizan la Z.
Entonces, volvamos, se pierde mucha energía por las fugas de los tubos zapecadores, lo cual no es muy correcto “cuando el sector yerbatero atraviesa una etapa crítica en lo referente al uso de la biomasa, debido a la disminución de la oferta”. Hay poco para quemar, y sale caro.
Por esa razón el INYM financiará con hasta 50.000 pesos a cada operador que decida recubrir con aislante los tubos zapecadores y/o secadores, pudiendo cada operador solicitar el apoyo para recubrir hasta dos tubos rotatorios por cada planta. Un método probado es el de la cerámica sintética, que “posee una resistencia de hasta 1250 grados centígrados y permite un uso prolongado de aproximadamente 2 a 3 años”, se explica en la Resolución aprobada por el INYM.
Como el tubo zapecador es donde se inicia el proceso de deshidratación de la hoja y palo de yerba mate, “durante el paso del material las temperaturas son extremadamente altas, midiéndose valores cercanos a los 1000 grados centígrados al inicio del proceso con presencia de llama directa y disminuyendo a 250 a 350 grados al final del mismo”, explicó el agrónomo Raúl Escalada, sub gerente del área Técnica del INYM.
Esa gran masa calórica en circulación permanente que transita en los zapecadores y tubo posterior, es significativa del proceso de secanza y es motivo de ajustes permanentes para lograr la optimización energética y neutralización de fugas de calor durante ésta etapa. Pero uno de los espacios donde se pierde energía calórica, es por las paredes del tubo zapecador/secador.
Los operadores secadores interesados en recibir el beneficio pueden consultar los requisitos necesarios y documentacion a presentar en este enlace de la web del INYM.