Limagrain es una de esas historias que nacen en el campo y terminan jugando en la primera liga mundial de los agronegocios. Su origen se remonta a 1965 en Auvernia, Francia, cuando un grupo de agricultores decidió organizarse en una cooperativa para producir y mejorar semillas. Esa base asociativa todavía define a la compañía, que hoy es el cuarto semillero más grande del planeta y un jugador relevante en harinas, ingredientes y panificados industriales.
En su último ejercicio, el grupo alcanza un volumen de negocio de 2.107 millones de euros, al que se suman otros 720 millones de euros en acuerdos con socios estratégicos. Reúne más de 9.300 empleados en 57 países y unos 1.300 agricultores miembros, que son a la vez dueños de la cooperativa. Con presencia en 77 mercados y más del 16% de su facturación invertida en investigación y desarrollo, Limagrain construyó un modelo único que va de la genética vegetal a la panificación industrial.
En 2013 dio un paso clave al comenzar a cotizar en la Bolsa de París a través de su filial Vilmorin & Cie, lo que le permitió ganar visibilidad internacional. Sin embargo, en 2023 decidió retirarse del mercado bursátil y volver a un esquema cerrado de capital, controlado por los propios agricultores. Ese regreso al modelo cooperativo puro fue explicado como una forma de mantener independencia en las decisiones estratégicas y concentrar inversiones en I+D y mercados prioritarios.
Su diversificación le permitió armar varias unidades de negocio. Field Seeds concentra el corazón del negocio con híbridos de maíz, trigo, girasol y colza bajo la marca LG. Vegetable Seeds se dedica a hortalizas y flores. Limagrain Ingredients transforma cereales en harinas, fibras, proteínas vegetales y bases para snacks y panificados. Y la división Jacquet Brossard completa la cadena con panadería y pastelería industrial, desde panes envasados hasta galletitas y productos dulces.
Este mix le da a Limagrain una rareza frente a otros semilleros: combina ciencia de semillas con marcas de consumo masivo.
En los últimos años también reordenó su mapa de negocios. En 2025, junto con la alemana KWS, vendió su participación en AgReliant Genetics, una semillera con sede en Estados Unidos que comercializa marcas como AgriGold, LG Seeds y PRIDE Seeds, al grupo de capitales argentinos Don Mario (GDM). Con esa compra, GDM se quedó con el 100% de AgReliant y se posicionó como uno de los principales jugadores globales en maíz.
Para Limagrain, el movimiento implicó dejar de tener operación directa en ese mercado. La decisión se explicó como una reorientación estratégica para concentrar recursos en regiones y tecnologías prioritarias.
En paralelo, el grupo lanzó su plan Ambition 2030, que fija compromisos en sostenibilidad, biodiversidad, digitalización y eficiencia en el uso de recursos. El objetivo es crecer internacionalmente reduciendo el impacto ambiental y fortaleciendo la relación con los agricultores cooperativistas que sostienen su estructura.
En América Latina, la apuesta se canaliza a través de LG Semillas, con presencia en seis países, y que cuenta con nueve estaciones de investigación y plantas de producción. En la Argentina está desde hace más de una década con base en Pergamino, donde desarrolla programas de desarrollo y ensayos experimentales en distintas regiones.
La semillera Sursem pasó a manos de la francesa Limagrain, que es líder global en trigo
El portafolio local es amplio: híbridos de maíz con tecnologías Viptera 3 (Syngenta) y VT Triple Pro (Bayer), girasoles con tolerancia Clearfield (BASF), variedades de trigo como Bayo, Picazo, Moro o Aryal, y sojas adaptadas a diferentes regiones, como LG 3602 STS, LG 4311 RR, LG 4735 STS y LG 6009 STS.
La llegada a cada productor se da a través de una Red Líder de más de 50 distribuidores exclusivos, que suman presencia territorial y asesoramiento técnico. Ese trabajo de cercanía es lo que explica que, en pocos años, LG se haya consolidado en los principales cultivos extensivos del país.
El modelo cooperativo sigue siendo un rasgo diferencial: los agricultores no sólo son clientes sino también miembros con voz y voto en la estrategia global. Esa impronta atraviesa todas las divisiones, desde Field Seeds hasta la panificación industrial, donde marcas como Jacquet o Brossard terminan de mostrar el recorrido “del campo a la mesa” que propone Limagrain.
En un mercado de semillas dominado por gigantes como Bayer, Syngenta y Corteva, la francesa Limagrain se distingue por mantener un pie en la agroindustria alimentaria y otro en la genética de cultivos. Esa doble condición la convierte en un actor singular y en un ejemplo de cómo una cooperativa de agricultores franceses pudo transformarse en una multinacional con huella en más de 50 países, incluida la Argentina.