El pasado 29 de enero, el Ministerio de Trabajo dictó la Resolución 13/2020, que debía entrar en vigencia ” a los 60 días de su publicación en el Boletín Oficial”. Bueno, ha llegado el momento: las trabajadores que distribuyen la carne vacuna entre los negocios de barrio ya no podrán descargar las medias reses al hombro, como se hizo siempre. A partir de ahora está prohibido.
¡Qué bien que en la Argentina todo funcione de maravillas!
“Establécese que toda manipulación, transporte, distribución, carga y/o descarga de productos cárnicos, cuyo peso sea superior a los 25 kilogramos, que realicen trabajadores y se lleven a cabo en empresas y/o establecimientos dedicados a la faena de ganado, o en su cadena de transporte y distribución mayorista o minorista, se deberá realizar con la asistencia de medios mecánicos adecuados”, estableció aquella resolución de Trabajo que ahora entró en vigencia.
La normativa, a todas luces razonable, apuntaba que “los trabajadores del sector deben manipular y transportar cargas que dado los pesos de los productos promedio -comercialización de la media res por citar un ejemplo-, tornan inconveniente que se realicen en forma manual o sobre los hombros del trabajador”.
¿Entró en vigencia? Solo en teoría, porque en la práctica nadie cree que esto se vaya a implementar rápidamente. Es decir, nadie cree que por ahora vaya a desaparecer la famosa imagen del morocho bajando la media res al hombro hasta la carnicería. Claramente esa debería ser una de las tareas que a partir de este mes quedaron prohibidas, porque una media res puede pesar entre 70 kilos hasta 110 kilos o más, excede por lejos los 25 kilos de carga autorizados por la normativa.
Nadie cree que el gobierno haga cumplir esta norma por ahora, y mucho menos en medio de la cuarentena por el coronavirus, que ha convertido la provisión de carne vacuna en una tarea esencial para evitar el desabastecimiento de alimentos a la sociedad.
Como sea, esta normativa que difícilmente se aplique en los tiempos fijados es otra muestra de la desconexión total que existe entre los diferentes estamentos del Estado que debe definir políticas para el negocio de la carne. Porque mientras Trabajo define prohibir la descarga al hombro de la media res, todavía está pendiente que Agricultura avance hacia la modernización del sistema comercial, apuntalando el cuarteado del animal o la venta en cortes. En medio, Comercio Interior solo pretende controlar los precios al público y la AFIP acorrala a carniceros y frigoríficos buscando solo recaudar un poco más. En el medio, la Ley Federal de Carnes no se actualiza desde hace décadas. Y las provincias y los municipios imponen sus propias reglas.
En enero pasado, la Resolución 13/2020 había sido bien recibida por la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne, ya que “se trata de un reclamo histórico por el que nuestra Federación viene pidiendo hace ya varios gobiernos, y que por fin hoy es tenido en cuenta”, según señaló su secretario general Alberto Fantini. Pero los empresarios se hicieron más los distraídos que otra cosa con su aplicación y casi nadie invirtió en mejores equipos para descargar la media res en los comercios de barrio, a pesar de que la norma habilita a las ART a denucniar ante la Superintendencia de Riesgos de Trabajo a quienes incumplan la resolución.