El IPCVA (Instituto Nacional de Promoción de las Carne Vacuna) difundió su informe mensual con la evolución de los precios de la carne vacuna. Los datos corresponden al mes de junio y dan cuenta de la ineficacia de la restricción impuesta a las exportaciones de carne vacuna, pues en pleno cepo el kilo de carne vacuna en el mercado interno aumentó 7,7% respecto del mes anterior.
La medición del IPCVA -que por primera vez toma el mes completo- fue realizada en Ciudad de Buenos Aires y Conurbano, que es la población objetivo del gobierno nacional de cara a las elecciones. La suba de los precios detectada en este informe privado es muy similar a la que informó el INDEC que mide un set de cortes más reducido. Los precios de la carne, finalmente, más que duplicaron el mes pasado al promedio mensual de inflación informado por el organismo público, que fue de 3,2%.
Nada de lo que el gobierno prometió sucedió en el primer mes completo de restricciones a las ventas al mercado internacional. Dato mata relato. El consumidor argentino castigado por la crisis económica el mes pasado tuvo que pagar la carne con incrementos todavía mayores a los que venía teniendo ese alimento.
El valor promedio en el AMBA según esta medición del IPCVA fue de 719 pesos por kilo, con el mencionado aumento de 7,7% respecto del valor de mayo. La suba interanual se amplió así a 90%, cuando hasta mediados de mayo la suba con relación al mismo mes del año pasado era del 75%.
2376_1626376210_informemensualdepreciosn181 (1)Mientras tanto, las cotizaciones de la hacienda sufrieron el efecto contrario. El valor del novillo de exportación se achicó 10%. Pasó de los casi 4 dólares por kilo que valía antes del cierre anunciado por el presidente Alberto Fernández el 20 de mayo pasado a 3,60 dólares de la actualidad informados por el propio IPCVA. Mientras tanto, los valores en Uruguay y Brasil se elevaron y superan los 4 dólares por kilo en gancho.
En junio también bajó el valor promedio del novillo para consumo, que es el que provee de carne a los propios argentinos. La caída fue de 1% pero la baja es mayor en términos reales, es decir si se considera la inflación. También el consumo liviano perdió terreno más allá de que sus precios el mes pasado no se modificaron.
En tanto, desde la vigencia del cepo exportador las diferentes categorías de vacas bajaron en promedio un 10%, aunque la caída fue un poco mayor para la vaca conserva y manufactura, que antes se destinaba al mercado chino, que era el que absorbía el 75% de las exportaciones argentinas. Por esta baja, la renta de la cría se redujo notablemente y según el analista Diego Ponti la rentabilidad promedio se achicó 20%.
En este contexto, ayer el ministro de la producción Matías Kulfas, y el de Agricultura Luis Basterra, se reunieron con las entidades de la cadena de la carne vacuna. Participaron dirigentes de la Mesa de Enlace con excepción de CRA, que decidió levantarse de las negociaciones. Estuvo también Alberto Fantini, el secretario general de la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne, los referentes del consorcio ABC, de la Mesa de las Carnes y del Consejo Agroindustrial.
La promesa oficial fue que hacia el final de la semana habría novedades respecto de una mayor flexibilización de las exportaciones, pero ya es la segunda o tercera vez que lo prometen. Desde la visión de las entidades del sector privado, sin exportaciones habilitadas no hay plan ganadero posible. Por lo que las negociaciones quedaron trabadas.
Luego de 5 años de tener las exportaciones de carne vacuna abiertas, ya que las últimas restricciones se habían levantado a fines de 2015, el kirchnerismo volvió con la misma receta y los mismos perjuicios sobre la cadena ganadera, poniendo en riesgo el empleo de los trabajadores, la productividad de las industrias que faenan menos y tienen un costo mayor por unidad, y el precio de la hacienda vacuna.
Además se produjo el tan dañino cambio de expectativas que frena inversiones y que incluso puede llegar a modificar el esquema productivo. Sin exportaciones, los ganaderos preferirán producir animales livianos destinados al mercado interno. Esto implica que habría menos kilos por cabeza producida y un mercado local más ofertado. El panorama en estas condiciones no es alentador, y eso se refleja en el valor de la hacienda.