“No soy ningún inventor”, es lo primero que aclara Silvio cuando presenta los productos de su empresa, Arán Tecnologías. Estrictamente, es cierto, no inventa. Pero lo que sí hace es comercializar tecnología de punta para el agro y adaptar máquinas a las nuevas innovaciones. Y en eso, es muy bueno.
Hace 16 años fundó su empresa en Humberto Primo, provincia de Santa Fe, y es reconocido por su extensa trayectoria en la agricultura de precisión. Su trabajo es lograr que los productores sumen confort y automaticen procesos con un catálogo completo de tecnologías digitales, desde pantallas y dirección asistida hasta drones, sistemas satelitales y pulverizadoras inteligentes.
“Nosotros vendemos eso que parece un lujo y termina siendo una necesidad para ser más eficiente, rendir más y aprovechar el tiempo”, explicó Silvio en diálogo con Bichos de Campo, en el marco de la Exposición Rural de San Justo.
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Silvio se considera un vendedor nato desde chico, pero tiene afición por los productos poco comunes. Por eso, además de ofrecer pulverizadoras Caimán, fertilizadoras Invezta o drones DJI Agriculture, Arán tecnologías se dedica a adaptar equipos para mejorar el rendimiento. Silvio dice que tienen la gimnasia necesaria para trabajar con cualquier máquina y se las ingenia para que tengan lo último en innovación.
“Al ver los productos que circulan en el mundo, hemos entendido que podemos copiar el concepto o intentar adaptarlo a nuestra necesidad y a nuestras circunstancias”, señaló. Lo han hecho con sistemas de seguimiento satelital de máquinas agrícolas, ya presente en muchas pulverizadoras del país, o con caudalímetros lácteos para camiones de transporte, pero su caballo de batalla es el de convertir sembradoras mecánicas en eléctricas.
Sí, la tradicional sembradora mecánica de siembra directa, no importa el modelo que sea, puede adaptarse para que, con baterías, cada dosificador funcione de forma independiente y se use la cantidad de semillas justa. El ahorro es el leitmotiv de la agricultura de precisión, y una de las principales razones por las que Silvio es elegido. “Ese es el trabajo más fuerte de Arán Tecnologías”, destacó.
Explicado, el funcionamiento es muy sencillo. “Lo que hacemos es eliminar el tren cinemático, simplificando la sembradora y minimizando el mantenimiento, porque sacamos las partes móviles. Cada dosificador tiene su motor eléctrico, que sabe cuántas semillas por metro debe tirar y se alimenta con un cable a 12 voltios que puede ir al mismo tractor o a una usina pequeña”, explicó el creador de la empresa.
Sobre todo, lo que más se facilita es la regulación de la dosis, que deja de ser mecánica, ya no depende de la caja de cambios de la sembradora o del tractor, y pasa a ser eléctrica. “Es como levantar el volumen en el estéreo de la camioneta”, graficó Silvio, ya que en sus talleres colocan perillas para que el productor lo elija fácilmente.
Eso, además, tiene una ventaja ulterior. Como ya no hay un sólo eje mecánico que une todos los dosificadores, y estos empiezan a ser independientes, puede regularse cada uno por separado. Eso, combinado con tecnología GPS y un software inteligente, permite que se hagan cortes automáticos por surcos o secciones.
“Si tenés que doblar, o esquivar un obstáculo, los motores eléctricos detectan que ya pasaron por esa zona y dejan de tirar semillas para no desperdiciar”, explicó Arán. No es algo accesorio, porque, en el caso del maíz por ejemplo, sembrar más de lo debido tiene efectos ruinosos sobre el rinde.
Por todo eso es que Silvio explica a los productores que “hacer eléctrica una sembradora no es por lujo nomás, sino para ser competitivos”, y ha tenido éxito en eso. Por su especialidad, tiene un termómetro clave, que es el de la incorporación de tecnología en el agro, y ratifica que los productores son muy permeables a tener lo último en innovación.
“Hay productores devenidos empresarios que están constantemente poniéndonos a prueba porque todo el tiempo piden lo más nuevo”, señaló. Desde ya que conviven con los que aún prefieren hacerlo a su manera y de forma artesanal, pero Arán considera que el efecto contagio es muy importante, más aún si lo que se juega es la eficiencia en un ámbito competitivo. “Si no te subís a tiempo tus colegas se convierten en amenaza”, aseguró.
La competencia es también intensa para Silvio. Todo el tiempo nacen nuevas empresas e ingresan productos nuevos de afuera, lo que se suma a la tendencia de las grandes marcas a homologar sus máquinas para que el productor no migre. Aún así, ha encontrado su nicho y ha sabido crecer, hasta tal punto que recientemente abrió una nueva sucursal en Rafaela y vende de forma online con entrega inmediata a todo el país.
Para Arán Tecnologías, el servicio personalizado es una etapa clave. No solamente como estrategia de marketing, sino, además, por necesidad. Como cada máquina y casa caso es distinto, el departamento técnico hace un trabajo artesanal en cada adaptación.
“En algunas sembradoras, por ejemplo, el tubo de bajada que viene con el dosificador neumático es muy corto y no llega hasta abajo. Hemos tenido que salir a hacer pruebas y homologar tubos de marcas nacionales”, explicó Silvio. En términos de costos y de expansión, eso es un obstáculo importante para la empresa.
-¿Cuánto falta para que todas las sembradoras sean eléctricas?
-Falta un montón. Debe haber solamente un 3% en el país, y por eso nosotros tenemos un nuevo desafío todos los días, porque siempre sucede algo. O aparece una marca nueva, o cierra la importación de un determinado producto y no te permite hacer una máquina en serie. En Argentina, eso pasa todo el tiempo.
-¿Eso es lo que no les permite estandarizar?
-Exacto. Puede haber dos sembradoras del mismo año, con el mismo nombre, mismas características, y que tengan componentes distintos. Tenemos que ver cada máquina y analizar cada caso, no podemos tener un soporte listo y aplicarlo o venderlo directamente. Si bien hay una estandarización muy alta, hay muchos altibajos. Por suerte, es un proceso que ya tenemos aceitado porque hemos hecho más de 50 reformas en sembradoras, entonces tenemos una gimnasia y le buscamos la vuelta.