En Bichos de Campo vamos a empezar con esta nueva sección, que se denomina “Preguntas sin respuesta”.
Nos encantaría poner como título lo que se nos contesta desde los organismos correspondientes a los interrogantes que surgen en nuestra tarea periodística. Pero como cada vez más se hace costumbre de los funcionarios no responder a las preguntas de los periodistas, éstas quedan sin resolver. Y eso es una verdadera picardía, sobre todo en una república que cumplió 40 años de democracia y se presume civilizada.
Nos parece oportuno entonces exponer las preguntas que quedan abiertas, como modo de que los servidores públicos no se acostumbren a aquello de que la mejor respuesta es el silencio, total los temas pasan rápido y la gente se olvida.
Con esta sección, al menos la pregunta queda planteada, escrita. Los funcionarios la pueden responder cuando quieran. Y si no alguna otra persona la podrá retomar si considera que hace falta. Para volver a formularla.
La pregunta sin respuesta en esta ocasión es: ¿Qué decidió hacer el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, con un empleado jerárquico que al parecer prestaba servicio de los dos lados del mostrador?
El 1 de abril, hace más de dos semanas, Bichos de Campo publicó sobre la confusa situación del coordinador de matriculación e inspecciones de la estratégica oficina en Rosario de la ex ONCCA (La Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario), Alejandro Agustín López, quien ingresó a trabajar en la ex Secretaría de Agricultura en tiempos de Ricardo Echegaray y se desempeña actualmente -el menos en los últimos listados oficiales- de una alta categoría A2, de las mejores pagas, al amparo del Decreto 1421/02, el régimen vulgarmente denominado Artículo 9 de la Ley Marco.
El empleado estatal atiende desde la pandemia el trabajo de la delegación rosario desde su domicilio en Casilda, ya que dicha oficina fue cerrada para ahorrar gastos.
Allí López, además de integrar la conducción del club de golf local, tiene una segunda ocupación. Declara formar parte como socio de uno de los estudios contables y jurídicos de mayor reputación en la ciudad de Casilda, el estudio Prlender, que asesora a diferentes empresas de la zona, la mayoría de ellas vinculadas con la producción y el comercio de productos agropecuarios. En su página web figuran firmas de gran peso, como Aceitera Chabas SA y Agricultores Federados Argentinos (AFA). El estudio pertenece a su suegro y allí se desempeña también su esposa.
El abogado López, en la página de Prlender, es presentado como parte del staff de profesionales que atiende los asuntos de los clientes de ese estudio. El mismo asume esa doble posición en su página de Linkedin, la red laboral, aunque modificó las fechas para informar que esa incompatibilidad duró solo hasta agosto de 2023.
Según pudimos averiguar, el funcionario de Agricultura pudo mantener ese doble estatus, que a todas luces sería incompatible según todas las normas sobre ética pública, por su sólida relación con el ex director de la DNCCA, Luciano Zarich, y su coordinador general, Gerónimo Sarría, quien sigue asesorando a la actual gestión aún luego del cambio de gobierno y también es amante del golf.
Bichos de Campo preguntó a los voceros formales del secretario Vilella sobre esta situación al parecer irregular el 4 de abril, tres días después de la publicación. Sin respuesta, repitió la pregunta el 5 de abril y también lo volvió a hacer la semana pasada en un par de ocasiones. No tuvimos resultado.
Vilella podría haber respondido lo que quisiera, incluso que no le parece mal la superposición de tareas. También podría haber removido al funcionario en cuestión, o sencillamente quitarle responsabilidades. Pero no contestó nada. Es como si pensara que no tiene ninguna obligación de responder. Pero debería.
Ese es el problema. Los funcionarios del Estado se creen cada vez con más derecho de no contestar, incluso si las preguntas -como en este caso- están bien fundamentadas. Esta situación se ve favorecida por la prédica constante del presidente Javier Milei -y otros ex mandatarios- en contra de los “periodistas ensobrados” y supuestas “operaciones de prensa”.
Por eso decidimos inaugurar esta sección, que repetiremos todas las veces que haga falta y con todos los funcionarios que elijan el camino del silencio, que solo refleja un desprecio profundo a la tarea del periodismo profesional y al derecho de todos los ciudadanos a tener acceso a la información pública.