En la Facultad de Agronomía de a Universidad de Buenos Aires (FAUBA) ya no se estudia solamente para ser un ingeniero agrónomo. Hay más de diez ramas distintas, entre carreras de grado y tecnicaturas. Se puede estudiar desde Ciencias Ambientales a Gestión en Agroalimentos, e incluso hay un capítulo dedicado a la Producción Vegetal Orgánica. En este entorno cada vez más diversos se creó en 2011 la llamada CALISA, que es la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria.
El ingeniero agrónomo Carlos Carballo, uno de los creadores y coordinadores de la CALISA, dialogó con Bichos de Campo repasando los conceptos que se discuten en la cátedra a la que se puede asistir libremente, sin necesidad de ser alumno de currícula de la Facultad:
Carballo repasa que el modelo de agronegocios vigente con mucha fuerza desde hace más de veinte años en la región pampeana ha ido enfrentando crecientes dificultades, tanto técnicas como sociales. Aparecieron las malezas resistentes y se empobrecieron los suelos. Y en el medio, no se solucionó el problema del hambre y la pobreza en un país que produce alimentos para 440 millones de personas, diez argentinas unidas.
Según esta visión, ese modelo en decadencia privilegió la generación de divisas para grupos concentrados produciendo commodities en grandes escalas.
-¿Cómo es posible que hablemos de soberanía alimentaria en un país productor de alimentos?- le preguntamos a Carballo.
-Eso es lo más paradigmático, que si bien somos ‘el granero del mundo’ desde principios del siglo XX, existen problemas alimentarios en el 30% de la población- reflexionó.
En estos años, desde CALISA vienen realizando actividades de extensión, de docencia, de investigación, de formación, de armado y acompañamiento de proyectos, y es parte de una red nacional de 34 cátedras de soberanía alimentaria.
Su principal bandera es la promoción de la llamada producción agroecológica, que además de producir sin agroquímicos ni transgénicos (como los orgánicos), no pone el foco en la exportación de sus productos sino el el valor nutricional de los alimentos para el mercado interno. También promueven la vida en el campo, el arraigo rural y la mejora en la salud de la población local. Eso hace que los cultivos producidos sean los que se dan en la zona, para mercados de cercanía. No buscan producir el commoditie para los mercados internacionales.
Carballo señaló que para apuntalar estos emprendimientos además deben darse políticas que apunten a un consumo más sano, ya que gran parte de los problemas, ademas de la falta de distribución de alimentos, es la publicidad sobre el consumo de alimentos insalubres programadas por grandes compañías internacionales.
La pregunta es : Pueden producir alimentos para vender al mismo precio mayorista que los alimentos comunes?
Porque lo que veo es, o que son más caros, o que desarrollan vías directas de comercialización, aptas para minorías concientizadas, pero impracticables para el gran público, el que no podría pagar un sobreprecio en el supermercado o en el chino