Si la imagen de un productor de 9 de Julio arrojando al piso unos 2.000 litros de leche porque no podía sacarla por el mal estado de los caminos rurales, que están inundados desde hace meses, ya horrorizó a mucha gente esta semana, el cierre de un gran tambo en el partido vecino de Carlos Casares, que daba empleo a 22 personas, debería provocar conmoción.
Está sucediendo estos días con el establecimiento lechero de Matías Santa María, que tenía más de 900 vacas en ordeñe y que ahora está desarmando todo, porque “colapsaron” los accesos cercanos a Ordoqui, pueblo del cual era el principal sostén económico.
Pero parece difícil que conmueva a alguien la situación terminal de este tambo de gran tamaño, que está achicando la cantidad de vacas de forma violenta y se quedará solo con 400 lecheras, pero que mudará a otro campo en Bolívar, fuera del partido, dejando a parte de su gente sin trabajo. Es que Matías ya intentó conmover a las autoridades de Carlos Casares el 12 de mayo pasado, cuando junto a otros vecinos afectados por el avance de las aguas se movilizó a la plaza central de esa localidad., frente al municipio
Allí, al hablar en público, el productor ya había advertido que todo estaba en peligro porque los caminos estaban intransitables y no se podía ingresar con alimento para los animales. Sacar la leche era una proeza. Y otro tanto sucedía con la gente, que llegaba a trabajar a pie o sobre caballo.
“Ahora la situación directamente colapsó”, contó ahora Santa María a una de sus colegas productores en esa zona, Andrea Passerini, quien lo había convencido en ese acto de mayo de movilizarse y exponer su caso. “Recen para que no llueva”, fue la desafortunada frase que usó el intendente Daniel Stadnick en una reunión mantenida tras esa protestas, donde también reclamó a los productores que siguieran pagando la tasa vial. Inconmovible, el político local no hizo mucho más que recaudar ese dinero para arreglar los caminos y destinarlo a cualquier otras cosa en los meses que siguieron, hasta este triste desenlace.
Según el relato de Passerini, que también viene achicando la cantidad de vacas de su tambo familiar pero todavía aguanta y se resiste al cierre, en el caso de Santa María la decisión de desarmar -al menos temporalmente- ese tambo de casi mil vacas se tomó hace un par de semanas. Unas 200 vacas se “secaron” de urgencia, en tanto que se apuraba la reconstrucción de un viejo tambo en desuso ubicado en Bolívar para trasladar otras 400 lecheras. Con el resto, el productor está buscando opciones para no desprenderse de todas ellas.
Como sea, la postal que deja la gran inundación en Casares y los partidos vecinos, más la inmovilidad de los actores políticos (que han decidido casi omitir el problema, como si dejara de existir si lo quitan de sus discursos), es la de un tambo menos en esa zona, y la potencial pérdida de puestos de trabajo en un pueblo cercano por las aguas, donde no hay otras opciones.
En la picota, ahora, no solo está el tambo de Passerini, quien viene de ser coordinadora de Lechería en Carbap y se lanzó ahora a competir electoralmente en la 4° sección electoral por el nuevo partido Potencia BA de María Eugenia talerico, junto a otros productores agropecuarios desencantados de la política tradicional. También están tecleando otros dos establecimientos lecheros de gran envergadura de la zona afectada, que ya ni siquiera pueden ingresar el balanceado para sus vacas lecheras y sobreviven con producciones bajísimas de solo 13 litros diarios por cada una de ellas, entre el barro y mal alimentadas.
“Si acá si no traen toneladas de piedra y hacen alcantarilla nos quedamos todos colgados del pincel con las primeras lluvias de primavera. Hoy cayó un tambo grande, pero si nada cambia seguimos nosotros”, dijo la productora, que comparte la angustia con dos otras empresas lecheras, que son Medialuna y Jala.
En diálogo con Radio Perfil, la productora evitó mezclar esta crisis con la política, pero resulta inevitable. “En realidad el barro en el que hemos estado metidos desde marzo, cuando comenzó la inundación, es peor que el otro barro de la política, yo no sé qué me da más miedo”, ironizó.
Y relató: “Hace cuatro meses y medio estábamos ahí enfrente en la plaza principal de Carlos Casares denunciando, pidiendo, rogando a las autoridades. Todavía estábamos a tiempo, aunque el agua avanzaba, porque la inundación estaba muy plantada. Ayer hicimos el lanzamiento aquí de Potencia BA y pude contar, porque Matías me autorizó a hacerlo públicamente, que está cerrando el tambo de 900 y pico de vacas en ordeñe que tiene en el extremo sur de Casares”.
“Matías, cuando fue a hablar a la plaza es porque yo le pedí por favor, vení, habla y mostrá y explica tu situación. Porque él y su hermano están ahí en el medio del barro trabajando y tratando de salvar el tambo. Pero no pudieron y se van con 400 vacas a otro que están arreglando, un tambo viejo abandonado que está en otro partido, en Bolívar. Eran 22 puestos de trabajo directos de acá de Casares”, describió.
-¿Cómo vinculás esta crisis con tu ingreso a la política?- le preguntaron a la flamante candidata a senadora provincial.
“A mí me preguntan por qué estás acá, y la respuesta la tenés ahí, en el ejemplo de Matías y muchos otros. Esta situación es un símbolo del federalismo roto, lo que le pasó a este tambo enorme, un tambo de 900 vacas, el doble que el mío. Entonces todo lo que uno ha hecho a lo largo de la vida no alcanzó para nada. El sistema de incentivos, de premios y castigos, está todo dado vuelta, porque el federalismo está roto, no sólo del gobierno central federal hacia las provincias. También está roto desde La Plata hacia los municipios y también hacia el interior de los municipios.
Passerini, que ya le ganó varios juicios a la Municipalidad de Carlos Casares para que informe el destino y cumpla con el uso debido de los fondos que recauda por diferentes tasas, especialmente la Vial que debería ser destinada al arreglo de los caminos, explicó: “Yo hago esto porque decido, elijo, tener esperanza. Justamente por esta situación yo acepto este desafío, porque la única manera, esto es algo muy personal, que encuentro la manera de escaparle a la angustia, a la tristeza, a la bronca y a la desazón es hacer algo diferente y sentir que hago algo más”.