La inflación no da tregua. En agosto fue de 7% y en los últimos doce meses el acumulado es de casi 79%.
Pero eso últimamente no se refleja en el precio de la carne vacuna ni de la hacienda. Los grandes medios no hablan del tema como cuando sube la carne, pero tampoco los dirigentes del propio sector se refieren a las pérdidas de los ganaderos.
Las cuentas de la Cámara de Feedlot indican que la foto a inicios de este mes implicaba una pérdida de 2.000 pesos antes de impuestos, gastos comerciales y sin contar con el costo financiero del dinero. Hoy cualquier plazo fijo paga 70% anual de tasa.
La cuestión es que, según el informe del IPCVA sobre los precios de la carne, la suba en agosto fue de apenas 1,2% en el promedio de los cortes, muy por debajo de la inflación del mes pasado medida por el Indec. Un incremento similar fue el registrado por el organismo público.
En tanto, entre septiembre de 2021 y agosto de 2022 la carne vacuna subió en los mostradores el 64%, cuando ese mismo retraso también se refleja en los valores del ganado.
El pollo, en cambio, subió un 3,6% en agosto pasado, y respecto de igual mes de 2021 lo hizo nada menos que 94%. El pechito de cerdo, representando a la carne porcina, trepó nada menos que 8,9% en el último mes, y 78% en los últimos doce meses.
El que pasó fue el segundo mes sin cambios significativos en el precio de la carne vacuna y la pérdida contra la suba promedio de la economía es de 15 puntos porcentuales.
La alta oferta de la hacienda que tiene como destino el consumo doméstico conspira contra cualquier reacomodamiento de los precios. El mes pasado la faena aumentó 6%, pero la de novillos lo hizo un 8%, la de novillitos 9% y la de vaquillonas 15%. Son las categorías que más consumen los argentinos.
En los últimos doce meses, los precios de categoría como el novillo y novillito que, tienen como destino el consumo doméstico, aumentaron 65% mientras que las vaquillonas -que son de las más ofertadas en esta época del año por parte de los feedlot- subieron solo 60%.
La excepción es la categoría de vacas que gracias a la demanda de China tiene una variación en el año de 84%, aunque en las últimas semana la suba se frenó porque se pinchó la demanda de ese país debido a su crisis económica y la devaluación de su moneda.
Cae en términos reales el precio del producto final de la cadena vacuna y también el de la hacienda lo que habla de la pérdida del poder de compra de la demanda interna, ya que un kilo de carne cuesta más de 1.000 pesos, uno de cerdos 800 pesos en promedio y el pollo entero 365.
De acuerdo a la medición del IPCVA, la relación pollo asado es de 3 a 1, y se ubica dentro de los promedios históricos pero es la más baja en 4 años.
A nadie le conviene ni quiere que haya pobreza y mucho menos en los niveles altos que tiene la Argentina, pero sin dudas el sector avícola se ve beneficiado por la crisis social del país ya que gran parte de la población que ya no accede a la carne vacuna y le cuesta incluso comprar carne de cerdos se lleva la de pollo que es mucho más económica.